La estatua de mármol blanco, obra de Sergio López Mesa, se develó allí el 27 de febrero de 1955, coincidiendo con el aniversario 81 de la caída en combate de Manuel en un enfrentamiento con fuerzas al servicio de España en la oriental zona de San Lorenzo.
Colocar la estatua en el área central de la Plaza de Armas generó un debate, en el que desempeñó un papel esencial el doctor Emilio Roig, director de la Oficina del Historiador de la Ciudad, quién defendió con vehemencia la idea de rendirle el homenaje a Céspedes en la capital cubana.
En La Habana, entonces solo existía un modesto monumento a Céspedes en el Instituto de La Víbora, obra que se debió a la iniciativa de los destacados profesores e historiadores Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo. Ellos laboraban en ese centro estudiantil.
La colocación de la estatua en la parte central de la Plaza de Armas llevaba consigo eliminar de ese sitio la del rey español Fernando VII, pero no se procedió a su destrucción, sino que se guardó en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
Años después, cuando al doctor Eusebio Leal (1942-2020), continuador de la labor realizada por Roig al frente de la Oficina del Historiador, encaró la remodelación de la Plaza de Armas se decidió no restituir la estatua de Fernando VII en la parte central, donde ya se había hecho tradición que estuviera la de Céspedes.
Nacido el 18 de abril de 1819 en la ciudad de Bayamo, Céspedes constituye una de las más relevantes figuras de la historia de Cuba.
Siendo muy pequeño, sus padres se trasladaron a una finca campestre de la familia. Allí, él desarrolla los cinco primeros años de vida. Después, de regreso a Bayamo, realizó sus estudios primarios y de la Enseñanza Media.
Atendiendo a las posibilidades económicas de su familia, se trasladó posteriormente a La Habana para realizar estudios universitarios.
El 22 de marzo de 1838, obtuvo el grado de Bachiller en Derecho Civil en la Real y Pontificia Universidad de La Habana.
En julio de 1840, Céspedes partió para España y recorrió diversos países europeos, así como también Turquía y algunas regiones del imperio de los zares rusos. Retornó a Cuba en 1844, y en Bayamo abrió un bufete.
Ya desde 1867, comenzó a conspirar en Manzanillo junto a Francisco Vicente Aguilera y Pedro (Perucho) Figueredo. Más tarde fundó y presidió la Junta Revolucionaria de esa ciudad.
La colocación de la estatua en la parte central de la Plaza de Armas llevaba consigo eliminar de ese sitio la del rey español Fernando VII, pero no se procedió a su destrucción, sino que se guardó en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
Años después, cuando al doctor Eusebio Leal (1942-2020), continuador de la labor realizada por Roig al frente de la Oficina del Historiador, encaró la remodelación de la Plaza de Armas se decidió no restituir la estatua de Fernando VII en la parte central, donde ya se había hecho tradición que estuviera la de Céspedes.
Nacido el 18 de abril de 1819 en la ciudad de Bayamo, Céspedes constituye una de las más relevantes figuras de la historia de Cuba.
Siendo muy pequeño, sus padres se trasladaron a una finca campestre de la familia. Allí, él desarrolla los cinco primeros años de vida. Después, de regreso a Bayamo, realizó sus estudios primarios y de la Enseñanza Media.
Atendiendo a las posibilidades económicas de su familia, se trasladó posteriormente a La Habana para realizar estudios universitarios.
El 22 de marzo de 1838, obtuvo el grado de Bachiller en Derecho Civil en la Real y Pontificia Universidad de La Habana.
En julio de 1840, Céspedes partió para España y recorrió diversos países europeos, así como también Turquía y algunas regiones del imperio de los zares rusos. Retornó a Cuba en 1844, y en Bayamo abrió un bufete.
Ya desde 1867, comenzó a conspirar en Manzanillo junto a Francisco Vicente Aguilera y Pedro (Perucho) Figueredo. Más tarde fundó y presidió la Junta Revolucionaria de esa ciudad.
