Academia en La Habana: en la cima del pensamiento militar

Hace seis décadas, cuando apenas daba sus primeros pasos la Revolución cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro creó la Academia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) General Máximo Gómez.

Con el enigmático nombre de Punto 0 llamaron al primer lugar donde radicó la institución. En ella alcanzaron el título de graduados jefes principales del Ejército Rebelde.

Sus primeros profesores fueron oficiales soviéticos, que se valían de un traductor para impartir las clases y formar, a la vez, a los futuros docentes cubanos.

Tras la derrota yanqui en Girón, aquellos oficiales de la Revolución con perspectivas de desarrollo y más alto nivel de preparación, resultaron los primeros en iniciar estudios en la entonces Escuela Básica Superior, que comenzó en las instalaciones de la Fortaleza Militar de la Cabaña.

Paulatinamente, se incorporaron otros jefes de las FAR para que adquirieran los niveles de preparación que necesitaban las nacientes FAR. A lo largo de todos estos años, la tarea principal de la institución ha sido el proceso docente-educativo.

En los cursos iniciales, transitaron los Comandantes de la Revolución Juan Almeida Bosque, Guillermo García, Ramiro Valdés; otros jefes como Sergio del Valle Jiménez, y en 1967 ingresa el General de Ejército Raúl Castro Ruz.

A finales de los años 90, la Academia se constituye como el principal centro de formación de posgrado del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar), lo cual significó un salto en el contenido de los programas de su diseño pedagógico y en la preparación de los oficiales.

Hoy se desarrolla un proceso docente de acuerdo con las nuevas modalidades del combate, que incluye la aplicación de manera creadora de las tecnologías, unido al constante perfeccionamiento y adecuación de las experiencias en el cumplimiento de misiones internacionalistas, de la teoría y la práctica del arte militar cubano y las experiencias en la preparación combativa y política.

DE LO TÁCTICO A LO ESTRATÉGICO

El espacio que hoy ocupa este centro de enseñanza de las FAR evoca la organización militar y la estrategia del Generalísimo Máximo Gómez, el hombre que aterrorizaba al enemigo desde que en los llanos de Pinos de Baire, con unos pocos mambises (combatientes del Ejército anticolonialista cubano), hizo la primera carga al machete y cuyo nombre prestigia a la academia.

Quienes han tenido la oportunidad de recorrer los pasillos y salones de la institución e intercambiar con el claustro de profesores perciben un talento profesional de excelencia.

Entre sus objetivos se encuentran los estudios de posgrados, en el perfil de Mando en tres niveles de especialidades y el desarrollo de maestrías y doctorados en Ciencias Militares, Pedagógicas y Sociales.

Los integrantes de la institución armada, una vez graduados de los cursos de formación de oficiales o en las escuelas de cadetes, transitan por las tropas y, pasado un tiempo, asisten a las aulas de la academia para superarse. Esto les permite ocupar cargos superiores, nuevos retos y desempeños en las FAR.

Gracias a ese tránsito de estudios, el capitán de navío Jorge Morales Pompa se encuentra actualmente como alumno, por segunda ocasión, ahora en la modalidad de posgrado.

“Este curso me prepara no solo para la Marina, sino también para ocupar cargos superiores de Región Militar. Aquí comprendo los fundamentos de las diferentes armas y aseguramientos, como son la Artillería, Tanques, Infantería, Comunicaciones, la Defensa Antiaérea…”, puntualizó el oficial.

Ciertamente, al visitar el centro de estudios se percibe un claustro de excelencia, con sofisticados medios de enseñanza, que permiten la práctica de la teoría en la propia Academia y aplican experiencias militares universales, como paso previo al entrenamiento más cercano a lo real: las maniobras.

Allí, la ciencia y la técnica se convierten en aliadas para aplicar el conocimiento del arte militar y la práctica en el uso del armamento. Programas informáticos, corazón de los llamados simuladores, permiten protagonizar experiencias militares, revivir batallas con la práctica virtual y a la vez profundizar en el concepto popular, que sostiene el pensamiento militar cubano y, en especial, el de Fidel.

