La Virgen del Camino, obra de la notable escultora Rita Longa, es un punto de referencia en el entramado urbano de La Habana. Se emplaza en un parque donde confluyen la Carretera Central y las calzadas de Luyanó y San Miguel del Padrón.
Se trata de una estatua de bronce de 180 x 200 centímetros de una mujer que tiene en la mano una rosa náutica, y cuya ropa y velo batidos por el viento dan idea de movimiento e invitan a seguir su andar, convencidos de que nos llevará por senderos seguros.
Rita no se limitó a esculpirla, sino que una vez terminada, solicitó al Tribunal de Ritos de la Iglesia Católica que se declara legítima la devoción de los creyentes por esa imagen y logró que el cardenal Manuel Arteaga Betancourt la coronara como “madre protectora del viajero peregrino”.
Alcoy y sus dos bodegas
Hay toda una historia detrás de esa imagen. A la salida del puente Alcoy, que separa los municipios de Diez de Octubre y San Miguel del Padrón, pasa sobre el río Luyanó y une las calzadas de Luyanó y Güines, existían dos bodegas hasta los años 40. Digamos de paso, y aun a riesgo de desviarnos del tema, que el puente Alcoy fue durante 100 años la única salida hacia el este que tuvo La Habana, lo que ocasionaba tranques interminables, situación que se superó con la construcción del llamado Paso Superior.
Una de aquellas bodegas llevaba el nombre de La Sorpresa y daba nombre a la zona. La otra bodega, llamada La Virgen del Camino, era propiedad de un español de la provincia de León que quiso, con ese nombre, honrar a la patrona de su región natal.
Había allí un paradero de ómnibus donde se colocó una urna con una imagen de la Caridad del Cobre, que empezó a ser conocida como Virgen del Camino.
El plan de Obras Públicas del presidente Grau San Martín, que incluyó el aludido puente Alcoy, impuso la demolición de todo aquello, y José San Martín, el ministro del ramo, prometió a los vecinos de la zona que la imagen de la Caridad sería colocada en la pérgola del parque como guía y amparo de todos los viajeros, pues desde su mirador sería lo último y lo primero que se divisaría al salir o al entrar a la capital. Pidió el ministro una imagen distinta, una virgen para los caminos de Cuba.
El monumento se inauguró el 20 de mayo de 1945.con una gran misa de campaña. En el Banco Continental Cubano se abrió una cuenta para depositar las donaciones tributadas a la virgen y que se destinarían a la Casa de Maternidad y Beneficencia. Lo recaudado arrojaba un promedio de 60 000 pesos diarios para una virgen que fue dejando de ser la Caridad del Cobre para reafirmarse como Virgen del Camino. (Por Ciro Bianchi. Tomado de Cubadebate)