El mayor Jorge Alexei Silva, jefe del Comando de Bomberos del municipio del Cerro, en La Habana, fue uno de esos héroes cubanos que enfrentaron el incendio de grandes proporciones ocurrido el 5 de agosto último en la base de supertanqueros de Matanzas, tres meses después de ser parte de los rescatistas cuando el siniestro por escape de gas en el hotel Saratoga, de la capital cubana.
“Uno de los momentos más aterradores fue cuando la última explosión; tuvimos que salir por un muelle. La decisión de la jefatura fue salir por un muelle hasta una de las plataformas. Allí nos recogió uno de los remolcadores y nos llevó hacia el otro muelle para esperar a que bajara la intensidad de las llamas y volver a partir (…)", recuerda el joven.
Hacía casi 72 horas que el siniestro se había desatado, por lo que
estaba ansioso por partir hacia la zona del desastre, a casi un centenar de
kilómetros al este de La Habana.
Por fin le llegó la orden para incorporarse
a la heroica fuerza que combatía el fuego.
Por vez primera, este oficial del
Ministerio del Interior enfrentaba, junto a tantos, las apocalípticas llamas
que, sin precedentes en Cuba, devoraban aquella zona industrial.
Padre de dos hijos, este valeroso joven agradeció la solidaridad de Venezuela y México.
Con mi familia en la mente, me dije que no podía amilanarme; tenía que acopiar fuerzas y seguir adelante. El incendio no podía ser más fuerte que nosotros, porque estábamos bien preparados, sentenció.
Al recordar a compañeros caídos,
sus ojos se tornan con un brillo desde lo más profundo del alma, con una mezcla
de dolor y admiración:
“Perdimos compañeros valiosos, jóvenes que dejaron una gran familia. Decir lo que sentimos está de más. Están bien grabados en el corazón de todos.”
Pueden las llamas reducir a cenizas tanques de petróleo, pero no al amor, la pasión, el coraje, la virtud humana ni la solidaridad, distinciones permanentes de bomberos héroes que, como Jorge Alexei, exhiben como escudo ante la mayor de las contingencias. (Alberto Riesgo)