Álvaro Reynoso fue uno de
los cubanos del siglo XIX que más se destacó en los terrenos de la Química, la
Agronomía y, además, como tecnólogo industrial.
El considerado Padre de la Agricultura Científica Cubana
había nacido en Alquízar, entonces provincia de La Habana, el 4 de noviembre de
1829.
En 1862, concibió un
sistema integral de medidas para elevar la productividad de la caña de azúcar.
Este método —dado a conocer en varios idiomas— fue utilizado satisfactoriamente
en la Isla de Java (entonces colonia de Holanda).
Reynoso fue el primero en
llevar a la práctica, de manera eficiente, las ideas agroquímicas del alemán
Justus Von Liebig; propuso, en 1864, una completa innovación tecnológica en la
producción azucarera (de la que aún se desconocen sus aciertos y desaciertos), se doctoró en Ciencias en la Universidad de
París en 1856, luego de los estudios iniciados en 1848 y del aprendizaje
alcanzado en el laboratorio de bioquímica de Theofile Jules Pelouze y en el
Jardín de Aclimatación de París que dirigía Geoffroy Saint-Hilaire.
En Cuba había sido alumno
del español José Luis Casaseca en la cátedra de química del Colegio de San
Cristóbal (1844-1845). Rechazó el nombramiento de catedrático de Química
Orgánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Madrid (1857)
para asumir en 1858 la Cátedra Especial de Química Aplicada a la Agricultura y
a la Botánica de la Escuela General Preparatoria de La Habana. Obtuvo sus
principales éxitos científicos entre 1859 y 1864 cuando sustituyó a Casaseca en
la dirección del Instituto de Investigaciones Químicas de La Habana,
convirtiéndolo en una de las primeras
estaciones agronómicas del mundo al disponer del laboratorio de química que le
facilitó el Conde de Fernandina en una de sus haciendas cafetaleras en Pinar
del Río. Realizó excursiones científicas a diversas regiones agrícolas y azucareras
del país entre 1863 y 1864 y 1884 y 1885.
En 1864 se trasladó a
París para efectuar a escala industrial la obtención del azúcar en frío
mediante la congelación del jugo de la caña. Con el fracaso de su invento y la
disolución del Instituto (1869) permaneció 19 años en la capital francesa,
donde se dedicó al estudio de la conservación de las carnes con aire
comprimido, a las preparaciones farmacéuticas de elíxir y licores y a la
confección de una máquina para extraer jugo de la caña. Poco después de su
regreso a Cuba en 1883 y montó un campo de experimentación en el traspatio de
su casa, en el barrio del Cerro, debido a la falta de apoyo gubernamental para
que estableciera una estación agronómica.
Álvaro Reynoso fue
miembro correspondiente de academias de ciencias extranjeras como la de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid (1857) y las de Baviera y
Gottinga (1865), además de haber sido Socio honorario del Imperial Instituto
Bahiano de Agricultura de Brasil (1877). En Cuba fue Socio de número de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País (1858), Académico fundador (1861) y de mérito (1864) de la Real Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, Socio honorario del Círculo
de Hacendados (1879) y Consejero Superior de Agricultura del Gobierno (1883).
Formó parte de la Comisión Agrícola creada por el Gobierno para establecer una escuela de agricultura estatal (1883-1884). Se desempeñó en la redacción científica del Diario de la Marina (1858-1864, 1883-1888) y de los Anales y Memorias de la Junta de Fomento y Sociedad Económica (1859-1865). Álvaro Reynoso falleció en La Habana el 11 de agosto de 1888. (Redacción digital. Con información de Luis Enrique Ramos. Habana Radio/Archivo)