Cuba: niños y jóvenes en el centro de la vida



Pudiera parecer solo una metáfora destinada al proselitismo de una causa política, pero no lo es.

En ocasión de un nuevo aniversario de las fundaciones de la antigua Unión de Pioneros de Cuba (UPC) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), resulta evidente y muy verificable que la niñez y los más bisoños adultos del país siguen obrando en el centro de la vida. Así se les ha visto siempre en las etapas más decisivas y revolucionarias de la historia de Cuba. Estudiando o trabajando.

Recordamos que sus aniversarios, con un año de diferencia, fueron fechados el 4 de abril de 1961, para la primera; y 1962, en el caso de la segunda. Ocurrieron en tiempos telúricos de cambios y fundaciones muy necesarias tras la victoria del 1 de enero de 1959, reseña un artículo de la periodista Marta Gómez Ferrals, de la Agencia Cubana de Noticias.

La inicial Unión de Pioneros de Cuba, luego Organización de Pioneros José Martí, se ganó muy pronto el reconocimiento de ser una de las más simbólicas y trascendentes dentro del largo camino de conquistas promovidos por la Revolución cubana, y como casi todas las nacidas en aquel entonces fue desafiadora de tabúes, justiciera y audaz, cualidades que vienen muy bien a los cubanos.

La UPC se dedicó esencialmente a incentivar el amor por el saber y fomentar valores éticos y raigales entre los niños y adolescentes del país, a enriquecerlos en el sentido más amplio, incluso de lo que habitualmente se ha considerado la forja de una conciencia patriótica.

Fue en 1977 cuando se le dio el nombre de Organización de Pioneros José Martí (OPJM), y es con ese apelativo inmejorable que se mantiene en días actuales, cumpliendo objetivos múltiples y correspondientes a los nuevos tiempos.

Pero ya se ha dicho, hay un trabajo destinado a resguardar los fundamentos, encaminados al desarrollo integral de la personalidad de los Pinos Nuevos, como lo concibió su auspiciador, el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien a su vez homenajeaba al Apóstol de Cuba.

Cuba fue uno de los primeros países en ratificar la Convención
sobre los Derechos del Niño. Foto: Radio Habana Cuba.

Todo el laboreo dirigido a fomentar las inteligencias y desarrollo pleno de las personalidades, en el centro del sistema educativo cubano y del obrar de las familias, ha tenido el horcón de la Organización de los Pioneros, como extensora de una obra general que se pudiera llamar coral.

Y esto fue posible porque desde el primer momento Fidel pensó que no bastaba con que el proceso revolucionario hubiera cumplido el “milagro”, según sus propias palabras, de lograr que todos los niños cubanos tuvieran acceso a la educación y a las aulas, por humildes que fueran.

No ha sido nada fácil emprender una obra política y cultural como esa bajo el asedio y agresiones, incluidos actos terroristas, y el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a Cuba, desde hace más de seis décadas.

Hay un caudal de resultados incluyentes de logros materiales y cualitativos, y tanto los niños como los jóvenes cubanos de hoy, no lucen desmerecidos al lado de otros infantes del mundo, a pesar de los rigores de la vidaTodo lo contrario, siguen educándose sin falta y acuden a eventos internacionales deportivos y de saberes del mundo, con muy buenos resultados.

Desde el comienzo para trabajar con los pequeños se conjugaron formas de educación y métodos de convocatoria atractivos, que respondieran a sus intereses y energía.

No menos significativa ha sido la obra de la Unión de Jóvenes Comunistas, que con justicia ha sido considerada muchas veces cantera natural del Partido Comunista de Cuba.

La también llamada sintéticamente UJC, en sus albores unió a varias fuerzas juveniles muy revolucionarias y principistas enfrascadas desde la raíz en la refundación de la sociedad nueva promovida por la Revolución.

Estaban inspiradas por Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, José Antonio Echeverría, Lidia y Clodomira, la Generación del Centenario y jóvenes mambises descollantes como Ignacio Agramonte, los Maceo en tiempos del 68 y tantísimos cubanos en la flor de la vida, combatientes inmortales.

Muchas tareas ingentes, desde la defensa de la soberanía de la nación, el programa de la sociedad socialista hasta el ejercicio pleno de la justicia social, han sido cumplidas con el aporte de militantes de la UJC.

También obras productivas, económicas, educativas y en la ciencia, junto a otras que han enorgullecido a sus compatriotas.

Hoy, los adolescentes y jóvenes cubanos, como todos los del planeta se interesan naturalmente por el mundo de oportunidades que significa su participación activa en las redes sociales, tentador terreno, desarrollador y no exento de peligros y riesgos que seducen a muchos.

Dar las armas para que los jóvenes entren a sus predios por decisión propia si tienen esa facilidad, pero dotados de conocimientos y clara conciencia, es uno de los intereses actuales de la UJC. Nada debe obtenerse con la imposición de nadie, sino con el discernimiento, la limpieza ética y el respeto de las normas de convivencia, legalidad y orden del país.

Por estos días se dan los toques finales de un encuentro de gran importancia que se resume como XII Congreso de la UJC, para el cual se han venido preparando con laboriosidad de hormigas sus dirigentes y una buena parte de su membresía.

El asunto es viabilizar y hacer más notoria e influyente la obra de la militancia juvenil en la batalla que hoy libran los cubanos, por el desarrollo y la continuidad de nuestros programas de justicia social. Con o sin bloqueo, la meta apunta a lograrlo.

En medio de recias dificultades y de tantos cantos de sirena y proyectos del enemigo, ese empeño se las trae, pero no ha detenido la marcha de la organización.

Esperemos pues noticias, con optimismo, del quehacer y nuevos planes del universo juvenil cubano. (Redacción digital. Foto: Radio Habana Cuba)

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RSL

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