Aquel espectáculo se repetiría en
los dos años siguientes, como consecuencia de las muestras iniciales de la entonces
denominada Operación Peter Pan, orquestada por la CIA, de lo que hoy pudiéramos
calificar como fake news.
El hecho se inscribía en un pretendido arranque de guerra cultural, con
el fin de manipular los sensibles valores de la familia, sembrar en el pueblo
la desconfianza hacia el nuevo poder, al estimular los prejuicios impuestos
por la propaganda anticomunista durante decenas de años, muy presentes en la
sociedad en aquel momento, y generar mayor presión y malestar en las capas
medias y altas del país para lograr el apoyo a los planes agresivos de EE. UU.
Miembros de organizaciones
contrarrevolucionarias explotaron la comunicación oral, conocida como “radio
bemba” o “bolas”, que durante el convulso 1960 irradiaron el embuste sobre la
próxima promulgación de una ley del Gobierno Revolucionario que eliminaría la
Patria Potestad de los padres y, en su lugar, el Estado tomaría a los niños bajo
custodia y muchos serían llevados a la entonces Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, para convertirlos en autómatas comunistas.
Para aportar mayor credibilidad a la campaña, se falsificó, en una
imprenta controlada por elementos desafectos, una ley rubricada por el Consejo
de Ministros para derogar la Patria Potestad.
Como dato curioso, las autoridades ocuparon en el lugar, junto
con la engañosa ley, fotos y textos pornográficos de las llamadas novelas de
relajo de la época, negocio al que también se dedicaban los dueños de la
rotativa.
La falaz legislación, que se
imprimió simulando el papel oficial y el formato, aparecía firmada por el
entonces primer ministro, Fidel Castro, y el presidente, Osvaldo Dorticós, y se
reprodujo por centenares de ejemplares.
No pocos ilusos dieron crédito a
ese documento, el cual decía que, a partir de su vigencia, la Patria Potestad
sobre las personas menores de 20 años sería ejercida por el Estado, a través de
los individuos u organizaciones en que se delegue esa facultad.
Los medios de prensa de La
Florida, y en especial la llamada Radio Swan, dirigida directamente por la Agencia
Central de Inteligencia, emitieron esas matrices, sintetizadas en el siguiente
mensaje replicado hasta el cansancio:
“¡Madre cubana, escucha esto!, la próxima ley del gobierno será
quitarte a tus hijos desde los cinco años hasta los 18 años”, comentario
que alternarían con el de: “¡Madre
cubana, no te dejes quitar a tu hijo! Es la nueva ley del gobierno (...),
cuando esto ocurra serán unos monstruos del materialismo. Fidel se va a
convertir en la madre suprema de Cuba”.
La otra parte de la Operación
Peter Pan fue la creación de condiciones por la embajada estadounidense en La
Habana para los trámites de visas especiales y la salida de vuelos con los
pequeños enviados a un destino incierto en la nación norteña, donde fueron
ubicados en casas e instituciones de acogida, organizadas por las autoridades
con la complicidad de sectores reaccionarios del clero nacional y de Miami.
Estados Unidos desembolsó grandes
sumas con las compañías aéreas para garantizar los viajes y sustentar los
centros de "refugiados" para los mayores y otros con varios
pabellones para los niños sin familiares en el país.
Como consecuencia, alrededor de 14 mil menores viajaron desde
1960 y hasta 1962, en que presuntamente culminó la operación.
Además, cerca de 150 mil familiares emigraron a Estados Unidos, según
informaciones aportadas por participantes en ese programa que, solo muchos años
después, fue desclasificado y reconocido por las propias autoridades
estadounidenses como algo orquestado por la CIA.
Miles de esos menores pasaron muchos años recluidos en centros de acogida, especie de orfanatos, sin reunirse con sus padres, víctimas de una cruel manipulación de los sentimientos filiales con los que comenzó la política agresiva contra Cuba en una de las acciones de subversión político-ideológica más crueles y tenebrosas desarrolladas contra la Revolución. (Redacción digital. Con información de la ACN. Foto: Tribuna de La Habana)