El bichón habanero es la única raza canina de origen cubano y de las más llamativas de la exposición canina internacional, que concluye este domingo en las áreas exteriores del Complejo Recreativo La Giraldilla, en el municipio capitalino de La Lisa.
La Federación Cinológica de Cuba (FCC) es la promotora del encuentro en el que intervienen criadores de más de 215 perros de 33 razas y lo tiene muy en cuenta porque últimamente se le ve poco y todavía hay quien lo confunde por su parecido con el blanquito de La Habana o el maltés.
A diferencia del poodle y a semejanza del blanquito, no es cuadrado, sino que su cuerpo -que no excede los 30 centímetros de altura a la cruz, entendida como el punto más alto de sus omóplatos- es más largo que alto.
Está cubierto de una profusa capa de largo y suave pelo ondulado, argumentan especialistas en la materia.
Puede tener cualquier color o combinado, explican, aunque los más frecuentes son el marfil y el canela claro, cuyo origen data de una gran variedad de antecedentes, uno de los cuales revela que perteneció a la aristocracia colonial hasta comienzos del siglo XX, cuando entra en acción la neocolonización de Estados Unidos.
Uno de los actos enajenantes de su sistema de denominación se reflejó también en ese sector, donde impusieron el chihuahua, el pomerania, el splitz o el pequinés, a pesar de lo cual el cubanito se convirtió en el juguete predilecto de la familia criolla.
El bichón habanero se caracteriza por ser muy despierto y en extremo cariñoso, voluntarioso, juguetón y atento, pendiente de las intenciones de su dueño, y participa con mucho entusiasmo en las actividades de la familia.
Lleva la cola siempre erguida sobre la grupa en forma de penacho y sobre los ojos una cortina de pelo que le protege de los intensos rayos solares del trópico, aunque por error hay quien lo trasquila a pesar de que su melena le sirve de resguardo. (Fuente: ACN)
Artículo relacionado: