La Operación Peter Pan fue una de las acciones más perversas, monstruosas e inhumanas de la guerra psicológica contra Cuba desplegada por la CIA para, mediante la mentira y la manipulación, sacar del país clandestinamente a más de 14 mil niños. Los pequeños habían sido entregados por sus padres a grupos de la iglesia católica para que los trasladaran a Miami y a España sin acompañantes, completamente solos.
El 26 de diciembre de 1960 comenzó la Operación Peter Pan con la salida de La Habana de los primeros cinco niños en el vuelo 422 de la Pan American World Airways que aterrizó en Miami a las 16:30 (hora local) de ese día, donde fueron recibidos por el monseñor Bryan O. Walsh, uno de los principales artífices de la malvada operación.
Hoy nos resulta incomprensible, increíble que esos padres entregaran a sus hijos menores de edad a personas desconocidas para que los trasladaran para Estados Unidos, completamente solos en total desamparo, sin siquiera dominar elementalmente el idioma para donde eran enviados. Pero, lamentablemente así ocurrió.
¿Cómo fue posible? Gracias a las acciones de desinformación que llevaron a cabo el Departamento de Estado, la CIA, la contrarrevolución interna y externa, así como organizaciones católicas que circularon la patraña de que el Gobierno Revolucionario iba a quitarles los hijos a sus padres, privándoles de la patria potestad, entre otras mentiras.
En el año 1960, la situación en el país estaba caracterizada por una constante lucha contra la burguesía, la clase media y otros sectores afectados por las leyes revolucionarias, los que pretendían mediante actos contrarrevolucionarios, sabotajes y la desinformación crear en el pueblo un ambiente de inseguridad que propiciara entre otras cosas, la pérdida de confianza en la Revolución y en sus dirigentes.
Sectores de la jerarquía eclesiástica y del laicado de la iglesia católica en Cuba se reunieron con los dirigentes de varias organizaciones contrarrevolucionarias para planear y realizar movimientos huelguísticos en los colegios católicos y privados, entre otras actividades provocadoras por todo el país.
Para tales acciones utilizaron elementos de la Juventud Acción Católica (JAC), de la Juventud Demócrata Cristiana (JDC), de la Agrupación Católica Universitaria (ACU) y de algunas escuelas privadas, en especial las religiosas y de la Universidad Católica de Villanueva, que estuvo entre las más activas con sus campañas anticomunistas y de provocación. Una de ellas fue la orquestada en el Parque Central de La Habana, el 6 de febrero de 1960, durante la visita del vice premier soviético Anastas Mikoyan.
La iglesia controlaba 132 escuelas primarias, 48 de segunda enseñanza, 33 escuelas de comercio, 22 de secretariado, cuatro high schools y tres vocacionales. Además de las universidades Católica de Villanueva y Social de La Salle.
En diciembre de 1959, se aprobó la Ley de Reforma Integral de la Enseñanza, que garantizaba el carácter integral, laico, democrático y gratuito de la educación y el acceso a ella de todos los ciudadanos sin discriminaciones de ningún tipo.
Esto trajo como consecuencia que se iniciara una feroz campaña de desinformación contra la ley desde los periódicos reaccionarios Diario de La Marina, Prensa Libre y Avance; agencias internacionales de prensa y representantes de la oligarquía nacional
También participaron en todas estas campañas de forma destacada La Voz de Estados Unidos de América, emisora oficial de ese país, y Radio Swan, financiada y dirigida por la CIA, que había sido instalada en mayo de 1960 en la isla de igual nombre, en territorio hondureño.
LAS FALSAS NOTICIAS NO SON UNA ESTRATEGIA NUEVA
El 26 de octubre de 1960, Radio Swan inició la campaña sobre la «patria potestad». A las 8:30 de esa noche, en el programa contra Cuba, «Hora de Liberación Nacional», bajo la dirección de Enrique Huerta y la colaboración de Ángel del Cerro, Pepita Riera y Luis Conte Agüero, se transmitió la siguiente información:
«! ¡Atención cubanos!
«¡Atención cubanos! Recuerda cómo días atrás, en esta hora de la liberación, te hemos dicho muchas de las leyes que más tarde fueron puestas en vigor por el gobierno, como por ejemplo, la Reforma Urbana te lo dijimos que ellos la iban a hacer y la hicieron; ahora te anunciamos la próxima ley: ¡Te quitarán a tu propio hijo desde los cinco años hasta los 18 años, te lo quitarán para adoctrinarlo y cuando te lo devuelvan estarán convertidos en una fiera materialista, y así Fidel Castro se convertirá en la madre suprema de Cuba! ¡No te dejes quitar a tu hijo!
