Es la solidaridad uno de los rasgos más bellos de los cubanos desde siempre, pero aceleradamente enraizado en este pueblo en el período revolucionario.
Se pone de manifiesto entre familiares, amigos, vecinos,
condiscípulos o colegas; incluso, se manifiesta hacia personas que no
conocemos, dentro o fuera del país.
Historias hay millones; cada una es un canto de amor.
La ayuda a otros
pueblos en educación, salud, construcciones y otros disímiles campos son una
muestra del altísimo sentido de humanidad de los cubanos, que han arriesgado
hasta sus vidas por la libertad y la justicia en otros confines del mundo.
Muchos han muerto por tan nobles causas.
Y hoy pienso en todo esto, a propósito del ciclón Idalia, cuyos
vientos y fuertes lluvias recién azotaron al occidente de Cuba.
Como en tantas otras ocasiones ante situaciones similares o peores, en el centro y oriente del
país se conformaron brigadas de linieros que vinieron al occidente a eliminar
las cuantiosas averías en el sistema eléctrico de varias provincias, incluida
La Habana, y del municipio especial de Isla de la Juventud.
Son trabajadores que dejaron atrás, una vez más, a sus familiares, la comodidad del hogar propio, para “echar una mano” a otros tantos “de a pie”, como se dice coloquialmente en Cuba a la gente común.
Lo mismo han hecho los de occidente cuando fenómenos hidrometeorológicos
severos azotan a otras regiones del archipiélago.
Se dan casos llamativos y aparentemente contradictorios,
como el que me dio pie a este comentario: la prensa informaba esta semana que brigadas de linieros de Cienfuegos y Sancti
Spíritus se trasladaron a La Habana para contribuir, junto a sus colegas
capitalinos, a eliminar averías provocadas por las lluvias y vientos asociados
al ciclón Idalia. Y también daba fe de que “Linieros capitalinos apoyan restablecimiento de telecomunicaciones en Pinar” (del Río).
No es paradoja. El cubano es así: aun en medio de sus
problemas cotidianos, sin tenerlos resueltos, siempre está presto a ayudar al
otro.
¡Gracias, Revolución cubana, por cultivar tan bello sentimiento! (Francis Norniella Yaujar)
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