Tan
cálida como su gente, La Habana se baña de sol radiante. Cirros como algodones,
cielo bien azul desde Arroyo Naranjo, en el centro-sur de la capital cubana.
Intenso calor humano en sus calles, como en la Calzada del Diez de Octubre, inmediaciones del emblemático Café Colón, donde la colmena social empina el día en paz, entre tantos esfuerzos y bregar, en un verano concebido para el aporte y disfrute de todos. (Alberto Riesgo)
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