“El hecho de estar durante 60 años preparando a más de 35 mil oficiales, tener el privilegio de alistar a las mujeres dentro de las FAR, es un reto. Nosotros hemos formado a más de 800 compañeras en nuestras aulas”, afirma la coronel Maité Sablón Quintana, jefa del Órgano de Instrucción de la Academia de las FAR.

Bien lo sabe la teniente coronel Ibetsi San Juan Rodríguez, jefa de la Unidad de Comunicaciones del centro, quien, además de estar al tanto de la tecnología necesaria para la docencia, cursa actualmente el primer grado.

“Me ha enseñado mucho -dice–, sobre todo dirección, preparación y me he visto impulsada a estudiar y afrontar retos superiores”.

Muy importante resulta el rol desempeñado por este centro en la preparación de doctores en Ciencias Militares, Pedagógicas y Sociales, como resultado de la cual se han formado más de 350.

“En los últimos años, la propia exigencia de la educación de posgrado en Cuba ha generado que la institución acredite los diferentes programas, que se desarrollan desde el punto de vista de las especialidades”, explica la coronel Sablón Quintana.

Y es que en las aulas de la academia descubres investigadores replanteándose problemas e hipótesis. La capitana de fragata Isbel Pérez Suárez, jefa del Órgano de Ciencia y Técnica, explica que, en los tres programas curriculares colaborativos que el centro brinda, se propicia el ambiente de participación y trabajo en equipo, los cuales contribuyen a la formación teórica y metodológica de los aspirantes.

ACORDE CON LAS MODALIDADES DEL COMBATE

En la Academia de las FAR, es palpable que los problemas del arte militar están estrechamente vinculados con las Ciencias Sociales y la formación humanística del oficial.

Es válida en sus aulas la idea de que no es posible dirigir las tropas para la guerra sin tener conocimientos filosóficos, sociológicos, históricos, pedagógicos… Por eso las clases de Historia Militar resultan un denominador común en todos los cursos que allí se imparten.

La mayor Leanne Castro Torres, primera profesora de la cátedra de Ciencias Sociales en la Academia, quien imparte esta asignatura, comenta:

“Cuando los alumnos cursan el primer grado, reciben los elementos de la historia que tienen que ver con la parte táctica, es decir, reciben las herramientas y una metodología que les permite analizar los hechos históricos a nivel táctico, examinando, fundamentalmente, los combates.”

A tono con las circunstancias, el proceso docente-educativo ha evolucionado, y dispone de una base material de estudio que se ha desarrollado, actualizado y modernizado, hasta disponer hoy de aulas y laboratorios equipados con nuevas tecnologías y que encaminan su desarrollo futuro hacia la simulación virtual de la guerra.

La teniente coronel Ibetsi San Juan Rodríguez destaca que, en la institución, se cuenta con un grupo de servicios importantes, como circuito cerrado de televisión, red, videoconferencia, internet, acceso a sistemas públicos de gestión de información, “con la idea de que los alumnos salgan mejor preparados e integrales”.

Cuando dialogas con expertos de la Academia de las FAR, te percatas de la satisfacción de su colectivo por haber capacitado varios doctores en Ciencias de determinadas especialidades.

Los alumnos que estudian en este centro de las FAR poseen una preparación militar y cultural que les permite asimilar los conocimientos, comprender el arte de la guerra y desarrollar las habilidades de mando y estado mayor para dirigir las tropas en la concepción de la Guerra de Todo el Pueblo, basado en las tradiciones patrióticas, combativas y a partir del pensamiento militar del nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Al egresar, cuentan con una elevada convicción patriótica y preparación política, ideológica y militar.

Esa expresión es base sólida en el coronel Amaury Suárez Núñez, alumno del curso de posgrado de segundo grado.

“Continuaremos elevando la cumbre del pensamiento militar y el arte operativo de las FAR, que es el de Máximo Gómez y el de nuestro Comandante en Jefe”, asegura.

Las enseñanzas adquiridas en este centro de estudios militares son de gran importancia para los cuadros de mando y especialistas, pues los nutren de todas las herramientas necesarias para ejercer las funciones asignadas.

Durante el tránsito por la academia, los alumnos evalúan el rigor, la exigencia y la integralidad del programa de estudio, el cual, combinado con otras actividades, permite asimilar con profundidad el pensamiento militar del líder histórico de la Revolución cubana. (Redacción digital. Con información del diario Granma)

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