En la familia de los petroleros cubanos, hay un acontecimiento y una figura a los que siempre habrá que brindarles evocaciones y reverencias.
La creación en 1962 de la Escuela de Licenciatura en Geología de la Universidad de La Habana y el cumpleaños del doctor Gustavo Echevarría Rodríguez no pasan inadvertidos para quienes aprecian el valor de aquella institución y de este prestigioso especialista al que tantas generaciones han admirado.
El colectivo del habanero Centro de Investigación del Petróleo (CEINPET) tuvo el privilegio de tenerlo durante años entre los suyos, y de inmediato abrazó la idea de reunir a una buena parte de sus antiguos compañeros y del alumnado de la escuela - Echevarría fue el director fundador-, además de agasajarlo por sus 88 años.
Para El Chava, decano de los exploradores petroleros cubanos, no faltó el recuento en la voz de quienes todavía disfrutan el hecho de haberse privilegiado de sus clases o de laborar juntos en tareas de alta responsabilidad.
Salieron a relucir entonces anécdotas y vivencias que delinean la estatura moral de quien prefirió hacer del subsuelo cubano su campo de acción, y no quedarse en los Estados Unidos, donde podía haber disfrutado de todas las oportunidades que sus conocimientos le asegurarían.
El doctor en Ciencias Rafael Tenreyro Pérez tuvo a su cargo una semblanza que mostró la participación del homenajeado en la creación, a inicios de la década del 60 del siglo XX, de un sistema de conocimientos que sentó las bases de la escuela cubana de Geología, como parte de una concepción que conjuga lo mejor de la experiencia acumulada por geólogos españoles, cubanos y estadounidenses, además de lo hecho por los latinoamericanos, principalmente los argentinos, y las diferentes escuelas soviéticas de la especialidad.
Se habló, además, de sus tiempos gloriosos tras la creación del Instituto Cubano del Petróleo y titánicos proyectos, como los de las campañas de perforación en los cayos de la costa norte central de Cuba; la organización de trabajos geofísicos, el completamiento de un programa exploratorio hacia nuevas zonas y demás misiones que le permitieron estar bajo la dirección del comandante Ernesto Che Guevara y del capitán Jesús Suárez Gayol.
Desde la poesía, la presentación de imágenes de sus tantas jornadas de labor y, muy en especial, desde los cálidos abrazos de sus antiguos alumnos y compañeros, llegó a este cubano imprescindible el reconocimiento por tan decisiva participación en la transformación de la industria en los años 60, para convertirse en productores de petróleo y gas, creando empresas como Varadero y Occidente, sin desatender la investigación científica, la publicación en revistas especializadas y la docencia, a la que tanto amor le prodigó.
Autor de libros de texto imprescindibles en la formación de Técnicos de Nivel Medio y Superior en Cuba es este científico y petrolero, que tanto entregó -y aún lo hace- a una industria vital, donde halló no pocos momentos gratificantes. Y así lo expresó:
“Estoy feliz porque en mi vida contribuí a dos cosas: formar geólogos –también a tres geofísicos- y a descubrir yacimientos de hidrocarburos”. (Redacción digital. Con información de Tribuna de La Habana)