Cuba aún llora la
desaparición física de Camilo Cienfuegos
en un accidente aéreo mientras retornaba de Camagüey a La Habana, hace ya 65
años.
Como la muerte es un hecho únicamente cuando se olvida, aún late, vive, sonríe, bromea, sobre todo
en el pecho de una generación que, desconsolada, lo buscó con la ambición de
arrebatárselo al mar.
Aunque parezca una paradoja, para los cubanos el duelo por
el deceso de Camilo no terminó, no acaba, no concluirá nunca, y al mismo tiempo
lo sienten vivo, tal si la triste
noticia de 1959 nunca hubiera sido cierta.
Y este lunes, como cada 28 de octubre, cuando el mes y los
años comienzan a agonizar, asida a esos y muchos otros sentimientos, Cuba rinde
homenaje al Comandante del Ejército Rebelde, al Señor de la Vanguardia, al Héroe de Yaguajay.
Miles de anécdotas y proezas en sus cortos 27 años, el
sombrero alón encima de la sonrisa y la barba, colmarán evocaciones durante una
jornada en la cual estudiantes, trabajadores y adultos mayores peregrinarán
hasta costas y ríos para depositar flores.
Camilo Cienfuegos Gorriarán nació el 6 de febrero de 1932 en Lawton, localidad de La Habana, en
una familia con mucha más dignidad que fortuna, y desde aquel alumbrón hasta
ahora crece, crece y crece.
En el camino están su participación en protestas populares y
agravio por el golpe de Estado de 1952, que lo llevó a correr a la Universidad de La Habana, procurando armas para defender la nación.
También, la salida a Estados Unidos, donde reclamó sus
derechos de obrero en manifestaciones y escribió Identificación Moral, artículo en el cual criticó al dictador
cubano Fulgencio Batista.
Detenido y deportado a México, regresó a Cuba en junio de
1955.
En diciembre del propio año, fue herido en una manifestación
para honrar al héroe independentista Antonio Maceo y así, en enero de 1956,
intervino en la conmemoración por el aniversario 103 del Héroe Nacional, José Martí.
Sin trabajo, perseguido, volvió a territorio estadounidense,
y de ahí cruzó a México, donde se sumó a la expedición del yate Granma que
desembarcó en el oriente cubano y marcó el inicio de las luchas guerrilleras.
También tatúan su vida los combates de Alegría de Pío y El
Uvero, la Sierra Maestra, el ascenso a
Comandante, el nombramiento al frente de la Columna Invasora Antonio Maceo.
Del mismo modo, las gestas liberadoras de varios territorios
del centro del país, como Caibarién, Camajuaní, Placetas y Yaguajay, más el
triunfo del 1 de enero, marcaron sus días de finales de 1958 e inicio de 1959.
Luego, participó en varias acciones, incluido el arresto del traidor Huber Matos en
Camagüey, adonde viajó varias veces antes de abordar aquella avioneta Cessna de
regreso a La Habana, que de manera accidental terminó en el fondo del mar.
Ya era el Comandante
del Ejército Rebelde, el Señor de la Vanguardia, el Héroe de Yaguajay. Ya
era adorado por el pueblo. Y entonces se convirtió en verso, música, canción,
historia… Se convirtió en leyenda. (Tomado de Prensa Latina)
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