La espiritualidad, sinónimo de vida, afirma Graziella Pogolotti


 Etérea, flexible y resistente como hilo de acero, amalgama de factores objetivos y subjetivos, del yo y el nosotros, la espiritualidad es la residencia del alma, sinónimo de vida, núcleo generador del sentido de la existencia, de nuestra identidad y de nuestros valores, afirma Graziella Pogolotti, quien ostenta la Orden Nacional José Martí, máxima condecoración que concede el Estado cubano.

En su artículo Claves de identidad, que publicó este fin de semana en el periódico Juventud Rebelde, la intelectual cubana expresa que “Los trágicos accidentes ocurridos en los últimos meses -como el del hotel Saratoga y el de la base desupertanqueros de Matanzas- incitan a reflexionar acerca de lo que somos”.

Para Pogolotti, ello significa, en sus propias palabras: “vale decir, a hurgar en el complejo entramado de factores que ha conformado el perfil de nuestra identidad, inscrita en el ámbito intangible de la espiritualidad”.

“Profundo conocedor de nuestra historia, Fidel confió siempre en el pueblo. Con su doloroso saldo de víctimas y a pesar de la aparente derrota, el Moncada constituyó, ante todo, un llamado a recuperar la fe en la posibilidad de conquistar los sueños siempre postergados, a través de una estrategia sustentada en la lucha armada.

“Al confiar en su pueblo, Fidel no se equivocó, porque nunca lo concibió como entidad abstracta, sino como cuerpo viviente inmerso en la dialéctica de la historia. Esa visión se expresó con toda claridad en La historia me absolverá”, refiere la profesora nacida en París (Francia), pero radicada desde muy pequeña en la capital cubana, donde alcanzó los títulos de Doctora en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana y de licenciada en la entonces Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling.

Al hacer un recuento de la historia cubana, Pogolotti destaca que “el ideario de antaño permaneció enriquecido por la renovación del pensamiento, por el trabajo de los historiadores, hecho memoria colectiva a través de los maestros de las escuelas públicas.

También lo enriqueció la investigación de los científicos sociales, de los etnógrafos y una creación artística de acento nacional, cristalización de altos valores estéticos, agrega la Premio Nacional de Literatura y de Enseñanza Artística (ambos en 2005),

La actual presidenta de la Fundación Alejo Carpentier concluye su artículo, asegurando que la espiritualidad “Escapa de nuestros labios tan solo cuando exhalamos el último suspiro”. (Redacción digital. Con información de la ACN. Foto: Cuenta en Facebook de la Uneac)

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