«¡Atención cubanos! ¡Ve a la iglesia y sigue las orientaciones del clero!».
Al siguiente día, en el Noticiero para el Caribe, por esa misma emisora contrarrevolucionaria al servicio de la CIA, se informaba:
«Nueva Ley de Fidel:
«Poner a los curas y a las monjas a trabajar como empleados del gobierno. Armando Hart será el Papa, todo lo que se vaya a dar de religión tiene que ser por libros comunistas. El propio Armando Hart ha declarado que los niños en sus años iniciales pertenecen al Estado.
«Madre cubana, el gobierno te quitará a tu hijo y lo adoctrinará con normas comunistas. Le dirá que el Che no es un aventurero, sino un buen hombre valiente que ayudó a liberar a la patria; que Fidel es el padre de la patria [..]
«A ti madre cubana, te podrán quitar las ropas, la comida y hasta matarte, pero el derecho a criar a tu hijo no te lo puede quitar nadie, recuerda que no hay peor fiera que la que defiende a su cachorro. Ofrece tu vida a una causajusta como la nuestra, antes de entregar a tu hijo a las bestias».
Cuando esas informaciones tendenciosas se conocieron y circularon en Cuba la mayoría de la población no las creyó porque tenía confianza en la Revolución. Sin embargo, el pánico se apoderó en el sector que estaba más influenciado por el clero y su propaganda anticomunista: la burguesía y la clase media.
Durante varios meses, Radio Swan, de forma reiterada transmitió mensajes similares a este:
«¡Atención cubano! ¡Ve a la iglesia y sigue las orientaciones del Clero!».
Y si a estos mensajes le agregamos que en las escuelas católicas y privadas, los sacerdotes a diario intencionalmente ampliaban y manipulaban las mentiras sobre la patria potestad, podemos darnos cuenta de que, utilizando a los niños, organizaron una infame y meticulosa operación psicológica para desestabilizar la Revolución sin importarles las graves consecuencias que eso tendría para los infantes.
INICIO DE LA OPERACIÓN PETER PAN
Para sacar clandestinamente a los niños cubanos rumbo a Estados Unidos, el Departamento de Estado y la CIA reclutaron en Miami a monseñor Bryan O. Walsh, a la sazón director del Catholic Welfare Bureau, quien sería el principal coordinador con el gobierno estadounidense y en La Habana a Ramón (Mongo) y Leopoldina Grau Alsina (Polita), con James Baker, director de la Ruston Academy, quienes a su vez contactaron a personas de su confianza para que se encargaran de organizar y de llevar a cabo esta siniestra operación encubierta.
A Monseñor Bryan le entregarían visas I-20 (Inmigration I-20) para estudiantes con la apariencia de que eran tramitadas para el Coral Gables High School, en Miami, a donde se enviaba desde La Habana el listado de los supuestos estudiantes y estos a su vez remitían los documentos de matrículas para la salida del país.
Baker organizó en La Habana un equipo para tramitar los visados, pasaportes y otras gestiones legales. En su mayoría, el equipo estuvo integrado por profesores de su academia, independientemente de la red de la iglesia católica.
Una vez que se conseguía la documentación para viajar, las aerolíneas comerciales Pan American World Airways, de Estados Unidos, y la KLM Royal Dutch Airlines, de Holanda, entre diciembre de 1960 y octubre de 1962, eran las encargadas de expedir el billete de vuelo, cuyo costo era cubierto por el gobierno yanqui.
Estas agencias, penetradas por la CIA, bloqueaban en cada vuelo de 10 a 20 asientos de las reservaciones, confeccionaban amañadas listas de espera para agilizar la salida de los niños. Incluso llegaron a falsificar centenares de visas «waivers», solo concedidas a ciertas personas, supuestamente, por razones de persecución política, extrema urgencia y conveniencia del Estado que la concede.
Además de Estados Unidos, diplomáticos de seis embajadas europeas y cinco latinoamericanas estuvieron involucrados en el trasiego de documentos y pasaportes de la clandestina operación.
En la década de 1960, el aeropuerto internacional de Rancho Boyeros en La Habana, mantenía unos compartimientos de cristal a los que les llamaban «la pecera», donde los viajeros esperaban para abordar el avión luego de chequear el boleto desde el espacio abierto al público. No existía la zona de restricción de Inmigración.
