El equipo de los Alazanes de Granma venció este miércoles (5-0) a los Leones de La Habana y se proclamó campeón de la VIII Serie Nacional de Beisbol Sub-23.
En el estadio Latinoamericano, del capitalino municipio de Cerro, los dirigidos por Marcos Ortega lograron su segunda y definitiva victoria en la gran final, pactada a tres desafíos frente a los de la principal urbe de Cuba.
Alexei Ricardo fue el
héroe de la jornada, al caminar toda la ruta y aceptar apenas dos incogibles,
en una de las actuaciones más memorables del certamen.
El diestro serpentinero “amarró” todo el tiempo a la manada, a ritmo de 11 ponches, mientras su tropa cabalgaba poco a poco en busca de su reinado.
¡ Granma campeón de la VIII Serie Nacional Sub-23 de #Beisbol ! Es su primer título en esta categoría al vencer a La Habana en el tercer juego de la final 5 carreras por cero .
— JIT Deporte Cubano (@jit_digital) July 16, 2025
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En el mismo primer episodio, se combinaron par de imparables impulsadores, incluido un doble de Yunieski Remón, para abrir temprano el marcador frente a los envíos del abridor y derrotado Misael Fonseca.
Álvaro Ortiz desapareció la esférica en el tercer acto por encima de la barda del jardín izquierdo, para ampliar el marcador y acercar a los caballos a su merecido título.
Una más en el cuarto capítulo fue demasiado para un equipo azul que esta vez no pudo mover los maderos como la había hecho en desafíos anteriores.
Más que una victoria, fue una escena digna de las grandes películas de redención. En un país asediado por dificultades cotidianas, donde el esfuerzo por sostener un campeonato beisbolero parece una empresa titánica, estos muchachos demostraron que el beisbol sigue siendo un lenguaje de resistencia, identidad y esperanza.
El conjunto oriental apeló a su temple de acero: se impuso con autoridad fuera de casa, ante el equipo más ganador del torneo, y reclamó su lugar en el trono.
Detrás del espectáculo, late una historia que merece ser contada con reverencia: la de un campeonato sostenido contra viento y marea, donde cada equipo puso sobre el terreno talento, fe y voluntad.
Este certamen, antesala natural de la Serie Nacional, es el embrión donde se forjan los futuros ídolos; el teatro donde se curten los sueños antes de convertirse en leyendas. Es aquí donde los peloteros aprenden que no basta con el swing y la recta: hace falta carácter.
El beisbol sub-23 acaba de clausurar una edición heroica. Lo hizo entre batazos, sudor, abrazos, lágrimas y rugidos. Y aunque Granma celebra ahora su corona, gana todo el país. Porque en tiempos oscuros, cuando escasean las luces, estos jóvenes supieron encender una llama. Y la mantuvieron viva. (Redacción Digital, con información de la ACN. Foto: Facebook)
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