En diciembre de 1867, el gobernador de Manzanillo recibió un anónimo en el que se le avisaba de una proyectada conspiración contra el Gobierno y que se iba a dar el grito el día de Noche Buena, y se detallaba el nombre de Carlos Manuel de Céspedes.
El gobernador de Bayamo decidió detener a Céspedes, pero no lo realizó por hallarse este junto al lecho de su esposa, gravemente enferma.
Fallecida su esposa, a principios de 1868, el patricio se trasladó al ingenio Demajagua. Parecía que su mayor interés consistía en atender y lograr el desarrollo de esa finca de su propiedad. Pero, en realidad, seguía pensando más en llevar adelante la guerra por la liberación de Cuba del dominio colonial español.
Al conocer que ya desde el 8 de octubre le habían cursado un telegrama al gobernador militar de Bayamo, en el que ordenaban su detención y la de los principales conspiradores, instó a los patriotas que lo secundaban a concentrarse en su ingenio la noche del 9 de octubre.
A la mañana siguiente, mediante el sonido de la campana en forma vibrante, llama a sus esclavos, no para la realización de una jornada de trabajo, sino para darles su libertad e invitarlos a que lo secundasen en la guerra por la independencia de Cuba.
Una centuria después, se inauguró en este sitio histórico el actual Parque Nacional La Demajagua, que resultó declarado posteriormente Monumento Nacional.
El gobernador de Bayamo decidió detener a Céspedes, pero no lo realizó por hallarse este junto al lecho de su esposa, gravemente enferma.
Fallecida su esposa, a principios de 1868, el patricio se trasladó al ingenio Demajagua. Parecía que su mayor interés consistía en atender y lograr el desarrollo de esa finca de su propiedad. Pero, en realidad, seguía pensando más en llevar adelante la guerra por la liberación de Cuba del dominio colonial español.
Al conocer que ya desde el 8 de octubre le habían cursado un telegrama al gobernador militar de Bayamo, en el que ordenaban su detención y la de los principales conspiradores, instó a los patriotas que lo secundaban a concentrarse en su ingenio la noche del 9 de octubre.
A la mañana siguiente, mediante el sonido de la campana en forma vibrante, llama a sus esclavos, no para la realización de una jornada de trabajo, sino para darles su libertad e invitarlos a que lo secundasen en la guerra por la independencia de Cuba.
Una centuria después, se inauguró en este sitio histórico el actual Parque Nacional La Demajagua, que resultó declarado posteriormente Monumento Nacional.
Al hablar en el acto efectuado en la finca Demajagua, el máximo líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro, destacó el simbolismo de lo acaecido en ese lugar el 10 de octubre de 1868 y la relevancia histórica de Céspedes.
(Tomado del Portal del Ciudadano de La Habana)
RSL
Fidel destacó:
"¿Qué significa para nuestro pueblo el 10 de Octubre de 1868? ¿Qué significa para los revolucionarios de nuestra patria esta gloriosa fecha? Significa sencillamente el comienzo de 100 años de lucha, el comienzo de la revolución en Cuba, porque en Cuba solo ha habido una revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868 y que nuestro pueblo lleva adelante en estos instantes.
“No hay, desde luego, la menor duda de que Céspedes simbolizó el espíritu de los cubanos de aquella época, simbolizó la dignidad y la rebeldía de un pueblo —heterogéneo todavía— que comenzaba a nacer en la historia.
"Fue Céspedes, sin discusión, entre los conspiradores de 1868, el más decidido a levantarse en armas.”
“No hay, desde luego, la menor duda de que Céspedes simbolizó el espíritu de los cubanos de aquella época, simbolizó la dignidad y la rebeldía de un pueblo —heterogéneo todavía— que comenzaba a nacer en la historia.
"Fue Céspedes, sin discusión, entre los conspiradores de 1868, el más decidido a levantarse en armas.”
(Tomado del Portal del Ciudadano de La Habana)
RSL
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