La primera figura del Royal Ballet de Londres, la argentina Marianela Núñez, se encuentra en La Habana preparando el clásico Don Quijote y lo hace convencida de que sus funciones del 28 y 30 de diciembre serán una celebración compartida con el público cubano.
La bailarina expresó que le resulta profundamente estimulante presentarse ante espectadores que aman la danza. “Yo soy una amante y defensora de este arte, y bailar para un público apasionado es un regalo enorme, va a ser una fiesta”, dijo tras su primer ensayo en el Ballet Nacional de Cuba.
En el salón azul de la compañía, espacio predilecto de Alicia Alonso, Núñez irradiaba energía y carisma, aunque ante los medios se definió como una eterna aprendiz. Allí mismo dedicó palabras de admiración al cubano Patricio Revé, su compañero en el protagónico de Don Quijote en el Teatro Nacional.
Lo describió como “pura luz en el escenario y una inspiración enorme”, evocando los años en que compartía escena en el Reino Unido con Carlos Acosta, otro referente de la danza cubana.
Núñez percibe en ambos artistas una forma semejante de sentir la danza y valora trabajar con alguien que transita el mismo camino que ella. Destacó además la técnica impecable de Revé, su destreza como partenaire y la seguridad que transmite en escena.
El encuentro con Revé se produjo este año en Londres, cuando Núñez asistió a una función de Romeo y Julieta protagonizada por Natalia Osipova, primera bailarina rusa del Royal Ballet, en la que el cubano participaba como invitado.
“Me quedé así como… ¡guau! Fue hermoso verlo y pensé: tengo que bailar algún día con este chico. Meses después se dio, compartimos Don Quijote en el Teatro Colón y fue increíble la química. Lo admiro muchísimo y es un lujo estar en sus manos”, relató la artista, conocida como la “Messi del ballet”.
La trayectoria de Núñez está marcada por reconocimientos internacionales. En Rusia recibió el prestigioso Benois de la Danse, considerado el Oscar de la danza, y en Reino Unido fue distinguida en 2024 por el rey Carlos III como Oficial de la Orden del Imperio Británico.
A sus 43 años, acumula premios que la consolidan como una de las grandes figuras del ballet contemporáneo, aunque en el aula se transforma en una alumna incansable, disciplinada y siempre en búsqueda de la perfección.
Para Núñez, la creación de un personaje dentro de una obra es un proceso interminable, un producto que nunca se culmina. Esa sensación de insatisfacción constante, según confesó, la impulsa a superarse sin límites y a mantener viva la pasión por la danza.
Su rutina diaria incluye clases de ballet que equipara al “pan nuestro de cada día”, sesiones de Pilates y el acompañamiento de los mejores maestros posibles, siempre en la búsqueda de perfeccionar cada detalle.
Al saber que actuaría en Cuba, recurrió a la guía de Loipa Araújo, discípula directa de Alicia y Fernando Alonso, a quien conoce desde los 14 años y admira profundamente.
“Maestras como ella hay muy pocas en el mundo. Ve algo y lo soluciona en el momento con una corrección, pero su excelencia va más allá: entiende de manera particular a cada bailarín”, subrayó Núñez.
La habilidad de Araújo, directora artística asociada del English Nacional Ballet desde 2012, para comprender la personalidad de cada intérprete y transmitir correcciones de manera precisa, le parece a Núñez la de una “gran psicóloga”.
A las puertas de su primera función en La Habana, la bailarina anticipa un vínculo de reciprocidad con el público cubano. “Sé que voy a recibir mucho cariño, pero también van a recibir mucho cariño de mi parte”, aseguró con dulzura.
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(Con información del Portal del Ciudadano de la Habana)
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