Su figura, de apariencia firme y decidida, rige la Plaza de Armas de la Ciudad de La Habana, desde 1955, por voluntad del pueblo de Cuba de suplantar la imagen de la colonia española, representada en Fernando VII, por la de la libertad que inspiró Carlos Manuel de Céspedes.
Ante esta estatua del Padre de la Patria, cada año trabajadores y directivos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), como fiel legado de los doctores Emilio Roig de Leuchsenring y Eusebio Leal Spengler, rinden tributo al precursor de las luchas por la independencia de Cuba.
Al acto por el 154 aniversario del alzamiento del 10 de octubre, asistieron los Generales de División José Carrillo Gómez, presidente de la Asociación de Combatientes de Cuba, y Ulises Rosales del Toro; la General de Brigada Teté Puebla; Alpidio Alonso, ministro de Cultura; Homero Acosta, secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado; Perla Rosales, directora adjunta de la OHCH; entre otras personalidades de la cultura, el Estado y Gobiernos cubanos.
El Dr. Jorge Luis Aneiros Alonso, presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, tuvo a su cargo las palabras centrales de recordación y tributo a Carlos Manuel de Céspedes, “que encendió la llama de nuestras luchas”.
“Junto a Céspedes recordamos a José Martí, nuestro Héroe Nacional, continuador de la obra comenzada por Céspedes, que supo en su tiempo valorar con justicia y reconocer las grandezas de los hombres de la Guerra Grande, valorar la importancia de aquella gesta, dar continuidad a su legado y conformar la unidad para continuar la obra redentora que ellos iniciaron; y también, a Fidel Castro, líder histórico de la Revolución, quien retomó el llamado de Céspedes y, teniendo a Martí como guía, condujo al pueblo cubano a su verdadera y definitiva independencia, a construir una Revolución socialista y antimperialista en el traspatio imperial de los EE. UU. y valorar, con la debida contextualización y rigor histórico, la trascendencia del 10 de octubre en su centenario”, recordó Aneiros.
Ante la actitud decidida de Carlos Manuel de Céspedes, que cambió el rumbo de la Historia de Cuba, el historiador aseguró que “todo cubano que esté en La Demajagua, aquí junto a la estatua situada en esta plaza memorable a iniciativa del Historiador de la Ciudad Emilio de Leuchsenrig o en cualquier lugar del archipiélago y del mundo, recordando su fecha patria más trascendente, debe sentir las campanadas del 10 de octubre y las vibrantes palabras de Céspedes pronunciadas ese día: «¡Ciudadanos, ese sol que veis alzarse por la cumbre del Turquino viene a alumbrar el primer día de la libertad e independencia de Cuba!», y todos con fuerza gritar: «¡Independencia o Muerte, Viva Cuba Libre!».
Foto: Tony Hernández Mena. |