Cuando en julio de 2021 comenzó
en Cuba la inmunización masiva anti-COVID-19, con vacunas de producción
nacional, se reportaban diariamente en el país unos nueve mil casos positivos
al SARS-CoV-2.
Para entonces, se acumulaban miles de muertes y había más de 40 mil enfermos
activos con el virus, en medio de una compleja situación epidemiológica que
golpeó a las familias cubanas.
Hoy, a más de un año de comenzada la gran campaña, la cifra de positivos
por día no sobrepasa los tres casos (en algunas jornadas, cero reporte),
mientras que, desde hace meses, no se lamentan fallecimientos.
Se pudieron superar, sin
contratiempos, los efectos de la oleada provocada por la peligrosa variante ómicron.
Cuba, que comenzó a vacunar masivamente unos meses después de otros
países, actualmente es una de las pocas naciones con más del 90 por ciento de
su población totalmente inmunizada, luego de que más de nueve millones 999 mil personas
tienen el esquema completo de vacunación.
Al cierre del 6 de noviembre de 2022, de acuerdo con datos del
Ministerio de Salud Pública (Minsap), se habían administrado 42 millones 410 mil
778 dosis con la vacuna Abdala y las Soberana 02 y Soberana Plus, desarrolladas
por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y el Instituto Finlay de Vacunas, respectivamente.
Luego de un riguroso proceso de estudios clínicos, más las evidencias
demostradas por los inmunógenos en adultos, Cuba fue la primera nación que
realizó una campaña de vacunación en las edades pediátricas, empezando por el
grupo etario de 12 a 18 años, seguido por el de dos a 11 años, y que hoy totaliza
el 99 por ciento de los niños y adolescentes, de dos a 18 años, totalmente
inmunizados frente a la letal enfermedad.
En noviembre de 2021, comenzó
la administración de booster o dosis de refuerzo, en un proceso que se inició
por los trabajadores de la salud y del Grupo Empresarial de las Industrias
Biotecnológica y Farmacéutica
(BioCubaFarma), para extenderse luego a los grupos de riesgo, los adultos de 19
a 49 años, y por último a las edades pediátricas.
Hasta el 6 de noviembre, más de ocho millones 638 mil 900 personas
contaban con dosis de refuerzo, mientras que ya se avanza en la aplicación del
segundo booster para adultos, desde mayo último.
La estrategia cubana de vacunación anti-COVID-19 ha sido la clave del
control de la epidemia en el país.
En la actualidad, cuando avanza en una etapa prácticamente culminante,
ya puede ser catalogada como un éxito rotundo, tal como lo ratificó al diario
Granma la doctora Ileana Morales Suárez, directora de Ciencia e Innovación
Tecnológica del Minsap.
“La estrategia cubana de vacunación anti-COVID-19 es una estrategia vista desde el contexto nacional, asumida desde las fortalezas que tienen el sistema de Salud y BioCubaFarma, y anclada desde la propia organización del sistema de salud”, definió la directiva.
Cuba –significó al respecto– pudo tener una estrategia exitosa de
vacunación porque, de forma pretérita, estaban creadas las condiciones y se
contaba con un fuerte sistema de salud, una robusta industria biotecnológica y
farmacéutica, una cantidad considerable de recursos humanos altamente
preparados y una comunidad organizada.
Reconoció que el proceso llevado a cabo desde hace más de un año ha
sido el esfuerzo de cientos de miles de personas, quienes posibilitaron vacunar
a toda la población cubana de manera intensiva y extensiva, con el apoyo
incondicional de las organizaciones de masas, los jóvenes, la comunidad, los
organismos enclavados en la zona y otros factores.
¿Qué ha hecho exitosa la
estrategia de inmunización? Se preguntó la doctora Morales Suárez, para responder
de inmediato: En primer lugar, la concepción de la misma, que supera el mero
hecho de vacunar.
“Hay países que han tenido vacunas, pero no han tenido capacidad para ponerlas en las cantidades y en el tiempo necesario; hay algunos que han tenido recursos humanos, pero no el dinero para comprar las vacunas; Cuba ha tenido vacunas y un sistema de salud para poner vacunas, y eso ha sido nuestro primer éxito”, afirmó.
Subrayó la ventaja de Cuba de poder crear sus propias vacunas –una vez
que el primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente
de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, les dio el encargo a los científicos–,
al contar con una plataforma y conocimiento extenso en desarrollar inmunógenos.
Como segundo elemento, resaltó el hecho de que, aunque Cuba comenzó la
vacunación unos meses después que otras naciones, una vez iniciado el proceso,
en breve etapa le pasó por delante a varios países, se puso al frente de la
lista de la cantidad de dosis de vacunas que se administran diariamente y
encabeza, desde hace tiempo, los países con mayor cantidad de dosis aplicadas
por cada 100 habitantes, con alrededor de 360 dosis por cada 100 habitantes.
Otro elemento de éxito –destacó la directiva del Minsap– es que se logró hacer una estrategia con una base científica, que ahora está siendo nominada a premios y es sustento de tesis doctorales. “Fue una Estrategia que tuvo un grupo coordinador científico, expertos, asesores y un mapa de procesos con todos los instrumentos científicos que guiaron las acciones y tuvo resultados parciales, evaluaciones e indicadores”, sostuvo.
El principal motivo para decir que ha sido una estrategia muy exitosa
son los niveles de inmunidad y la situación epidemiológica de Cuba hoy,
puntualizó la doctora Morales Suárez.
“Cuando ya teníamos más del 50 por ciento de la población vacunada, cayeron de manera abrupta las cifras de casos positivos y de fallecidos, y hoy tenemos un control total de la epidemia”, significó.
Por esas razones, ratificó, es una estrategia exitosa que marca una
pauta para el país y el mundo de cómo hacer este tipo de intervenciones.
Para Cuba, dijo, ha sido quizá la intervención sanitaria más compleja
en 60 años.
¿QUÉ SUCEDERÁ EN 2023 CON LAS
VACUNAS ANTI-COVID-19?
La directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Minsap dio a conocer que actualmente se encuentran en etapa de reunión de expertos, en la cual trabajan de conjunto los centros creadores de las vacunas, el Instituto Pedro Kourí, y el programa de vacunación del Minsap, entre otros, para determinar la inclusión de las vacunas anti-COVID-19 como parte del esquema de vacunación nacional, a partir de 2023.
Por el momento, precisó, el cierre de este año va a continuar centrado en la culminación de las dosis de refuerzo (tanto la primera como la segunda) y la primovacunación en los casos que así lo requieren aún, en tanto se está llegando al tope de la población posible a vacunar.
En cuanto a las edades pediátricas, informó que solo recibirán una
dosis de refuerzo, debido a los elevados niveles de inmunidad que han
desarrollado contra el virus.
Señaló que, si existiera alguna complicación epidemiológica, se volvería a hacer una vacunación emergente de refuerzo a toda la población, en el menor tiempo posible, y con las condiciones ya creadas para ello. (Redacción digital. Tomado de Granma)