A la muerte de Eduardo Heras León, el Chino, el Maestro


Yo tuve muy poco trato con el Chino Heras (La Habana 1949-2023), como todos lo llamaban con cariño o sin él. Nos encontramos muchas veces en actividades y eventos literarios, nos saludamos siempre, y una vez, durante una gira literaria, una noche en una institución cultural de Matanzas, estuvimos a punto de intercambiar ideas sobre un cuento que yo leí al público, pero Agustín de Rojas lo llamó para algo, y no volvimos a encontrarnos en toda la velada.

Conocía poco sobre su vida; solo algunos comentarios a los que nunca presté mucha atención. El Chino había sido joven en épocas convulsas y de muchos escritores y artistas se contaban historias semejantes. Yo entraba entonces en el mundillo literario y nunca hice preguntas.

Hoy, al amanecer, recibí por teléfono la noticia de su muerte. Yo sé que fue un promotor cultural importantísimo y que sin él no estaría completa la historia literaria de Cuba posterior a 1959. Fue mentor de muchos, ayudó a todos los que se cobijaron a la sombra de una maestría que indudablemente poseyó. Enseñó sin egoísmos cuanto sabía, sin guardarse nada y sin vanidades ridículas ni pretenciosas. No conozco a nadie que no haya respetado su magisterio intelectual.

Pero yo desconocía sus humildísimos orígenes como niño limpiabotas, vendedor de periódicos y bonos de lotería, limpiador de portales…, y mientras vivía esa vida difícil y triste para cualquier menor, escribía y fue capaz de merecer el primer premio en el concurso Martí y los Niños.

Cómo pudo alguien que no provenía de una familia culturalmente poderosa, con una sólida tradición de conocimiento, llegar a convertirse en uno de los más importantes críticos de ballet de Cuba, en un escritor tan singular, en un profesor universitario, en un Maestro de tan alto prestigio, solo se explica como la manifestación de un carácter y una voluntad de hierro, de una determinación inquebrantable y de un espíritu de amor por el mundo del pensamiento y de las letras como he visto pocos. Un carácter titánico, hercúleo, en el cuerpo de un hombre menudo, frágil…

Si hubo en su vida injusticias, incomprensiones y abusos, también hubo, y muchísimo más, reconocimientos, respeto, admiración y cariño. Máster en edición de libros. Licenciado en Periodismo y en Filología por la Universidad de La Habana;  en 1990, recibió la Distinción por la Cultura Nacional. Le fueron otorgados el Premio Nacional de Edición 2001 y el Nacional de Literatura 2014.

Además, fundó el Taller Onelio Jorge Cardoso, que -aunque a mí nunca me haya parecido la manera de formar escritores, porque nunca he creído ni creeré que se puedan formar escritores en escuelas-, tiene el mérito enorme de haber obtenido un apoyo oficial que otros proyectos no lograron nunca, y de haber mantenido su labor durante décadas y sin fisuras. Hoy las editoriales nacionales, las librerías y los eventos literarios de Cuba están liderados en su mayoría por egresados de sus aulas.

Con asombro, también, acabo de leer sobre su trayectoria revolucionaria, tan nutrida y comprometida desde su adolescencia que, ahora menos que nunca, entiendo aquel castigo que sufrió por la publicación de su libro Los pasos sobre la hierba, excelente libro de cuentos que le valió ser enviado a la Fábrica Vanguardia Socialista, fundición y forja de acero, donde trabajó como un simple obrero-forjador y hornero. Lejos de amilanarse, sentirse humillado o amedrentado, allí fue maestro de todos los niveles, profesor de la Facultad Obrero-Campesina, responsable de Capacitación y jefe de Recursos Humanos: toda una obra de dignidad suprema. En 1976, dejó la fábrica para retomar sus estudios universitarios y, dos años después, se licenciaba en las carreras de Periodismo y Filología.

De su estancia en aquella fábrica, salió su libro Acero, una de las colecciones de cuentos icónica de aquella época y de su generación. Un testimonio tan doloroso como aplastante de las falsedades que pueden corroer un proceso basado en el sueño de una humanidad sembrada en el mejor de los mundos posibles.

