Por estos días, acontecen en Cuba los encuentros -con el pueblo- de los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento).
Es un contacto necesario y útil
para escuchar y dialogar, quizá de los más importantes del proceso previo a las
elecciones.
Por un instante los candidatos dejan
de ser las personas que encarnan determinada responsabilidad, y nos los
encontramos de frente, entre nosotros.
Son nuestros candidatos,
nominados por sus méritos, cualidades y el justo respeto que se les tiene. De
ahí que estos encuentros constituyan un tiempo esencial.
Cuando intercambian con trabajadores, estudiantes, combatientes,
científicos, integrantes de las organizaciones de masas y de otros segmentos
sociales, lo hacen de igual a igual, porque en todos está presente el deber de
servir sin recibir a cambio prebendas propias de otros sistemas, en los cuales,
para ser electos, en primer lugar, hay que tener mucho dinero.
En todo caso, es el momento de
darnos cuenta de que quienes nos representan llevan un alma emprendedora, gente
sencilla e íntegra que, en acto sublime, se acerca a nosotros para intercambiar
sobre temas complejos de la Cuba de hoy, afianzar nuestros sueños y ver cómo
entre todos encontramos solución a las dificultades más acuciantes de nuestra realidad.
Es ocasión necesaria para llegar
a la esencia de los problemas y lograr soluciones conjuntas con el consenso de
la inteligencia colectiva», destacaba en Banes, Holguín, la vice primera
ministra Inés María Chapman.
Los nominados a candidatos
reconocen la importancia de estar en contacto con la gente y bien enterados de
la actualidad y de las historias de vida que enaltecen al pueblo cubano.
Ese contacto directo con los
electores, admiten, significa mucho para ellos en el orden personal; de ahí
sacan experiencias valiosas. Es un
proceso en el que aprendemos más de lo que enseñamos, reflejaban algunos en sus
recorridos por comunidades y centros estudiantiles y de trabajo.
La apreciación de los hombres y
mujeres, candidatos a diputados al Parlamento (se constituye cada cinco años,
con amplia representación de todos los sectores de la población), es que en
estos intercambios se gana en información y se fortalece la confianza recíproca.
Los motivos de estos diálogos más cercanos son múltiples, pero quizá el más legítimo es el de conocer, todavía mejor, a nuestros futuros diputados, no por su celebridad, sino por lo que tenemos en común: el amor a la patria. (Redacción digital. Con información del diario Granma. Foto: PL)