En Guanabacoa, el descanso de los hebreos


Los restos del cineasta cubano Saúl Yelín y un monumento con seis jabones fabricados con grasa de víctimas del holocausto, se encuentran en la necrópolis hebrea del municipio habanero de Guanabacoa, la más antigua de su tipo en Cuba.

En una esquina, escapando de la vista de los curiosos, se encuentra el memorial a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, seis pastillas de jabón hechas de grasa humana judía reposan en un monumento de tres metros y piedra oscura con un ánfora en la punta.

Enterrado en 1977, el sepulcro de Yelín es uno de los más visitados por admiradores y cinéfilos. El director de cine norteamericano, Steven Spielberg estuvo allí en el 2003 para presentar sus respetos.

“Las pastillas de jabón que reposan en el Cementerio Macabeo de Guanabacoa fueron traídas del campo de concentración de Chelmno, Polonia. Son importantes para nuestra comunidad, recordatorio de un hecho doloroso que nos hizo más fuertes”, expresó Miriam Levinson, historiadora de la Gran Sinagoga Bet Shalom, en La Habana.

También en el cementerio, se encuentra la tumba del pionero del cine cubano, Saúl Yelín, quien fuera director de Relaciones Internacionales del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Entre sus obras cinematográficas más conocidas están Cuba Baila e Historias de la Revolución.

La fundación del camposanto data de 1906 a 1910, ya que la comunidad hebrea asentada en Cuba en el siglo XX no contaba con un lugar para enterrar a sus muertos. United Hebrew Congregation compró esos terrenos y fundó el Centro Macabeo of Cuba, y este constituyó el primer cementerio de su tipo en el país, de acuerdo con el Archivo del Museo de Guanabacoa.

Con alrededor de mil 100 tumbas al día de hoy, ese pedazo de tierra alberga la memoria de generaciones de un pueblo sufrido y devoto. Fue restaurado en 2019 por la Oficina del Historiador de La Habana, según el documento del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural sobre este proceso.

“A pesar de los esfuerzos por rescatar la historia del cementerio, es una tarea difícil, ya que el Museo de Guanabacoa tiene información escasa al respecto”, expresó Armando González Roca, historiador de la institución cultural.

Otra de las figuras enterradas ahí es Jaime Sarusky, escritor y periodista cubano de origen judío, quien cuenta con obras como El Fantasma de Omaja y Aventura de los suecos en Cuba. Fue Premio Nacional de Literatura en 2004.

De acuerdo con la tradición judía, en las lápidas se deben dejar piedras en lugar de flores, simbolizando la permanencia de la memoria y el legado. “Las flores se marchitan, las piedras no, ellos querían algo que dure para siempre en las tumbas de sus seres queridos”, expresó Antonio José Barrera, velador del cementerio. (Especial de Aula TodoterrenoCubadebate)

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