En invierno suceden muchas cosas. Y una de ellas consiste en la llegada a Cuba de masas de aire de origen ártico, como esta que ha causado un gran descenso del termómetro a finales de 2022, cuando los noticiarios y las redes sociales se han colmado de informes sobre vuelos cancelados y vehículos cubiertos de nieve en Norteamérica.
Siendo así, busco en mis “arcas” digitales otro fragmento de la historia meteorológica de Cuba; y encuentro que un sistema similar nos llegó en la misma fecha del año, pero en 1906. Sobre aquel evento invernal no me extenderé en datos y cifras, y solo les compartiré dos testimonios.
El primero es una nota enviada a la prensa por el célebre meteorólogo aficionado guanabacoense Mariano Faquineto, que se explica por sí; mientras que el segundo procede de una denuncia presentada ante las autoridades locales por una familia del poblado de Managua, tras echar en falta a una persona de la casa.
Lo interesante del asunto es que, cerradas las viviendas “a cal y canto” para impedir la entrada del impetuoso viento del norte, nadie en el pueblo fue capaz de ver que los jóvenes “extraviados” eran dos, y que se “perdieron” después de pensar y encontrar una manera expedita de quitarse el frío.
Es solo una historia entre tantas, que que hoy forma parte de la memoria histórica de la meteorología cubana. (Luis Enrique Ramos Guadalupe)