Considero una de las grandes paradojas que tiene la vida el hecho de que en 1990 haya aparecido en las librerías cubanas la segunda edición de Los pasos sobre la hierba. Una justicia tardía y una reivindicación que no puedo llamar merecida, porque lo que nunca mereció fue aquel “castigo” absurdo (que en realidad le sirvió para acrecentar su estatura moral), pero era el Quinquenio Gris, y Heras no fue el único intelectual cubano en beber la cicuta contra su voluntad. Por enorme fortuna para la literatura nuestra, aquella etapa fue definitivamente superada y, hasta hoy, no ha vuelto a repetirse.

Hoy he encontrado en Facebook una carta que le escribe por su muerte la intelectual cubana Denia García Ronda, un sentido Adiós que considero el mejor homenaje que se le pueda rendir a un hombre de la talla intelectual y ética de Eduardo Heras León, porque refleja fielmente las que fueron, tal vez, sus mejores cualidades humanas: la humildad, la ética y la modestia, tan cercanas a la Virtus que veneraba el Apóstol:

El Chino Heras ha muerto. Mi homenaje es hacer pública una carta que le envié a raíz de su intervención en la serie de conferencias que se realizaron sobre el llamado Quinquenio Gris y la "guerrita de los email", porque creo que destaca su personalidad ética y generosa.

Querido Chino,
Acabo de leer tu intervención en el ciclo de conferencias sobre el Quinquenio Gris. Lamentablemente, una inoportuna infección de amígdalas me impidió ir a la sesión. Su lectura me hа dejado impactada. Tanto, que aunque no soy muy dada a la expresión de mis emociones, no he resistido la tentación de hacértelas saber. Muchas de las cosas que refieres ya las conocía, claro; pero tu narración me ha hecho valorar, en un grado mucho más alto, tu actitud en todos estos años. Los que te conocemos sabemos que nunca has convertido la injusta condena a que fuiste sometido en materia utilizable para venganzas, quejas, o exigencias. Ni siquiera has medrado con ella en el plano de la creación literaria. Nunca has asumido el papel de víctima. La dignidad con que sobrellevaste los terribles años de tu "castigo", se complementa con la que has mantenido con posterioridad, y con la voluntad de resistencia y de servicio que te hа caracterizado. Ese digno silencio se hа roto en un momento cuando era necesaria su ruptura. Entre otras cosas porque las nuevas generaciones, desinformadas sobre esos acontecimientos y sus secuelas, precisan de estos testimonios para que casos como el tuyo no sucedan nunca más. Pero la forma en que has expuesto tu caso además de constituir un verdadero texto literario confirma tu carácter y tu ética. Es emotivo, sin melodramatismo, sincero sin excesivos desgarramientos, objetivo y al mismo tiempo interiorizando los hechos, crítico sin rencores ; discreto con muchos que te hicieron daño y agradecido con aquellos que, como los obreros de la fundición Vanguardia Socialista, te brindaron su solidaridad y apoyo.
Las palabras que les dedicas a esos trabajadores del acero me hicieron reflexionar acerca de cómo ese período afectó no solo a los "castigados" o parametrados, sino a muchos del área de la cultura que no lo sufrieron en carne propia, a los que el miedo, la sospechа, y en algunos casos el oportunismo, les hicieron olvidar valores como la amistad, la solidaridad y aun los buenos modales. Y recordé el día en que, poco después de los sucesos, nos tropezamos tú y yo de acera a acera en la calle G y al llamarte y correr hasta ti, me abrazaste casi llorando y me dijiste: «eres de los pocos amigos que no me huyen». Ese abrazo y la noche en que te vi sentado en mi aula como alumno, cuando ya habías sido un destacado profesor universitario, son momentos que no he olvidado y seguramente no olvidaré. Creo que la cultura cubana presente y futura te debe agradecer tu actitud en estas décadas y tu conferencia del martes. Ambas son ejemplos no solo de la lealtad de que hablas, sino de una verdadera ética revolucionaria.
Un fuerte abrazo,
Denia

