La solidaridad brota del cubano como la hierba fresca ante la lluvia.
En cuanto una localidad o región
de Cuba es azotada por un desastre natural, sanitario, tecnológico o de cualquier
otra índole, la primera ayuda parte siempre
de los propios afectados entre sí; a la que le sigue la que brindan de
inmediato los vecinos y los habitantes de otras provincias.
Ese humanismo, que se empina en Cuba como las palmas de sus campos, resulta esencial en los procesos recuperativos, después del azote de eventos extremos, y constituye un terreno fértil para que se viabilicen las acciones de socorro que se acometen a través del Sistema de la Defensa Civil.
Presidente de Cuba chequea en Pinar del Río acciones de recuperación, tras el paso de Ian. |
Como en el alma de cada buen cubano, la solidaridad está en la esencia del Estado que lo representa e, incluso, se manifiesta allende los mares, en ayuda de los pueblos más necesitados.
Es un sentimiento que “mueve montañas”, que ofrece frutos insospechados a favor de curar las heridas que causan los desastres.
Así lo hemos palpado en innumerables ocasiones: cuando el tornado del 27 de enero
de 2019, cuando la explosión
por escape de gas en el habanero hotel Saratoga (mayo de 2022) o cuando el gran
incendio
en la base de supertanqueros de Matanzas, en agosto último; así lo vemos ahora
en el occidente y centro de Cuba, donde “vuelven a perderse las fronteras
geográficas” y pueden verse, en un mismo sitio, a trabajadores del ramo
eléctrico de varias provincias, incluso de Guantánamo, en el otro extremo del
archipiélago.
Obreros del proyecto Payret apoyan en las labores de rescate y salvamento en el hotel Saratoga. Foto: Twitter/@ReynaldoCuba2. |
Universitarios de cultura física y deporte en La Habana donan sangre en solidaridad con damnificados por incendio en Matanzas. |
Así lo constatamos este viernes en el municipio de Playa, uno de los más afectados en La Habana por el paso del huracán Ian.
Entre las varias brigadas que laboran en el restablecimiento del servicio eléctrico en ese territorio, algunas llegaron desde Ciego de Ávila para, entre todos, con el aliento y apoyo de los propios vecinos, mostrar al mundo que, en Cuba, siempre puede más el huracán de la solidaridad. (Francis Norniella Yaujar)