Entrar a los predios de la Colina Universitaria es estar en contacto directo con el conocimiento. Los estudiantes sentados en las escaleras, los nombres de los grandes pensadores escritos en los pórticos, el sentimiento que habita cada lugar. Y a un lado de la escalinata, la facultad donde se forman los futuros historiadores cubanos que hoy 1ro de julio celebran su día.
Llevado y traído, el tema de la historia retorna constantemente a nuestros medios de comunicación. Algunos ven esta disciplina como la suma de hechos, fechas y figuras escritos en empolvados libros o la pura repetición de elementos. Desde la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología (FFHS) de la Universidad de La Habana se ve diferente, los retos que enfrentan la enseñanza de la historia y el papel del historiador en la sociedad son preocupación permanente.
“La historia puede ser empleada en un sentido patriótico, humanista, ético, contribuyendo con la formación del profesional y el ciudadano como buenas personas”, así nos dice el máster José Ángel Gutiérrez, profesor de esta facultad. “La historia que se imparte en todas las carreras de la universidad debe hacerlos pensar, desarrollar habilidades de análisis y crítica que los ayudan en el resto de las asignaturas. Pero no basta con repetir los hechos, hay que hacerles entender a los alumnos los procesos, presentarles las luces y sombras, para que vean que nuestro desarrollo y el proyecto social que defendemos parte de una lógica, y no de imposiciones”.
Lo anterior se ve con especial profundidad en la propia carrera de Historia, de donde salen egresados los profesionales de esta disciplina. "El programa de estudios que recién estamos implementando tiene nuevas asignaturas, nuevos enfoques, producto de un amplio debate que incluyó muchos criterios que fueron tomados en cuenta. Aunque todavía no ha podido desarrollar todas sus potencialidades pues hemos estado marcados por el contexto de la COVID que nos ha obligado a reducir los tiempos", nos dice el profesor.
En esto también coincide Yasiel Santos, estudiante de segundo año: "nos ha golpeado mucho la falta de tiempo producto de la pandemia, que ha obligado a apretar el contenido. Pero la formación es muy buena, que te guía en el estudio, en los análisis, acorde a la importancia de la historia para la sociedad, que es fundamental".
“Aunque los resultados de este plan de estudio deben analizarse cuando se gradúen varias generaciones, considero que es muy buena la formación,-continúa el profesor, también presidente de la sección de base de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) en la FFHS- a la altura de la historia que se realiza a nivel internacional. Quizás lo que más nos golpea es la situación del país que dificulta las investigaciones y la falta de sociabilizar el conocimiento que aquí se produce para que tengan mayor impacto. Hay que unirnos con otras facultades de la Universidad e instituciones fuera de esta, relación que ha mejorado pero aún es insuficiente, y en lo cual la UNHIC ha tenido un rol importante.
“El científico social tiene mucho que aportar a la sociedad, no es un erudito inservible; todo proyecto debe contar con las ciencias sociales: Sociología, Filosofía y también la Historia. Las posibilidades de insertar un historiador en un proyecto de desarrollo social no son las mismas que la de especialistas técnicos, cuando podemos aportar muchísimos elementos para enriquecerlo, para lo cual hay que crear mecanismos más efectivos”. (Tribuna de La Habana)