La carrera de la actriz Yaité Ruiz ha sido un viaje apasionante y en constante evolución. Desde su primera incursión en el mundo de las artes escénicas a una temprana edad, hasta su actual presencia en la escena actoral cubana, ha demostrado un compromiso inquebrantable con su oficio y un talento excepcional.
Cuando se le pregunta sobre su mayor ambición como actriz, revela su deseo de lograr un «desdoblamiento total», donde cada ser que interprete sea único y diferente de los demás. Esta búsqueda de la diversidad y autenticidad en su trabajo la ha llevado a enfrentar una amplia gama de personajes y desafíos a lo largo de su carrera.
En la recién concluida telenovela El derecho de soñar, Yaité Ruiz estuvo en el centro de la escena. Su interpretación singular de María Luisa (Muñeca), un personaje en situación de discapacidad intelectual, conmovió al público y la convirtió en una figura querida por millones de cubanos que sintonizaron la serie cada lunes, miércoles y viernes para disfrutar de nuevos episodios.
—Personajes como Muñeca requieren una fuerte preparación física y sicológica. ¿Puedes compartir más detalles sobre cómo te sumergiste en el mundo de María Luisa y su discapacidad intelectual?
—Desde el proceso de casting, empecé a visitar a una joven en situación de discapacidad intelectual moderada, ya que esa era la característica requerida para los personajes en la audición. Mi objetivo era observarla para poder imitarla. Aunque no tomé mucho de su gestualidad, incorporé algunas de sus características a María Luisa. Una vez obtuve el papel, trabajamos en la parte sicológica con la ayuda del doctor Hector Vera Cuesta, director del Centro Internacional Neurológico, una autoridad en estos temas. En cuanto a la parte física, María Luisa también incorpora un poco de una compañera que estudió conmigo en el ISA que, aunque no tenía discapacidad intelectual, presentaba problemas motores.
«Este personaje posee un atractivo especial desde el principio, que comienza con su discapacidad. Su condición, el hecho de ser discapacitada, cambia completamente la perspectiva. Y, ¿no es cierto que cuanto más distante esté el actor del personaje, mejor? Al menos en términos físicos y sicológicos, es mucho más interesante interpretar a una persona que no tiene ningún tipo de conexión, ya sea externa o sicológica. Aunque en el aspecto emocional, María Luisa y yo compartimos muchos puntos en común».
—¿Cómo describirías a María Luisa en tus propias palabras?
—María Luisa es una joven adulta en situación de discapacidad que, al igual que todos en su situación, merece ser valorada, respetada y visibilizada por nuestra sociedad. Creo que este es el papel más desafiante, interesante y complejo que he tenido en mi carrera. En mi rol como actriz, creo que visibilizar y defender a personas en esta condición es una labor social importante. Mi objetivo es transmitir un mensaje de amor y defensa total, ya que cuando te sumerges en este mundo, te das cuenta de que lamentablemente es un sector de nuestra sociedad que a menudo se ignora.
«Las personas suelen reaccionar con compasión, como si fueran incorregibles, al ver a alguien con discapacidad. Sin embargo, estas personas forman parte de nuestra sociedad y merecen tener la oportunidad de trabajar y llevar una vida emocional y personal digna y respetada; seguir desarrollándose y aprendiendo».
—¿Qué lecciones personales has aprendido a través de este personaje?
—María Luisa me ha enseñado una lección valiosa, actuar desde el amor, a través de su ingenuidad y su mente de niña de aproximadamente siete años, que es su edad intelectual debido a su situación de discapacidad. A pesar de los momentos difíciles y desafiantes en el rodaje, tanto a nivel del personaje como en la producción, María Luisa me ha demostrado la importancia de mantener la alegría y abrazar este personaje con amor.
«Esta experiencia ha cambiado mi perspectiva sobre mi trabajo. De hecho, he creado un proyecto llamado Yo contigo y tú conmigo, inspirado en la frase de nuestros personajes, con el propósito de visibilizar a personas en esta condición. Me tomo muy en serio el mensaje que deseo transmitir a la gente y a la sociedad a través de mi trabajo, sin importar el tipo de personaje que interprete. No se trata de defender por defender, sino de comprender que los personajes, como seres humanos, tienen sus luces y sombras. Es esencial ver a las personas con amor, empatizar con ellas y comprenderlas».
—¿Cómo ha sido la respuesta de la audiencia hacia Muñeca y la temática de inclusión que aborda?
—Hemos atravesado varias etapas en este proceso. En un principio, experimentamos un fervor total, ya que los personajes acapararon la atención del público desde la primera escena. Luego, pasamos a una etapa de crítica profunda y desconocimiento, particularmente en las redes sociales. Algunas personas comenzaron a comentar que los personajes parecían exagerados o caricaturescos. Claramente, la falta de conocimiento sobre el tema, como mencioné anteriormente, contribuyó a este polémico debate generado, especialmente en Facebook.
«Esta parte de nuestra sociedad está prácticamente invisibilizada, y muchas personas no comprenden los trastornos y las características de cada uno de ellos. Creo que todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones, siempre y cuando lo hagamos desde el amor y con total respeto.
«Después de esta etapa, varios siquiatras y sicopedagogos salieron en nuestra defensa, junto con otros actores y compañeros. La historia de los personajes avanzó un poco más. Supongo que la gente se reconcilió en cierto sentido. Esto se debe a que, como mencioné antes, este es un sector invisibilizado de nuestra sociedad, y las personas no están acostumbradas a verlo.
«En la actualidad, creo que Pipo y Muñeca son muy queridos, y hablo en plural porque no puedo imaginar uno sin el otro. Son muchas las muestras de cariño que recibimos a diario. Creo que el objetivo que teníamos se ha cumplido totalmente».
—La química entre tu personaje Muñeca y el de Frank Andrés Mora «Pipo» es evidente en la pantalla. ¿Puedes contarnos cómo construyeron esta relación y cómo ha influido en la trama?
—La química entre ambos fue inmediata. Comenzamos a crear una historia, pero nos faltaba esa experiencia de vida para profundizar en nuestros personajes. Quería conocerlos más a fondo y tener información sobre cómo son en su entorno hogareño. Esto nos permitiría reaccionar, actuar y utilizar objetos del hogar de manera más auténtica durante la filmación. Fue entonces cuando se me ocurrió una idea…
«Una mañana, cuando apenas nos conocíamos y aún no habíamos pasado el casting, le envié un mensaje de voz a Frank en el personaje de María Luisa. En el mensaje, le conté que él se había ido y se había olvidado la leche en la mesa, y el gato se la había bebido. Le pedí que trajera pan pronto y que ya lo extrañaba. Ese día, Frank también me respondió con un mensaje de voz muy simpático. A partir de ese momento, comenzamos a intercambiar mensajes de voz y audios frecuentemente para conocer mejor a nuestros personajes.
«Cuando finalmente llegó el rodaje, que ocurrió mucho antes de lo previsto, no nos sentíamos completamente preparados, pero creo que utilizar esta herramienta nos permitió conocernos mutuamente y a nuestros personajes con mayor profundidad».
Después de enfrentar el desafío de dar vida a María Luisa, Yaité Ruiz desea explorar nuevos horizontes en la actuación, pues reconoce que este personaje ha marcado un antes y un después en su carrera. Una de las lecciones más valiosas que ha aprendido gracias a su experiencia en El derecho de soñar, es la importancia de «actuar desde el amor».
(Fragmentos de la entrevista publicada en la revista Alma Mater)