Una lluvia de aplausos colmó este lunes la Sala No. 3 del Palacio de Convenciones de La Habana, cuando alguien afirmó, voz en cuello: “¡Fidel está aquí con nosotros!”.
Aquella expresión, que latía en el corazón y los recuerdos de todos los
presentes, resumía el sentir de decenas de fundadores de las instituciones que
integran hoy el Grupo Empresarial de las Industrias Biotecnológica y
Farmacéutica (BioCubaFarma), con sede en la capital cubana, el cual cumplirá el
7 de diciembre próximo su décimo aniversario.
Ha sido una idea muy acertada reunir a muchos de quienes echaron a andar los centros del Polo Científico del Oeste de La Habana, para reconocerles, una vez más, tanto amor y dedicación a la patria, beber de su savia y materializar acariciados sueños de Fidel, quien, en fecha tan temprana como el 15 de enero de 1960, cuando el país tenía una alta tasa de analfabetismo, proclamó:
“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia; ya que una parte considerabilísima de nuestro pueblo no tenía acceso a la cultura, ni a la ciencia, una parte mayoritaria de nuestro pueblo (…).”
No puede crecer el árbol de la ciencia,
si no se afinca en sus raíces más profundas. Y eso son estos hombres y mujeres
de hoy: hondas raíces de la ciencia cubana, abonadas con las visionarias ideas
de Fidel.
Luis Herrera (izq.), exdirector del CIGB. |
Entre tantos, allí estuvieron este lunes Manuel Limonta, primer director general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB); Luis Herrera, también exdirectivo de esta institución habanera, y Concepción Campa, quien lideró el Instituto Finlay de Vacunas.
“Resultó muy emotivo ver a colegas con quienes no coincidíamos hacía tiempo. Recordamos toda aquella etapa inicial, intensa, cuando numerosos compañeros, de forma sencilla, logramos introducir diversidad de productos innovadores de utilidad para la salud y otras ramas”, declaró Carlos Manuel Mella Lizama, quien fue durante muchos años investigador y directivo en varias instituciones científicas de la capital cubana, incluido el CIGB.
Mella Lizama (izq.), junto a Gerardo Guillén, Dir. de Investigaciones Biomédicas del CIGB. |
“Se creó un magnetismo interesante, cuando los organizadores del encuentro nos convidaron a que expusiéramos nuestras consideraciones sobre proyectos, en marcha o no, de la Organización Superior de Dirección Empresarial BioCubaFarma, a la luz de nuestras experiencias”, explicó Mella Lizama (hoy jubilado), en alusión a lo que consideró un momento clave del encuentro de este lunes en el Palacio de Convenciones de La Habana.
No pocos narraron experiencias personales relacionadas con Fidel, de quien recordaban sus visitas constantes, a veces tarde en la noche o de madrugada, a los centros investigativos en construcción o ya en plena faena.
A mi mente vienen hoy otros
fragmentos del discurso de Fidel en aquel acto organizado hace 62 años por la
Sociedad Espeleológica de Cuba, en el cual expresó:
“(…) para eso estamos llenando la isla de maestros, para que en el
futuro la patria pueda contar con una pléyade brillante de hombres de
pensamiento, de investigadores y de científicos.”
Y eso son estos hombres y mujeres, ya en el otoño de sus vidas: fundadores de la constelación científica dibujada en los sueños de Fidel. (Francis Norniella Yaujar)
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