Inaugurados el 4 de septiembre de 1944, el obelisco y la plaza que lo circunda devinieron los lugares más representativos y simbólicos de Marianao, escriben Félix Mondéjar y Lorenzo Rosado en su libro Marianao en el recuerdo (Eds. Boloña, 2017).
Fueron construidos durante el periodo constitucional
del presidente Fulgencio Batista como forma de perpetuar el recuerdo del golpe
de Estado que, siendo sargento, protagonizara el 4 de septiembre de 1933. Los
hizo construir frente a la entrada principal del campamento de Columbia.
El ingeniero arquitecto José Pérez Benitoa con esa
monumental plaza elipsoidal, embelleció el lugar y halló la solución vial que
facilitó el tránsito entre la Calzada de Columbia y la Avenida Menocal (calle
100). Cumple, con los edificios que la circundan, de marcado estilo art decó,
una función social importante y los faros en lo alto del obelisco aseguraban la
navegación del cercano aeropuerto militar.
Dicen Mondéjar y Rosado con relación al obelisco:
“Sobre su origen y su nombre se han reiterado varios errores pues algunos
sostienen equivocadamente que fue construido para rendir homenaje al sabio cubano
Carlos J. Finlay. En el imaginario popular existe la versión de que ese
monumento representa una jeringuilla. Ambas conjeturas son erróneas…”.
El 10 de octubre de 1944 asume la Presidencia de la
República el doctor Ramón Grau San Martín, que es asimismo un producto del
golpe de Estado del 4 de septiembre de 1933. A partir de dicha fecha, y durante
los veinticinco años siguientes, la política cubana giró en torno a los nombres
de Batista y de Grau. Pero a este no le gusta el monumento o lo que representa
y comienza su transformación. Escriben los autores de Marianao en el recuerdo:
“… La acción del tiempo se ha encargado sacar a relucir los rasgos del nombre
primitivo que había sido grabado sobre la piedra jaimanitas y luego suprimido…
para dar paso al nombre tan merecido de Carlos J. Finlay”.
Es de 1933 a 1939, con el coronel Batista como jefe
del Ejército, que el campamento se convierte en la Ciudad Militar. La
instalación, de precarias barracas de madera pasa a ser un complejo moderno,
dotado de amplias avenidas y edificaciones funcionales. Disponía de un polígono
de seis kilómetros de largo y cien metros de ancho enmarcado por dos avenidas
que desembocaban en el Cuartel General, sede del Estado Mayor.
El área del campamento fue seleccionada en 1898, por
el Cuartel Maestre del Ejército norteamericano, propuesta que tuvo la
aceptación de sus superiores en Washington. La ocuparon tropas provenientes
casi en su totalidad del distrito de Columbia (South Carolina). De ahí el
nombre del lugar que fue acondicionado de inmediato por centenares de soldados
del V Cuerpo del Ejército Libertador, al mando del general Menocal, acantonado
en la playa de Marianao. Estrada Palma situó allí
su residencia de verano, aunque después quiso venderlo para que se edificara en
el lugar un reparto residencial.
Durante la República se decía que quien mandaba en
Columbia, mandaba en Cuba. Después de la caída de Machado, en 1933, se instala
allí la sede del Estado Mayor del Ejército, radicado hasta entonces en el
castillo de la Fuerza. Llegó a albergar a más de seis mil aforados y dio
asiento a la División de Infantería “Alejandro Rodríguez” y al Regimiento Mixto
de Tanques “10 de Marzo”, lo que equivale a decir el pollo del arroz con pollo
del Ejército cubano.
Allí se asentó también el Estado Mayor Conjunto,
instituido por la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de 1957. El 1 de enero de
1959 huye al exterior el dictador Batista y el 2 el legendario comandante
Camilo Cienfuegos entra en la Ciudad Militar y asume el mando del lugar sin
disparar un tiro. El campamento empieza a llamarse Ciudad Libertad y se dispone
la demolición de los muros que lo circundan. El 14 de septiembre del mismo año,
las Fuerzas Armadas hacen entrega de la instalación al Ministerio de Educación.
Surgía así la Ciudad Escolar Libertad. (Cubadebate)