La presencia femenina y la incidencia de su fuerza en el logro de los resultados durante las seis décadas del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFNC) es una realidad incuestionable.
Para quienes han formado parte de la historia de la compañía más antigua e importante en la preservación de las expresiones que conforman la cultura popular y tradicional cubana, hablar de la presencia femenina es asunto obligado si de verdades se trata.
Para hacer justicia con las muchas que casi niñas se involucraron con la naciente compañía en sus primeros años, se dieron cita cuatro de las que llegaron muy cerca de la fecha fundacional, para compartir anécdotas con un grupo de estudiantes de la Facultad de Danza de la Universidad de las Artes.
Las entonces bailarinas Eva Despaigne Trujillo, Daysi Villalejo, Ileana Mesa Martell y Julia Fernández González deleitaron entre risas y lágrimas a quienes asimilaron sus historias con una atención poco común cuando de grupo de jóvenes se habla.
Imposible en este encuentro no recordar las enseñanzas de la maestra Nieves Fresneda, una de las figuras icónicas de la legendaria compañía y de la cultura cubana en general, quien les inculcó, por ejemplo, su estilo para danzar a Yemayá y las "obligó" a comer ensalada de verdolaga, como recuerda Julita (actual reggiseur de la agrupación).
A los escoyos que tuvo que sortear la Evita de entonces, hizo referencias la máster en Danza Eva Despaigne, egresada de la enseñanza artística como integrante del primer grupo de Danza Moderna del país, quien llegó en 1972 llena de teorías académicas no muy bien entendidas en el colectivo de bailadores que trataban de convertirse en bailarines.
"Para mí no fue nada fácil llegar a un grupo donde todos sabían más que yo de lo que sucedía en el foco folclórico, de cómo se danzaba a los orishas o de sus cantos y toques, y tratar de contrastar esa información con la que traía de la escuela, donde todo está escrito, aunque la sabiduría popular es otra cosa.
"Con la responsabilidad que tuve que asumir en el Folklórico y mi pensamiento renovador y de escuela, pasé mucho trabajo, pero eso también me ayudó a crecer.
"Cuando llegamos Milagros Desdunes y yo, además de bailarinas se nos asignó la tarea de contribuir como profesoras; cinco años después asumió la dirección Teresa González, quien además me dio la tarea de ser maître de danza, así que fueron tres las responsabilidades que asumí en la compañía que aún considero mi gran escuela…", comentó Despaigne (directora de la agrupación folclórica femenina Obiní Batá).
Eva Despaigne. |
Otra que también tuvo sus encontronazos fue Daysi Villalejo, quien, procedente de otra formación danzaria, llegó al CFNC cargada de inquietudes y con un estilo muy diferente al que tenía su nueva compañía.
"(...) la diferencia de estilo me costó muchísimo; tuve que comenzar a ver la danza folclórica desde otro prisma y así expresarla en la escena...
"Muchos de los que ya estaban en el Conjunto me ayudaron y guiaron, aunque hubo a quien le costó más trabajo asimilar mi presencia y mi desconocimiento.
Daysi Villalejo. |
"El CFNC es la gran escuela de generaciones de bailarines y músicos que, como yo, crecimos y maduramos aquí y hemos defendido hasta hoy su historia...."
Mujeres imprescindibles de la danza cubana dejaron escritos sus nombres en la historia la sexagenaria agrupación, a partir de la vigencia de su legado en lo que hasta hoy sucede: Manuela Alonso, Zenaida Armenteros, Silvina Fabars, Leonor Mendoza, Librada Quesada, Miriam Izquierdo, Cristobalina, Nancy Zamora, Regla Silva, Teresa Polledo, Margarita Ugarte, Isora Pedroso, Concepción Delgado y Mirtha Ocanto, son solo algunas.
El amor femenino fue tanto en las primeras generaciones de artistas que, un mes y medio después de tener sus hijos, se incorporaban al trabajo, cuentan las protagonistas del encuentro:
"...paríamos y no esperábamos a que se terminara la Licencia de Maternidad; a los 45 días ya estábamos de nuevo en el tabloncillo, era tanto nuestro amor por la danza y lo que significaba ese colectivo que no demorábamos en volver.
"Nuestros hijos crecieron allí, hubo momentos en que eran doce pequeñitos durmiendo en el tabloncillo o jugando en el patio, nos turnábamos para cuidarlos así cuando ensayaba Julia los cuidaba Silvina, por ejemplo, y de esa manera nos convertimos en tíos y sobrinos que hasta hoy nos queremos y respetamos…", recuerda Ileana.
Julia Fernández González. |
Sobre lo que ha significado el CFNC en su formación y desarrollo futuro, la directora de Obiní Batá expresó:
"(...) Aprendí del Folklórico el amor al arte folclórico, la responsabilidad y la exigencia.
Podían existir discrepancias entre nosotras, pero, cuando subíamos a la escena, se olvidaba y lo dábamos todo..."
Papeles protagónicos de los que poco se habla fueron interpretado a lo largo de los 20 años en que permaneció en la compañía, por Eva Despaigne: el Elegua de Alafin de Oyó, la Tajona del Tríptico Oriental (compartiendo con Silvina Fabars), la Clarina de los Coros de clave (sustituyendo a Nieves Fresneda) y el segundo elenco de Zenaida Armenteros en La Habanera.
Las apariencias físicas no fueron motivo para que la rubia Ileana Mesa se involucrara en el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba; la claridad de sus ojos, lo claro y lacio de su pelo no le impidieron ser una de las más destacadas en el seno de una agrupación compuesta en su inmensa mayoría por personas de tez negra.
"(...) Cuando decidí formar parte del CFNC no tuve mucho apoyo de los más cercanos a mí, porque no encontraban sentido a aquella adicción que me llevaba al 'extremo opuesto'.
Ileana Mesa Martell. |
"Pero, por el contrario a lo que muchos pensaron, mi estancia de más de dos décadas fue excelente, crecí humana y profesionalmente y logré muchísimos reconocimientos como parte de la compañía.
"Nunca sentí el peso de la discriminación, ni que mis rasgos me limitaran para desempeñar un papel; es así que disfruté mucho interpretando a Oshun o a cualquier otra deidad, también en los bailes populares...", compartió. (Digna Rosa Pérez, tomado de Cubarte)