Hoy en mi Habana

Hoy en mi Habana

17 de septiembre.

1861. Nace en La Habana Manuel de la Cruz.

Alcanzó merecido renombre con su obra "Cromitos cubanos", libro de 20 semblanzas donde traza con cortas palabras el perfil de los personajes, con vivo ingenio y agilidad mental.

Desplegó gran actividad propagandística en favor de la Guerra por la independencia de Cuba reiniciada en 1895. Solo vivió 35 años, pero tuvo una existencia activa y útil.

 

1893. En el Club de Ajedrez de La Habana tiene lugar la primera partida de ajedrez jugada por el cubano José Raúl Capablanca, cuando contaba cinco años, frente a Ramón Iglesias.

Con el decursar de los años, Capablanca llegó a ser Gran Maestro y Campeón Mundial de Ajedrez. Se le conoció como la “La máquina de jugar ajedrez”. En su carrera acumuló 302 victorias, 246 tablas y 35 derrotas. Ha sido el único campeón mundial de ajedrez de Cuba.

 

1912. Fallece en La Habana José Martín Varona.

Nacido en Camagüey, el 10 de marzo de 1859, fue notable compositor de zarzuelas, canciones y obras para piano y también desempeñó las funciones de director de orquestas y bandas militares.

Fue profesor del Conservatorio Municipal de La Habana, miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras y presidente durante varios años de su Sección de Música. Escribió un tratado completo de teoría musical.

Eduardo Sánchez de Fuentes, en un trabajo que publicó en la revista Música, afirmó: “Como compositor, abordó Martín Varona distintos géneros, pues escribió obras para canto y piano, obras para banda, zarzuelas y operetas; desde el alegre pasacalle, de origen español, y la melancólica canción cubana, hasta la obertura militar para gran banda; pero es innegable que fueron los cantos populares de nuestra amada tierra los que con mayores éxitos cultivó.”

 

1966. El Comandante en Jefe Fidel Castro pronuncia un discurso en la clausura del encuentro de monitores celebrado en el Teatro Chaplin de La Habana.

Fidel señaló: “A nosotros nos ha correspondido la tarea de impulsar la Revolución, y dentro de la Revolución la más sagrada de todas nuestras obligaciones era cómo íbamos a formar a la nueva generación de nuestro pueblo, cómo íbamos a formar a nuestros jóvenes y a nuestros niños.  Y nosotros hemos estado conscientes, desde el principio mismo de la Revolución, de que triunfaríamos en esta gran tarea histórica en la misma medida en que fuésemos capaces de resolver bien el problema de la formación de las nuevas generaciones”. (José Pérez-Galdós Ortiz)

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