Foto: Cortesía del entrevistado. |
El académico e investigador Orlando Terré Camacho, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial, de la Organización para la Educación, Estimulación y el Desarrollo Infantil, y de la Fundación Infanciar, entre otras importantes labores, es una de las voces más autorizadas sobre el tema de la Educación inclusiva. Según sus propias palabras su misión “no es económica… ni para que dios me dé un lugar en el cielo. Es por amor”.
Cuenta que en una ocasión leyó una nota de Casa de las Américas, en la cual se mencionaba el trabajo comunitario realizado en su biblioteca Roberto Fernández Retamar. “Me dirijo a la biblioteca y pregunté cuál era ese trabajo. Allí conversé con Rosa Marina González Valdés, directora de esa institución y de la biblioteca José Antonio Echeverría, quien me explicó sobre la labor que realizan con niños y niñas de la enseñanza general. Y ahí me percato que no había participación de las personas en condición o situación de discapacidad”.
Esta fue la génesis de una maravillosa idea para dar un paso más hacia la inclusión con un taller de creación y lectura que se realizará a partir del 15 de julio próximo con escuelas de la comunidad, y niños y niñas con necesidades educativas especiales.
En un intercambio con Tribuna de La Habana, Terré Camacho, con la sensibilidad y la entrega que lo caracteriza, comenta: “Recién comienzo el proyecto. He logrado que la biblioteca abra sus puertas, que los expertos ayuden voluntariamente, y que una empresa privada colabore. También he logrado que la escuela aporte el potencial de sus niños. Lo haremos poco a poco,… al menos que sea una experiencia feliz, que pretendemos quede como una realidad de buenas prácticas”.
-¿Quiénes participan en el proyecto?
-El taller es organizado por la biblioteca Roberto Fernández Retamar de Casa de las Américas y asesorado por la Cátedra Internacional Infanciar, Método Neuropoint, y el Equipo de Atención integral del Neurodesarrollo del Hospital Borrás-Marfán. Contamos con un equipo de facilitadores integrado por psicólogos, educadores, neurólogos y especialistas de la biblioteca. También participa con nosotros el Proyecto de Desarrollo Local Kriño de Matanzas.
“Sabemos que el niño aprende con ayuda de otro más capaz; eso es teoría científica. Por eso la experiencia comienza con 25 participantes, entre ellos, estudiantes de las escuelas aledañas a la biblioteca, y niñas y niños con necesidades específicas en su desarrollo, lo que incluye cinco familias con niños pequeños atendidos en el Borrás, y 10 niños y adolescentes nuestros, atendidos por otros especialistas”.
-¿Cuál es su objetivo?
- Es un proyecto de carácter infanto-juvenil, accesible e inclusivo, que en un inicio tiene como propósito que infantes, en edades comprendidas entre tres y 12 años, intercambien en el ejercicio del saber. En el taller se construirán libros de cuentos a partir de la imaginación y creación de niñas y niños. Se debe aprovechar las posibilidades de la lectura oral y la elaboración de estrategias para la escritura, a través de trazos y con el uso de recursos didácticos que favorecerá las potencialidades y la inteligencia de los participantes, sin medir el rango de posibilidades... todo niño es un potencial único de su propio desarrollo, estimular sus potencialidades es una necesidad que garantiza el éxito, en un marco de felicidad.
“El proyecto tiene previsto mantener una sistematicidad para lograr los objetivos propuestos. Tiene un enfoque de ayudar a ayudar, así les preciso; los libros que se diseñen no se quedarán en la biblioteca, sino que serán para los niños ingresados en el Oncológico y hospitales pediátricos de la ciudad.
“Destaco que durante el proceso de trabajo de los niños y niñas en el taller, las familias asistentes recibirán charlas que los ayuden a gestar procesos de acompañamiento de sus hijos e hijas.
“Esta sería una primera experiencia, que ya ha sido organizada previamente con talleres metodológicos dirigidos a los especialistas que van a participar. Pero la idea es que la biblioteca comience a atender personas con necesidades de cualquier tipo.
“Es una experiencia de amor y compromiso. Es una alianza que habla de lo que es posible por el bien de otros y de nosotros mismos. Gracias a los que se unen para seguir el camino de la ciencia, el amor, el acompañamiento y el apoyo”.
Este proyecto podría ser un comienzo hacia nuevos caminos por una real inclusión. Experiencias como esta son válidas y muy necesarias, y deberían motivar la creación de espacios similares en la ciudad y en el país, que incluya además a personas en situación de discapacidad sin límites de edad, que tanto necesitan del apoyo de la comunidad para potenciar su desarrollo y tener una vida más plena y feliz. (Tribuna de La Habana)