Este miércoles 4 de enero los Portuarios de Michael González saldrán al terreno del estadio Victoria de Girón a enfrentar a los Centrales de Armando Ferrer, en el primer partido de semifinales de la Primera Liga Élite del Béisbol Cubano.
A pesar de un descanso de varios días, la inercia con la que terminaron su calendario regular al salir victoriosos en 15 de sus últimos 20 desafíos ha mantenido la motivación muy alta en la tropa, según he podido constatar en varias conversaciones con los atletas.
Es precisamente este estado de ánimo colectivo el arma más mortal con la que cuentan para ese enfrentamiento, ante un equipo que los supera en todos los parámetros de juego.
Esa energía que los activa la conoce bien su timonel, porque si algo ha sabido hacer desde que tomó las riendas de sus huracanes en la Serie Nacional es motivar a sus muchachos para conseguir sus metas.
Claro que esto por sí solo no es un punto que inclina balanzas, se necesitan herramientas para contrarrestar el empuje de los contrarios y para fabricar las carreras, pero sabemos que las personas cambian su conducta cuando son dominados por ese sentimiento y son capaces de rendir y producir mucho más, en este caso en el terreno de juego.
También conocemos que este nuevo experimento de la Liga Élite ha dejado muchas deudas en temas motivacionales por todos los desaciertos que hemos enumerado en múltiples ocasiones, pero es ahí donde la hazaña de estos peloteros provenientes de Mayabeque e Industriales tiene un mayor valor.
Su dirección ha logrado espantar los demonios que ha generado este campeonato y les ha dejado el camino lo más libre posible para que ellos, aún con los graderíos vacíos, se levantaran del fango que inunda los sótanos de las tablas de posiciones y emprendieran el viaje a un objetivo que ahora parece muy lejos pero que no es imposible: la Serie del Caribe.
Para eso tendrán primero que dinamitar, en campo enemigo, la trinchera donde los espera quizás el equipo más fuerte de esta liga, reforzado ahora con jugadores de la Liga Mexicana del Pacifico como Erisbel Arruebarrena y con Ariel Martínez, proveniente de la Liga Japonesa.
No será tarea fácil, pero después de conversar con Yadián Martínez, el hombre encargado de lanzar las serpentinas en ese primer choque por los estibadores, no me cabe dudas que la batalla promete emociones.
“Duros estamos todos. Que afinen ellos también porque yo voy con todo, que se cuiden de mí”, me dijo el fogoso e inquieto lanzador.
(Tomado de Tribuna de La Habana)