Imaginémonos, por un instante, a un grupo de niños abriéndose paso en «la pecera» entre los viajeros adultos para tratar de llegar a una posición desde la cual pudieran ver a sus familiares. Con sus caritas y sus manitos apoyadas en el cristal, sin todavía comprender qué hacían allí, a pesar de que sus padres se lo habían dicho una y otra vez.
No podían hablarles, ni ellos escuchar lo que sus hijos les decían porque el cristal lo impedía. Con sus ojitos bien abiertos, a punto de estallar en lágrimas, esa desgarradora escena se repitió durante varios años por los más de 14,000 niños de la Operación Peter Pan que salieron clandestinamente de Cuba sin acompañantes.
En aeropuerto de Miami los esperaba el cubano- americano George Guash, quien era el encargado de recibirlos diariamente en un salón de espera. Allí, los que no tenían familiares aguardándolos, debían identificarse con esta clave: «vengo a ver a George», e inmediatamente los trasladaba para un albergue.
Se conoce que, desde el 26 de diciembre de 1960 hasta el 28 de febrero de 1962, un total de 7,778 niños habían llegado a la Florida de forma clandestina, sin acompañantes.
NUEVA RUTA HABANA-KINGSTON-MIAMI
Esta nueva ruta se inició el 17 de enero de 1961 con el envío de siete niños entre seis y diez años de edad, sin acompañantes, en el vuelo regular 978 de la aerolínea holandesa KLM que arribó a Jamaica en horas de esa tarde. Previamente monseñor Walsh había viajado a Kingston para coordinar con el cónsul general norteamericano y autoridades del obispado católico, el tránsito de los niños cubanos.
OPERACIÓN MADRID
De acuerdo con los organizadores de la Operación Peter Pan, esta finalizó el 22 de octubre de 1962, cuando comenzó la llamada Crisis de Octubre y fueron suspendidos los vuelos entre Cuba y Estados Unidos. Sin embargo, tiempo después, el propio monseñor Walsh manifestó todo lo contrario: se continuó realizando durante varios años esa secreta misión.
Los niños menores de 16 años continuaron saliendo solos, vía España, ahora con un visado regular del país ibérico. Cada semana llegaban entre 10 y 12 menores a Madrid, los que eran recibidos y atendidos por miembros de la iglesia católica española, junto a un grupo de sacerdotes, religiosos y laicos emigrados de Cuba.
Una vez en la península ibérica los niños eran alojados en los albergues de Nuestra Señora del Buen Aire y en el de Casa de Campo, ambos en El Escorial, en la comunidad de Madrid. Allí permanecían unos siete meses en espera de poder trasladarlos a Estados Unidos. Se estima que entre dos mil y tres mil niños cubanos salieron solos de Cuba por la vía Habana-Madrid-Miami.
EL DESTINO FINAL DE LOS NIÑOS
Los niños en la Florida fueron alojados en varios campamentos juveniles católicos, entre ellos Florida City, Kendall y Camp Matecumbe antes de ser reubicados. Es posible que más de la mitad permanecieron durante semanas, meses, o años en esos campamentos, casas de adopción, orfanatos y hasta en centros delictivos y de salud mental para menores, donde sufrieron agresiones sexuales, vejaciones y severos daños psicológicos.
La Operación Peter Pan convirtió en víctimas a las familias que supuestamente debía favorecer. Los padres que temían perder la patria potestad de sus hijos en Cuba, terminaron perdiéndola realmente en Estados Unidos. Muchos jamás lograron reencontrarse. Otros todavía no han aparecido.
Es cierto que un grupo de estos niños ya adultos, lograron insertarse en el sistema estadounidense, alcanzando notables espacios en las esferas culturales, políticas o de negocios.
Pero también es cierto que la inmensa mayoría no lo logró. Otros, se asieron a sus raíces cubanas, fundaron la Brigada Antonio Maceo, y murieron defendiéndola como el joven Carlos Muñiz Varela, quien fuera asesinado en Puerto Rico por promover los viajes a Cuba.
Durante años todos fueron afectados de una forma u otra por el desarraigo, la tristeza y el abandono a que fueron sometidos. Y esas viejas heridas todavía no se han podido cerrar.
Fuentes:
Operación Peter Pan, un caso de guerra psicológica contra Cuba, por Ramón Torreira Crespo y José Buajasán Marrawí
La providencia está de su lado, Luis Báez, periódico Granma, 13 de agosto del 2007