¿Qué hay tras el “Día mundial del hombre del tiempo”?


Se acerca el 5 de febrero, fecha que se pretende universalizar desde el ciberespacio, para encomiar a quienes presentan cotidianamente en los medios de comunicación el pronóstico del tiempo.

Ante todo, hay que decir que ni la Organización Meteorológica Mundial ni nuestro Instituto de Meteorología, ni la Sociedad Meteorológica de Cuba, reconocen esta “efeméride”; por lo cual, vale preguntarnos de dónde surge tal celebración y qué razones la respaldan, sobre todo porque cada 23 de marzo tenemos un Día Meteorológico Mundial que nos incluye a todos.

Muy endeble parece la motivación del citado “Día Mundial”, que toma el natalicio de un cirujano-aeronauta estadounidense de los siglos XVIII-XIX, a quien se califica como “primer meteorólogo” —según los promotores de la conmemoración—, desconociendo así a un sinnúmero de profesionales y aficionados con grandes méritos en la comunicación de esta ciencia en muchos países, e incluso en los propios Estados Unidos.

Visto lo anterior, si optáramos por dedicar en Cuba un día específico a los colegas comunicadores del tiempo, hombres y mujeres con ganada celebridad entre la población, ¿por qué no proponer una fecha sustentada en la cultura y la ciencia autóctonas? En el acervo nacional tendríamos bastante para escoger.

Por qué no elegir el 24 de octubre de 1790, cuando aparece el Papel Periódico de La Habana, donde Antonio de Robredo insertó más tarde las primeras observaciones meteorológicas socializadas por un medio de comunicación en Cuba; o el 13 de septiembre de 1875, cuando se publicó en los diarios el primer aviso de ciclón tropical de la historia, redactado por Benito Viñes, horas antes de que un huracán impactara a La Habana.

Más cerca, hace unos años, ¿por qué no pensar en el 13 de enero de 1981?, día en que José M. Rubiera inicia la presentación del pronóstico general del tiempo en el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, transmitido desde entonces a diario y “en vivo”, por profesionales de la meteorología.

Honremos merecidamente a nuestros meteorólogos que cada día ponen en función social los resultados de la ciencia, pero no cedamos a la globalización arrolladora, que de mil formas sutiles nos impone aceptar que lo válido y simbólico viene siempre de Europa y Norteamérica. (Luis Enrique Ramos Guadalupe. Tomado de Habana Radio)

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