Impulsan implementación de proyecto agropecuario en municipios habaneros


Construir colectivamente propuestas de soluciones para las problemáticas identificadas por el diagnóstico de intervenciones del proyecto HAB.AMA en las cadenas de valor de hortalizas, frutales y ganado menor, ocupó a beneficiarios, especialistas y el equipo coordinador de esta iniciativa en un taller que sesionó esta semana en la capital.

HAB.AMA, el nombre resumido del proyecto Autoabastecimiento Alimentario y Desarrollo de Iniciativas  Económicos Sostenibles en La Habana, persigue incrementar la producción de  frutales, hortalizas y carne de ganado menor, y se realiza con el aporte de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS).

Esta iniciativa se implementa oficialmente desde enero de 2021 y se ejecuta en cinco municipios de la capital: Boyeros, Arroyo Naranjo, Guanabacoa, La Habana del Este y  Cotorro. Representantes de esos territorios participaron en el taller, que tuvo extensas e intensas jornadas de intercambios.

Según destacó Roberto Giuliotto, codirector del proyecto por la parte italiana, la idea es fortalecer todos los eslabones e ir solucionando las limitaciones y problemas que se presentan a los largo de las cadenas de valor, desde la propagación de semillas hasta la comercialización, y que la población de La Habana pueda tener una cantidad de alimentos suficiente, con calidad y precios asequibles, en correspondencia con la demanda nutricional, en particular los grupos más vulnerables.

La estrategia, precisó, interviene en diferentes áreas, entre ellas la innovación tecnológica, la entrega de equipamiento, herramientas y medios para aumentar la producción, mejorar los rendimientos y contempla también un componente de capacitación importante y de asistencia técnica para, por ejemplo, en el caso del ganado menor, el mejoramiento genético de las especies ovina, caprina y cunícola, además de un componente de intercambio y de coordinación interinstitucional.

De acuerdo con Giuliotto, debido a la incidencia de la pandemia de COVID-19 se han atrasado algunas acciones de la iniciativa y para concluir la fase inicial se requería “afinar detalles que necesitaban de la participación y el aporte directo de los beneficiarios, para que como gestores del proyecto, tuviésemos la capacidad y la claridad, digamos, de cómo ajustar la estrategia para que pueda ser eficaz”. Para ello, se convocó al taller.

Mirar con lupa dificultades y soluciones

Dividido en dos partes: hortalizas y frutales y ganado menor, el encuentro posibilitó que se analizaran los avances de procesos desarrollados en la implementación, los problemas identificados que provocan brechas en el flujo del productos en las cadenas de valor, así como también las necesidades de recursos identificadas o no inicialmente por la Estrategia de intervención.

Igualmente, en ambos grupos se expusieron las demandas de capacitación, se socializaron las problemáticas detectadas, se trabajó en la definición de indicadores de resultados y se compartieron iniciativas relevantes de los municipios.

Sobre las ventajas de la propuesta, el codirector del proyecto por la parte italiana, señaló:

"Estos talleres nos ayudan a entender cuáles son las necesidades actuales de los productores, las cooperativas y de las empresas para mejorar la calidad, no solo para aumentar la producción, sino también lograr mejor calidad de los alimentos que producen.”

Carlos Lopetegui Moreno, especialista del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical y director del proyecto, señaló que en el transcurso del taller, a partir del diagnóstico desarrollado en las tres cadenas, “hemos tenido la posibilidad de analizar cuáles han sido las problemáticas fundamentales identificadas en el flujo del producto de un eslabón a otro de la cadena, las brechas que se generaron y las problemáticas que éstas provocaron”

De esta manera, nos ha permitido definir las intervenciones fundamentales del proyecto en función del desarrollo de los volúmenes de hortalizas, de frutales y ganado menor para contribuir con la Ley de soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, a nivel de los cinco municipios donde interviene el proyecto”.

Una fortaleza en el taller y el proyecto, destacó, es el vínculo con las instituciones de la ciencia del territorio -Instituto de Investigaciones Fundamentales del Agricultura Tropical, principal gestor en la producción de semillas y las tecnologías de propagación; el Centro de Investigaciones en Mejoramiento Animal de Ganadería Tropical (CIMA-GT); Centro de Producción de Animales de Laboratorio (Cenpalab) y los institutos de Ciencia Animal (ICA) y de Pastos y Forrajes, así como las empresas y los productores individuales de las tres cadenas.

Para Lopetegui, el taller ha sido muy útil en el sentido de que ha permitido llegar a identificar, con la construcción participativa de todo el colectivo de actores que intervienen en el proyecto, las problemáticas que deben ser atendidas e incluso las que aún el proyecto no pueda atender, qué podríamos desarrollar para hacerlo en un futuro y con todo ello contribuir al incremento de la producción de alimentos en función del autoabastecimiento alimentario en la capital y agregar valor a productos locales para acceder a mercados, buscando la sostenibilidad.

Los productores e instituciones tienen la palabra

Para Vladimir Picart, campesino de la Cooperativa de Créditos y Servicios Sabino Pupo, del municipio de Boyeros, el taller les dio la posibilidad de superarse como productores y “socializar y unirnos a los productores de todos los municipios de La Habana, intercambiar experiencias  y puntos de vista distintos y entre todos ayudamos”.

Uno de los saldos más valiosos, consideró, es que el proyecto  aporta “una visión de futuro importante, porque nos ve, no como simples productores, sino en mejoradores genéticos de nuestro rebaño”.

“De este taller yo me llevo una enseñanza, un aprendizaje que no termina. Ha sido muy enriquecedor en cuanto a conocimiento, a intercambio, experiencia y visión de futuro, porque el que no piense en el futuro no va a vivir el presente y se va a olvidar el pasado”, consideró Uberto Luis Morales, productor de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Primero de Mayo, finca de semillas número 23, del municipio de Cotorro.

A juicio de Bárbara Rodríguez Pérez, jefa de Producción y de Reproducción de la Unidad Empresarial de Base Genética de ganado menor, el taller ha sido “una oportunidad para que todos: ciencia, institutos, productores y sector nos conozcamos e intercambiemos,  podemos aprender de la sapiencia esa que está ahí en el campo y, a la vez, ellos también interactúan con la ciencia y la técnica”.

“Nosotros nos llevamos una tarea  y un compromiso de apoyarlos y acompañarlos en este nuevo marco del proyecto, colaborando juntos la empresa estatal, la ciencia y la técnica y este proyecto de colaboración”, destacó Rodríguez Pérez. (Tomado de Tribuna de La Habana)

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