El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, ofreció una entrevista especial al Sistema Informativo de la Televisión Cubana, en la que remarcó que la recién concluida IX Cumbre de las Américas, acogida por Estados Unidos, estaba condenada al fracaso, aun antes de comenzar.
El canciller afirmó que
el fracaso de la IX Cumbre era previsible, por la opacidad con que se organizó:
no se conocieron oficialmente las invitaciones a los países hasta 48 horas
antes de inaugurarse. Manifestó que EE. UU. manejó algunas fórmulas
discriminatorias para la participación de Cuba, pero el país caribeño las
rechazó rotundamente.
Se refirió a las palabras del presidente Miguel
Díaz-Canel, cuando rechazó la política de exclusiones del Gobierno
estadounidense y dijo que, en ningún caso, él asistiría a la Cumbre, en clara
alusión a esas fórmulas.
El canciller cubano
afirmó que, después de los intentos firmes, pero constructivos, de los países
latinoamericanos y caribeños, por hacer rectificar a los EE. UU. de su intento
de imposición, empiezan los debates públicos, inevitables, lo que acorrala a
Washington.
Es entonces que EE. UU.
inicia intentos de negociación de fórmulas discriminatorias de participación de
Cuba en la Cumbre. “En vez de rectificar el error y reconocer el clamor de todo
el hemisferio, empieza negociaciones turbias, que recibieron un enérgico
rechazo de la parte cubana”, remarcó.
El canciller reiteró que
esto confirma que EE. UU. no tiene una
sola razón válida para excluir a nadie ni el menor derecho de hacerlo por ser
anfitrión de la Cumbre.
Sobre la reacción de los
Gobiernos de Nuestra América ante la política de exclusiones, manifestó que Estados
Unidos nos subestima con arrogancia, con la visión de dominación, siempre
hegemónica. “Subestima a nuestros pueblos, a Nuestra América, en su capacidad
de presentar protesta y resistencia cada vez mayor, a los intereses de
dominación del imperialismo”, dijo.
“La exclusión de Cuba fue
una imposición autoritaria frente a la rebelión de un grupo de países, de jefes
de Estado y Gobierno”, significó Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de
Relaciones Exteriores de la nación antillana.
Reconoció que la
Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) mantuvo una fuerte posición contraria
a cualquier exclusión. Igualmente lo hizo el presidente mexicano, Andrés Manuel
López Obrador -que asume un liderazgo extraordinario en este proceso-, y otros
mandatarios de la región se suman a él.
El canciller señaló que la voz de 20 países que se opusieron a las
exclusiones, 11 denuncias expresas contra el bloqueo, y otras contra la
arbitraria inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del
terrorismo, demuestran que EE. UU. no está en capacidad de establecer
imposiciones.
Destacó que, con esta
acción, así como con el bloqueo, Washington genera un profundo aislamiento y
descrédito que coloca al Gobierno estadounidense, en relación con América
Latina y el Caribe, y en particular con Cuba, en la carencia de una política
propia.
Hay que aspirar a un
diálogo productivo y respetuoso de Nuestra América -encarnada en la Celac- con
los Gobiernos de turno de EE. UU., consideró el canciller.
“Cuba no aspira a integrarse con EE. UU., pues
aprendimos de Bolívar y de Martí que ese no es nuestro camino”, remarcó. Es conveniente un mecanismo de diálogo
y cooperación entre Nuestra América y el Gobierno de EE. UU., afirmó, pero
“siempre en absoluto pie de igualdad, sin sombra para la independencia, sin
restricción al ejercicio pleno de la soberanía”.
Estas cumbres del fracaso, que no llevan a las
soluciones de los problemas de los pueblos, confirman la importancia vital de
los mecanismos de integración de Nuestra América, subrayó Rodríguez Parrilla.
La omnipresencia de Cuba en Los Ángeles
Sobre la presencia de Cuba, de manera virtual, en la Cumbre de los Pueblos por la Democracia, el canciller se refirió a la omnipresencia de la Isla en Los Ángeles, en las calles de esa ciudad y en la prensa estadounidense.
En la entrevista, añadió
que la omnipresencia de Cuba se evidenció también en la denuncia y la ausencia
de varios presidentes respecto a la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
La Cumbre de los Pueblos por la Democracia fue
verdaderamente participativa y democrática, si bien EE. UU. impidió que
estuviera la delegación de la sociedad civil cubana allí, explicó.
El ministro agregó que el
evento confirmó la simpatía del pueblo estadounidense con el cubano.
La Cumbre de los Pueblos
fue el verdadero contraste de una vacía Cumbre de las Américas, que se
manifestó -dijo- en los miles de ciudadanos estadounidenses y de otras
latitudes desfilando en las calles o el hecho de represión que sufrió una
activista con un micrófono en la calle.
Rodríguez Parrilla explicó
que en el documento sobre el tema migratorio (de la IX Cumbre de las Américas)
no se mencionan las palabras soberanía e independencia.
En relación con Cuba, se
evidenció el descrédito de la política de EE. UU. respecto a sus anuncios de
cambio de política hacia la Isla, remarcó.
El crédito -dijo- lo
merece nuestro pueblo; está en la historia: son los cubanos los verdaderos
protagonistas de la voz de nuestro país en Los Ángeles.
La cita de Los Ángeles fue una batalla victoriosa de Nuestra América y un fracaso del imperialismo estadounidense, concluyó. (Redacción Digital. Foto: Cuenta en Twitter de la Cancillería cubana)