Creo obligado reproducir aquí fragmentos de una nota de prensa donde se enumeran todos sus aportes y logros en el terreno de la cultura nacional, tan sembrado de marismas en las que, para grandeza suya, Heras jamás se hundió:

En 1976 comenzó a trabajar en la Editorial Arte y Literatura del Instituto Cubano del Libro (ICL), como redactor-editor, y en 1977 publicó su libro de cuentos Acero. Fue fundador de la Editorial Letras Cubanas, donde ocupó el cargo de Editor, y más tarde Jefe de la Redacción de Narrativa.

En 1981, publicó su libro de cuentos A fuego limpio. En 1983, obtuvo el Premio Nacional UNEAC de cuento con su libro Cuestión de principio, que recibió, además, el Premio de la Crítica en 1986. El cuento homónimo fue llevado a la televisión en 1986 con mucho éxito y recibió el Premio de la CTC en el III Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. En 1985 pasó a trabajar como Subdirector de la Dirección de Literatura del ICL, donde se mantuvo hasta 1990, año en que es designado director de la Editorial Casa de las Américas, cargo que ocupó hasta el año 2000.

En 1990, se publicó una segunda edición de Los pasos en la hierba y la antología de cuentos La nueva guerra. Ese mismo año recibió la Distinción por la Cultura Nacional. A partir de la experiencia del primer curso del Taller -que explicó al Comandante en Jefe en uno de los Plenos del Consejo Nacional de la Uneac- surgió la idea de Universidad Para Todos, uno de los más ambiciosos y extraordinarios proyectos culturales de la Revolución. Precisamente, sobre la base del programa del Taller, se organizó el curso que inauguró Universidad Para Todos: un Curso de Técnicas narrativas por televisión que se impartió en el mes de octubre de 2000.

En ocasión del primer aniversario del proyecto, recibió de manos del Comandante en Jefe el diploma y la réplica del Martí de la Tribuna Antimperialista. Finalmente, en diciembre de 2001, le fue otorgado el Premio Nacional de Edición, que recibió durante la Feria Internacional del Libro de La Habana en su edición de 2002. Ejerció la crítica literaria y es considerado uno de los más importantes críticos de ballet del país.

Fue vice presidente primero de la Asociación de Escritores de la UNEAC.

Premios y aportes importantes, distinciones y reconocimientos

Le han sido otorgados diferentes premios y reconocimientos como:

  • Premio David 1968, de la UNEAC, por el libro de cuentos La guerra tuvo seis nombres
  • Mención única en el concurso Casa de las Américas 1970, en el género cuento, por el libro Los pasos en la hierba
  • Premio Nacional Luis Felipe Rodríguez 1983, de la UNEAC, por el libro Cuestión de principio
  • Premio Nacional de la Crítica 1986, por el libro Cuestión de principio
  • Premio Razón de Ser 1986, del Centro Alejo Carpentier, por un proyecto de novela
  • Premio de la CTC 1986 y Mención en su género en el VIII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano
  • Premio Nacional de Crónica 1990, en el Concurso 26 de Julio, de la UPEC, por «El último caso del inspector», crónica sobre Luis Rogelio Nogueras
  • Premio Especial del Ministerio de Cultura 1990, en el Concurso 26 de Julio, de la UPEC, por la entrevista a Silvio Rodríguez titulada «Silvio: Vivo, luego canto»
  • Distinción por la Cultura Nacional 1990, del Ministerio de Cultura
  • Diploma Nicolás Guillén 2000, de la UNEAC
  • Distinción Majadahonda 2000, de la UNEAC
  • Distinción Gitana Tropical 2000, de la Dirección Provincial de Cultura de La Habana
  • Premio Nacional de Edición 2001, Concurso Alejo Carpentier
  • Réplica del Machete del Mayor General Serafín Sánchez 2006, Sancti Spíritus
  • Distinción Maestro de Juventudes 2007, de la Asociación Hermanos Saíz
  • Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez 2008
  • Orden Félix Elmuza 2009, de la UPEC
  • Placa de Reconocimiento José María Heredia y Heredia 2010, máxima distinción que entrega la Dirección Provincial de Cultura en Santiago de Cuba
  • Medalla 50 Aniversario 2014, de la UPEC
  • Premio Nacional de Literatura 2014, que otorga el Instituto Cubano del Libro del Ministerio de Cultura
  • Premio Nacional de Literatura de Colombia
  • Hijo Adoptivo de la Ciudad de Matanzas (marzo 2019), distinción concedida por la Asamblea Municipal del Poder Popular en el territorio yumurino[3].
  • El Libro Alto, distinción que entrega a personalidades relevantes de la cultura cubana el Centro Provincial del Libro y la Literatura de Matanzas
  • Reconocimiento 45 Aniversario de la Universidad de Matanzas
  • Premio de la Dignidad, que reconoce su labor a favor de la superación de los periodistas, entregado en ocasión del Día de la Prensa Cubana en el Memorial José Martí en la Plaza de la Revolución (marzo 2019)
  • Premio Internacional Casa del Teatro de Santo Domingo

