Sigue cantando Benny Moré, el Sonero Mayor


Cuba toda lleva el signo de su voz. El 24 de agosto de 1919 la localidad de Santa Isabel de las Lajas, en  la hoy centrosureña provincia cubana de Cienfuegos, estrenó el llanto de un bebé que años después se convirtió en el Sonero Mayor, el Bárbaro del Ritmo y el Principe del Mambo.

Bartolomé Maximiliano Moré (Benny) nació con el ángel de la música en su alma. Su poderoso registro para la interpretación de diversos géneros musicales, y la gracia para componer le granjeraron éxitos a lo largo de toda su vida.

Usted puede sentirlo en las tardes soleadas de Cuba, amenizando un concierto irrepetible grandes y buenas piezas musicales que él mismo las convirtió en clásicos nacionales.

Cada uno de sus triunfos llevan marcados con líneas de fuego ese misterio que nos acompaña a los nacidos en esta isla: la cubanía.

En medio de la pobreza y la discriminación racial, Benny se entregó al arte de la música y grandes compositores y directores de orquesta respetaron su fuerza imparable en los escenarios, como Miguel Matamoros, Rafael de Paz, Mariano Mercerón o Dámaso Pérez Prado, el Rey del Mambo.

La Habana recuerda a aquel joven de mirada penetrante que iba con una guitarra por bares, hoteles y restaurantes del entonces célebre barrio de Belén para tratar de sobrevivir.

En los muelles de La Habana Vieja, actuó para los turistas y visitaba el cabaret Panchin, de la playa del municipio de Marianao, para escuchar cantar al gran bolerista Panchito Riset.

Fueron muy difíciles sus inicios en la capital de la isla durante los años 40 del siglo pasado. Pero le había prometido a su madre, Virginía Moré, que se iba a La Habana para triunfar con la intención de que ella no tuviera que seguir trabajando de sirvienta, lavando y planchando ropas.

Cuentan que, en algunas noches de La Habana, se puede escuchar su voz, acompañado por la guitarra. 

Con el conjunto Matamoros, bajo la dirección de Miguel Matamoros, viajó a México y con ellos realizó sus primeras grabaciones. Desde entonces, su labor profesional fue indetenible. Benny Moré grabó discos, actuó en películas y conquistó multitudes en Panamá, Clombia, Brasil, Puerto Rico, Haití y Venezuela. En Cuba, lo veneraban.

La radio fue el escenario por excelencia del Benny, junto a su Banda gigante o “la tribu”, como le gustaba decirle, recorrieron gran parte de la isla.

Por eso la Radio Cubana, en el año de su centenario, no lo olvida. La magia de los sonidos lo reinventa una y otra vez.

Benny Moré es de esos seres únicos que vienen al mundo para enseñarnos que el arte está más allá de las academias, que cuando se nace para cantar, todos los acordes musicales de la isla se unen en ese concierto único y vital que se llama amor a la tierra donde se ha nacido. Benny Moré nos sigue enseñando el valor de los versos de la poetisa habanera Dulce María Loynaz: “Quien no ponga el alma de raíz, se seca”. El Sonero Mayor sigue cantando. (Abel Rosales Ginarte. Foto: Cuba.cu)

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