La historia comenzó por el año 2004. Felicia (para todos simplemente Fela) se sentaba con un termo a vender café en el portal de la casa desde bien temprano en la mañana hasta cerca del mediodía. Una taza del aromático líquido era agradecida por muchos, sobre todo por médicos y familiares que acudían al Hospital Universitario Ginecoobstétrico Diez de Octubre, más conocido por Hijas de Galicia, a menos de 30 metros del lugar por la calle Nuestra Señora de Regla.
Poco a poco le fueron pidiendo a Fela que aumentara la oferta gastronómica con algo más para picar, cual desayuno o merienda rápida y económica. El mayor de sus hijos propuso comenzar un negocio familiar: una cafetería en el propio portal, capaz de generar beneficios económicos y brindar un servicio al barrio.
Ya para el 2014, su hijo más pequeño, abogado de profesión, tomó las riendas del proyecto y comenzó la construcción de nuevos espacios dentro del propio inmueble. La idea no era solo diversificar los productos alimenticios, sino adicionarle actividades culturales, deportivas, recreativas y sociales a la comunidad, con especial énfasis hacia niños y jóvenes, quienes tendrían precios asequibles y calidad en el trato. No había que buscar nombre, pues La Fela se pintaba como un imán para el nuevo emprendimiento.
Desde el 2022 La Fela fue aprobada como Proyecto de Desarrollo Local (PDL), y su líder, Hanoi Aguiar, reconoce que si bien tuvo que aprender de administración lo más gratificante resultó acentuar el enfoque sociocultural y educativo. “Solo quería continuar la tradición familiar y aportarle algo distinto a este barrio, perteneciente a la demarcación del Consejo Popular Luyanó”.
Sin duda, el sello o slogan que usan: La Fela, quien llega, se queda, lo ha convertido en un emprendimiento diferente, pues además del servicio de alimentos, promueve ideas enriquecedoras espiritualmente como peñas habituales de música, humor y deporte; apadrinamiento de actividades para escuelas cercanas y al propio hospital; organización de cursos para todas las edades, festivales en el verano, entre otras, que crecen con la aprobación total en el barrio.
Renacer tras el tornado y música vital en pandemia
La noche del 27 de enero del 2019 resultó inolvidable para la vida de La Fela. El techo de su última planta voló por el tornado que sorprendió a una parte de la capital. No pocos vecinos pensaron que pasaría mucho tiempo para volver al lugar a compartir sus ofertas. Sin embargo, el empeño de los trabajadores, liderados por Hanoi y su esposa Lázara, permitió reabrir el establecimiento en menos de dos semanas y lo hicieron con una máxima: quedaría mejor que como estaba antes.
En unos tres meses recobró toda la vitalidad y el barrio se benefició, además, con servicios de comida para los constructores que laboraban en la reconstrucción del hospital y las viviendas, en tanto regresaron deportistas ilustres, artistas de la zona y nacionales a sus diferentes salones; mientras los niños se divertían con payasos, juegos de Scrabble, cumpleaños colectivos. Todo sin perder la calidad en la oferta gastronómica.
En marzo del 2020 llegó la pandemia COVID-19 y con los protocolos sanitarios necesarios La Fela acogió en su Salón Azul un espacio nuevo y prometedor: Live de martes con el dúo Buena Fe. Por esa peña virtual en coordinación con el periódico Trabajadores pasaron invitados de lujo (se transmitía a través de redes sociales), y hasta se celebraron los 15 años de la cadena multinacional TeleSur, un programa que aún recuerdan miles de internautas.
Otros espacios que tomaron auge fueron las peñas En Caliente, en las que los vecinos del barrio conocieron a atletas tan famosos como Javier Sotomayor, Omara Durand, Ana Fidelia Quirós, Anier García, Rey Vicente Anglada, Juan Padilla, Javier Méndez, entre otros; en tanto el único homenaje por los 20 años del tercer título olímpico de las Espectaculares Morenas del Caribe fue organizado allí.
Un PDL que ya tiene resultados
Desde la puesta en ejecución del proyecto con el objetivo de ampliar las capacidades para la gestión de fuerza laboral calificada con destino al sector del comercio estatal y privado, así como ofertas gastronómicas y culturales con fines sociales y económicas que tributen al desarrollo local del municipio, muchos son los resultados que puede exhibir hoy.
El 9 de enero de este 2023 se creó en su sede la propia escuela de cocina y cantina, en coordinación con la Federación Culinaria de Cuba, la cual ha graduado a más de 80 muchachos jóvenes, que salen con un título avalado para trabajar en cualquier instalación.
Este año ha sido de muchas alianzas, cuenta Hanoi, “porque hemos trabajado con los proyectos infantiles Fantasía Cubana y Caritas Alegres; con el programa de Radio Taíno La Casa de Tomasa, que se graba en espacios de la localidad como la Escuela Especial Camilo Cienfuegos, donde hemos creado el Proyecto Universo Especial el último viernes de cada mes. También tenemos relación con el proyecto VeloCuba de bicicletas para niños. A todos los apoyamos con meriendas y el aseguramiento de sus actividades.
“Además, organizamos dos programas A Jugar en escuelas del barrio, con la presencia de campeones olímpicos y el comentarista deportivo René Navarro. Como si fuera poco, mantenemos el apoyo al grupo nacional de Scrabble, juego que se ha extendido ya a tres escuelas del municipio como un círculo de interés, y cada martes se reúnen aquí para aprender y divertirse”, explica.
Imposible dejar de mencionar el programa Veranea, que hicieron entre julio y agosto con talleres para niños y adolescentes (baile, canto, pintura), y la ayuda brindada al hospital Hijas de Galicia, que ha celebrado varios consejos de dirección y actividades de la Anir en La Fela, al igual que actividades políticas, culturales y por el Día de la Medicina. “Incluso hemos prestado nuestro transporte para buscar plasma sanguíneo cuando han tenido problemas”, acota Hanoi, un convencido de que solo así puede funcionar Cuba en estos tiempos.
El 2024 sigue lleno de ideas
Cuando se le interroga al líder de este proyecto sobre sus aspiraciones para el nuevo año no esconde nada: “Consolidar todo lo logrado e impulsar más la escuela de cocina y cantina; crecer en alianzas con otros proyectos como Crearte, del Cotorro; abrir un espacio cultural permanente en la comunidad para el teatro, el guiñol y diversas manifestaciones; y retomar las peñas deportivas y con Buena Fe en el primer trimestre.
“A su vez pensamos instaurar un recorrido turístico por nuestro inmueble (para mostrar las tradiciones del barrio y la amplia exposición de fotos con todos los visitantes)”, expresa Hanoi, a quien su propia compañera de la vida lo califica como un soñador.
Le pregunto finalmente qué distingue estas ideas (quedaron muchas por hablar, por ejemplo, lo que hace junto a LyM Social en las redes sociales) de otros centros que son simples paladares o cafeterías-restaurantes y pululan por el país. No titubea la respuesta: “Es la carga social y el compromiso con mi mamá Felicia y con el barrio donde nací, del que no me pienso ir nunca”.
(Tomado de Trabajadores)