·         Fue jefe de redacción del periódico Alma Mater y de redacción de narrativa en Letras Cubanas, editor de la Editorial Letras Cubanas, Subdirector de Literatura del ICL, Director de la Editorial Casa de las Américas. Se desempeñó como director del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y Vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de la Unión de Escritores y artistas de Cuba (UNEAC).

  • De su Taller de narrativa surgió la idea de Universidad para Todos, proyecto que se inauguró con un Seminario de Técnicas Narrativas por TV, en octubre de 2000. Fue jurado de concursos nacionales y extranjeros, como Concurso David, Concurso UNEAC, Casa de las Américas y Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Representó a Cuba en múltiples eventos internacionales, ferias del libro, congresos y encuentros internacionales de escritores. Impartió conferencias en: URSS (1984), RDA (1986), Argentina (1988-1990), RFA (1988), España (1988 y 1996Brasil (1992), Santiago de Chile (1992), Canadá (durante varios años), Colombia (1994), Venezuela (1994), Italia (1997), México (1991), Martinica y Estados Unidos (1999 y 2001). También ha realizado seminarios y talleres de Técnicas Narrativas en: República Dominicana (1997), México (1998 y 1999), Cuba (1999 y 2001), Uruguay (1987) y en Colombia (1995).

Además, recibió la Placa 25 años de la Universidad Central de Colombia. Algunos de sus cuentos, como co-guionista, han sido llevados al cine, estos son: Cuestión de principio y La nueva guerra,. El primero obtuvo un premio en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

Publicaciones

  • La guerra tuvo seis nombres (Cuento, Premio David UNEAC 1968), en varias ediciones
  • Los pasos en la hierba (Cuento, Mención única, Premio CASA 1970), en varias ediciones
  • Acero (Cuento), Editorial Letras Cubanas1977 y 1989
  • A fuego limpio (Cuento), Editorial Letras Cubanas, 1981
  • Cuestión de principio (Cuento, Premio Nacional UNEAC 1983 y Premio Nacional de la Crítica 1986), Ediciones Unión, La Habana, 1986 y 1993
  • La nueva guerra (Antología de cuentos), Editorial Letras Cubanas, 1989
  • Balada para un amor posible (Plaquette), Ediciones Extramuros, 1992
  • La noche del capitán (Antología), UNAM, 1995
  • Balada para un amor possivel, Fundacao Memorial da América Latina. Sao Paulo, 1996
  • Los desafíos de la ficción, en varias ediciones
  • El viejo y el horno, Secretaría de Cultura, México, 2009
  • Desde la plateaEditorial José Martí2010
  • Dolce vita, Ediciones Unión, 2012
  • Final de día y otros cuentos, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo2015
  • Cuentos completos, en varias ediciones

Se ha ido el Chino Heras al son de su propia música. Yo también le doy mi adiós y lamento con toda sinceridad no haberlo conocido más. Me perdí un ser humano valioso. (Gina Picart Baluja)

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