La capacidad de respuesta y la unidad de la población durante la recuperación tras los embates del huracán Ian fueron destacadas por Eugenio Brunet, presidente del Consejo de Defensa del habanero municipio de Arroyo Naranjo.
Este territorio, con características suburbanas, ubicado en el centro
sur de la provincia, resultó uno de los más afectados en la capital cubana por
el evento meteorológico.
Se registraron daños por la fuerza
de los vientos, sobre todo al arbolado urbano, redes eléctricas, telefonía y
cubiertas ligeras en viviendas.
Brunet argumentó que, pese a campañas mediáticas que incitan al odio y la desobediencia, el pueblo se movilizó hacia las calles con confianza en la Revolución para eliminar los daños.
Hay buen fervor revolucionario: en
este municipio, donde el 75,45 por ciento de los participantes en el referendo
popular del Código de las Familias votó sí en las urnas, significó.
Eugenio Brunet, presidente del Consejo Municipal de Defensa en Arroyo Naranjo. |
El también primer secretario del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba en Arroyo Naranjo, elogió la respuesta que se aprecia en las circunscripciones, barrios y todas las zonas de defensa, en aras de borrar las huellas del huracán Ian.
Al respecto, reconoció la unidad
del pueblo con brigadas de jóvenes combatientes de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, el Ministerio del Interior, la Policía Nacional Revolucionaria
y las organizaciones políticas y de masas, consagrados en duras jornadas de
labor junto al sistema empresarial.
El dirigente puntualizó que el municipio se vio seriamente afectado también con el abasto de agua: al interrumpirse el servicio eléctrico, se detuvo el aporte de la fuente de abasto de la presa Ejército Rebelde (conocida como Paso Seco).
Ello condicionó la aplicación emergente de alternativas para el
suministro mediante pipas a consejos que estuvieron hasta seis días sin recibir
el líquido.
Durante horas muy complejas, sin
electricidad, se trabajó con grupos electrógenos para garantizar servicios
básicos a la población, como el pan normado.
A las comunidades de tránsito más dañadas por el meteoro, en un contexto difícil, se atendieron con puntos móviles para la venta de alimentos ligeros y almuerzos, a precios módicos o gratis, según el caso.
Incontables páginas de humanismo, esfuerzo y solidaridad se escriben en este municipio, uno de los más poblados de la capital cubana, con más de 211 mil habitantes, en aras de lograr la vitalidad total del territorio, con el amor y la voluntad de sus pobladores. (Alberto Riesgo Vázquez)