La Habana: poner corazón y vida a los barrios (+ fotos y video)

Cuando a Gerardo Hernández Nordelo se le pregunta por los barrios vulnerables, deja a un lado la visión de quien es hoy el coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y evoca su niñez y adolescencia en su natal Arroyo Naranjo para recordar los momentos en que, cerca del estadio Ciro Frías donde hacía Educación Física, existían unos edificios que todos conocían como los de Pastorita.

Siempre pensé que Pastorita había sido un arquitecto famoso, pero luego tuve el honor de  intercambiar correspondencia con la verdadera Pastorita durante el tiempo que estuve en prisión: ella tuvo a su cargo la misión de la Revolución, en su primer año, de construir viviendas asequibles para personas pobres de diversos lugares a lo largo y ancho de la geografía cubana, muchos de ellos en barrios desfavorecidos y vulnerables, comentó a la Agencia Cubana de Noticias.

Eso da la medida, según Hernández Nordelo, de que el esfuerzo de la Revolución por dar cumplimiento a ese aspecto del Programa del Moncada comenzó desde el propio 1959, momento en el que también empezaron las acciones para asfixiar a nuestro país, por someter a nuestro pueblo.


La Güinera de la que hoy tanto se habla, en su tiempo era un barrio de extremada pobreza y  marginal donde se trabajó muchísimo y llegó a ser un ejemplo de lo que puede hacer un movimiento popular como el de las microbrigadas;  sin embargo, en la actualidad esos edificios que se construyeron necesitan reparación en medio de las dificultades que vivimos y del bloqueo de Estados Unidos que se ha ido recrudeciendo, precisó el Héroe de la República de Cuba.

Dijo que en esencia el trabajo en los barrios, en mayor o menor medida, ha existido siempre en dependencia de los recursos de que se disponga y cuesta esfuerzos extraordinarios.

Cada vez se suman más comunidades a lo largo y ancho en el territorio nacional en los que se decide emprender algún tipo de acción, y en muchos se han iniciado esas obras, pero las necesidades son mayores que el ritmo con que se lleva a cabo esta labor, acotó.

Hernández Nordelo puntualizó que las problemáticas del momento son diversas: hemos estado en provincias donde la situación fundamental son las coberturas de los techos, a las cuales se les cambian las  tradicionales tejas en mal estado, la madera o el papel de techo.

A ello se suman la necesidad de viales, de lugares de recreación, el acercamiento de los servicios de una farmacia, una panadería y las bodegas, entre otras dificultades, pero para el dirigente cederista la cuestión más apremiante para la población es la vivienda.

Poner los recursos donde más se necesiten

La disponibilidad de recursos constituye hoy día el principal obstáculo para emprender la rehabilitación de inmuebles en barrios y comunidades vulnerables en la mayor de las Antillas, pues su adquisición pasa, necesariamente, por la situación económica que este archipiélago caribeño enfrenta tras las crisis generada por la pandemia de la COVID-19 e intensificada por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos.

En ese sentido, Hernández Nordelo expresó que una idea primordial a tener en cuenta apunta a la importancia de la participación y el control popular: no se trata simplemente de una intervención nuestra en los barrios, sino de sumar también a la comunidad, a los vecinos para hacerlos formar parte de la transformación de su entorno.


Puede que haya un lugar donde los recursos limitados que existen se destinen para construir un parque, pero si los habitantes no tienen al parque entre sus prioridades porque quieren que arreglen la bodega, la farmacia o un puente en mal estado que los afecta, debemos contar con ellos, pues conocen su situación mejor que nadie y, en consecuencia, procede poner lo poco material que tenemos  sobre la base de esas necesidades específicas, aseveró.

La dirección de la nación, apuntó el también diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, insiste en que una vez iniciados los trabajos en esas zonas vulnerables, es la propia comunidad quien debe velar por la gestión adecuada de los recursos y por la calidad con que se realizan y acaban las inversiones.

Una realidad latente: los asentamientos

El 3 de junio de 2022, en el Occidente de Cuba se produjeron intensas lluvias con acumulados significativos que dejaron un saldo de inundaciones, interrupciones eléctricas e incomunicaron poblados en algunos territorios.

Desde la capital se presenciaron caídas de puentes como sucedió en la zona de La Polar; y más de 100 derrumbes, entre otras afectaciones lamentables en los barrios vulnerables de La Escalera, El Fanguito, El Callejón de Andrade, La Timba e Indaya.

Tras esa situación hidrometeorológica, no son pocos los esfuerzos del Partido y el Gobierno capitalinos por aminorar las problemáticas que salieron entonces a flote o se intensificaron en la urbe, de las cuales quedaron desfavorecidos, principalmente, los residentes en esos sitios en rehabilitación.

Muchos de los damnificados, al decir de Hernández Nordelo, son personas que establecieron su “vivienda” en un lugar que no estaba acondicionado para ello, por tanto reclaman la ausencia de alcantarillado y agua potable, entre otros servicios básicos para la vida.

Las autoridades habaneras decidieron emprender un plan de atención diferenciado con esas comunidades afectadas, que incluye la construcción de alrededor de 107 viviendas para la población de El Fanguito, por solo mencionar un caso.

Los habitantes de esas áreas, cuyos lugares de residencia no pueden llamarse propiamente casas, merecen una vivienda digna. El Estado y las instituciones son los responsables de sacar a esas personas del peligro y la precariedad en que moran ilegalmente en algunos espacios de La Habana, afirmó en una ocasión Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la capital.

Hernández Nordelo sentenció que en la actualidad estos asentamientos poblacionales son una realidad, pero en función de erradicarlos, aunque no se realice al ritmo esperado, también participa la mayor organización de masas del país de la cual es su coordinador a escala nacional.

Contar con los CDR… ¡ siempre !

La experiencia de haber participado con los CDR en ese tipo de localidades nos ha permitido conocer a personas que reconstruyen su vivienda sin abandonarla, otras a las que se les pide permanecer en casa de un amigo o un familiar mientras se trabaja en la suya, y determinados casos en las cuales el Estado ha requerido que se alberguen por un determinado período de tiempo, indicó.

Nosotros apoyamos todas las medidas que la Revolución implemente con el esfuerzo extraordinario que se hace para revertir esta situación y aunque no tenemos recursos, no arreglamos casas, ni construimos calles, jugamos un papel esencial en la supervisión popular para que los trabajos se hagan con la calidad requerida y que los recursos se empleen de la manera prevista, detalló.

Hemos estado en sitios donde presenciamos el malgasto de los materiales y eso denota la falta de control popular que hubo sobre ellos, por lo cual le insistimos a todos los cederistas sobre la importancia de su participación en la solución de los problemas y en la toma de decisiones, así como apoyar a los factores de la comunidad, las organizaciones y el poder popular que tienen en sus manos los recursos propiamente.

Es necesario que la gente sepa que los CDR no están por gusto, sino para representar a los vecinos y velar por sus inquietudes, ratificó. (ACN. Fotos de esta agencia y del periódico Trabajadores)


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