Mejor maestro no es necesariamente el que más sabe, sino el que mejor enseña.
Leticia Corrales, profesora en una escuela de la Enseñanza Primaria Poland Saborit, del
municipio de Cerro, en La Habana, constituye ejemplo de ello.
A menudo, muchos de sus exalumnos
pasan por el aula a saludarla, contarle problemas de la adolescencia y
solicitar algún que otro consejo.
En ella, siempre encuentran un hombro donde recostar la cabeza, y un
corazón que los abraza con amor y sapiencia.
Es un vivo ejemplo de que los maestros son figuras fundamentales en nuestras vidas, que nos orientan, enseñan y ayudan a enriquecer nuestros pensamientos y conocimientos.
Para llegar al pedestal de la enseñanza, fue primero auxiliar pedagógica; luego se licenció en Educación y, más tarde, alcanzó una Maestría en Ciencias de la Educación.
El ejemplo para ese camino lo tuvo siempre muy próximo: su mamá fue educadora de círculos infantiles.
No hay palabras para expresar tanta gratitud a su noble trabajo. ¡Muchas gracias por ser tan excelente maestra!
