Los Tiburones de Habana del Este y los Alazanes de Bayamo dividieron honores en la doble cartelera sabatina de la final de las Pequeñas Ligas, y definirán este domingo al campeón nacional y al representante de Cuba en la Serie Mundial de Williamsport, Pensilvania.
Un abarrotado estadio Manuel Alarcón, de Bayamo, fue testigo de dos excelentes duelos, como nos tienen acostumbrados los niños de estas categorías, donde la pasión y la entrega por la camiseta se hacen evidentes desde que se lanza la primera bola, y nadie da ni pide tregua, con independencia del marcador.
En el primer desafío, los capitalinos vencieron 7-5, con racimo definitorio de cuatro anotaciones en el tercer episodio y relevo de altos quilates de Ledian Dreke.
Cuatro boletos y cinco imparables se mezclaron para fabricar todas las carreras, incluido un sencillo de Maycor Malavé, que trajo a dos compañeros a casa y un tripe de Anyelo Señán que remolcó otra, todas a la cuenta del abridor Luis Enrique Gurriel Jr.
Fue este mismo serpentinero quien le puso sabor al partido, al despachar un bambinazo con dos en bases en el mismo primer inning, que en su momento logró la igualada, pero después de tomar ventaja en el segundo acto con par de anotaciones, su pequeña tropa fue dominada por el rescatista Dreke.
El zurdo se encaramó en el box durante 4.2 episodios sin aceptar hits para llevarse el triunfo. En ese trayecto, propinó un pelotazo y concedió cinco bases por bolas (una intencional), pero metió el brazo para ponchar a ocho y se benefició de una buena defensa al campo.
A segunda hora, los locales dirigidos por el profesor Vladimir Vargas tomaron desquite y alcanzaron el éxito 10-4, para demostrar que no por gusto han llegado todas las veces a la final de este torneo.
Un paquete demoledor de ocho carreras en el primer capítulo fue suficiente para la victoria. Tres boletos gratis y seis indiscutibles, incluidos dos tubeyes con los sacos repletos de Fabián Montero y Liosuán Sánchez (ambos de 3-3 en el juego) que trajeron cada uno a dos corredores para el plato, se combinaron para inclinar la balanza del juego.
Los pequeños tiburones se rebelaron a la hora de recoger los bates y marcaron dos carreras, pero la ventaja ya era inalcanzable.
Montero lanzó 3.2 entradas para anotarse el triunfo y, aunque concedió un trío de boletos y dio un pelotazo, solo aceptó un par de hits.
La derrota fue a la cuenta del abridor Marcos Viel, al soportar nueve anotaciones en apenas 2.1 episodios, ruta en la que permitió una decena de hits y regaló tres bases por bolas.