El primero de enero de 1959 dejó una huella profunda en la historia de Cuba. El triunfo de la Revolución no solo puso fin al Gobierno del tirano Fulgencio Batista, sino que, además, provocó la transformación del país para el bienestar del pueblo.
Ya ese día el Comandante en Jefe Fidel Castro, artífice de la gesta, dijo: “Esta
sí es la Revolución de verdad”, una condición afianzada en lo adelante bajo
la certera dirección del líder y el apoyo de un pueblo valiente y unido.
En estos 63 años, los desafíos no
han sido pocos; sin embargo, los cubanos han protagonizado hazañas asociadas
comúnmente a países desarrollados y en medio de duras condiciones económicas,
comerciales y financieras a causa del bloqueo impuesto por el Gobierno de
Estados Unidos.
Ofrecemos cinco hitos que el país
caribeño alcanzó luego del triunfo revolucionario en materia de salud y
educación.
- Campaña de alfabetización en 1961
La Campaña de Alfabetización fue una
trascendental revolución en el orden educacional y cultural, pues la población
debía tener instrucción para llevar a cabo las transformaciones que demandaba
el naciente proyecto político, económico y social de Cuba.
Tras intensos meses de un proceso
protagonizado por la juventud, el 22 de
diciembre de 1961 el Comandante en Jefe Fidel Castro anunció ante el mundo la culminación
exitosa de la campaña, al llevar la luz de la enseñanza a más de 700 mil
cubanos adultos.
La epopeya significó la reducción
al 3,9 por ciento del analfabetismo en el país, que incluía a quienes no podían
acceder por su edad, incapacidad mental o el caso de los 25 mil haitianos que
vivían en Oriente y no dominaban el español.
Para cumplir la tarea, se tomaron
medidas que implicaron, de manera escalonada, la participación de 300 mil
personas; de estas, inicialmente 100 mil jóvenes de 13 años formaron las
Brigadas Conrado Benítez. También nacieron los contingentes de Maestros Patria
o Muerte, que en número de 15 mil trabajaron fundamentalmente en poblados y
ciudades.
Los que no tuvieron edad para
incorporarse al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra o a la lucha clandestina
en las ciudades sintieron que el uniforme de brigadistas les brindó la
oportunidad de combatir por la Revolución en la primera trinchera de ese
momento histórico.
- Campaña de vacunación antipolio
En 1962, Cuba se convirtió en el
primer país de América Latina en declararse territorio libre de poliomielitis, logro que fue certificado en
1994 por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de
la Salud.
Antes del triunfo de la
Revolución, en la nación se produjeron epidemias de esta enfermedad -potencialmente
mortal y causada por una infección viral- en los años 1934, 1942, 1946, 1952 y
1955, que afectaban fundamentalmente a la población infantil, aunque también se
registraron algunos casos en adultos.
Con el propósito de erradicar ese
padecimiento, el naciente Gobierno revolucionario impulsó en 1962 la primera
campaña de vacunación antipoliomielítica, con el apoyo de las organizaciones de
masas del país, las cuales distribuían la vacuna en forma de caramelos a los
niños de un mes de nacido hasta 14 años de edad.
En la actualidad, Cuba es la única nación que aplica en
campaña la vacuna contra la poliomielitis, lo que protege de contraer la polio,
favorece que en un corto período los niños estén inmunizados y garantiza que el
virus se mantenga eliminado desde hace 60 años.
- Programa del Médico y la Enfermera de la Familia
El 4 de enero de 1984, fue
inaugurado el Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, plan ideado
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. El líder revolucionario promovió crear un
médico diferente y un especialista nuevo, con la finalidad de alcanzar niveles
de salud y satisfacción de la población. Los esfuerzos de este personal se
dedicarían a las acciones más importantes de la salud del pueblo cubano: la
prevención de factores de riesgo y la promoción de estilos de vida saludables.
A partir de este momento, se situó al médico y la enfermera de la
familia como máximos responsables de la salud de los individuos y la comunidad.
El desarrollo de la medicina
familiar en Cuba y la implementación de este programa han permitido elevar los
indicadores de sanidad de la población a través de acciones de promoción,
prevención, diagnóstico y tratamiento oportunos, así como la rehabilitación,
incluidos los aspectos sociales e higiénico-sanitarios.
Hoy se fortalecen los principios
fundacionales del programa y se consolida el precepto de que estos
profesionales son los guardianes de la salud de su comunidad.
- Creación del grupo BioCubaFarma
El 7 de septiembre de 2012, marcó
un hito en el sector, con la creación del Grupo Empresarial de las Industrias
Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (BioCubaFarma).
Surgido de la integración del Polo Científico y el Grupo Empresarial Químico
Farmacéutico Quimefa, BioCubaFarma actualmente tiene 45 empresas con 110
líneas de producción, 391 proyectos de inversión y 21 unidades de ciencia y
técnica asociadas.
Cada una de estas instituciones
se organiza bajo el principio de una empresa de ciclo cerrado, que integra
todas las etapas de realización del producto, desde la investigación hasta la
comercialización.
La industria biofarmacéutica es un sector estratégico para la nación,
desarrollado sobre una sólida base científica, con alto prestigio internacional
y elevados estándares de calidad.
Gracias a esta industria de
avanzada, Cuba pudo contar con vacunas propias para inmunizar a la población
contra la COVID-19, el mayor peligro sanitario al que se ha enfrentado el mundo
en el siglo XXI.
- Educación Superior en Cuba
Desde su triunfo, la Revolución priorizó
el alto ingreso de estudiantes a la universidad -sin distinción de género o
procedencia- y el fomento del sentido social de la formación de profesionales.
En 1976, se creó el Ministerio de
Educación Superior (MES) como organismo rector de esa esfera en el país. Constituyó
una etapa de multiplicación de las instituciones universitarias, que pasaron de
cuatro a 35, distribuidas en todo el territorio nacional, y crecieron la
matrícula y el personal docente, que aumentaron en casi cuatro veces, según
datos del propio organismo.
Esa ampliación llevó al establecimiento del requisito de exámenes de
ingreso, condición que se mantiene hasta hoy, pues el acceso a las casas de
altos estudios se basa solo en la capacidad del estudiante al afrontar el
proceso evaluativo.
Otra hazaña fue que, desde 1982,
las mujeres sobrepasaron el 50 por ciento de la matrícula de nivel superior,
contrario a lo que ocurría antes de 1959, cuando eran los hombres, en su
mayoría de familias acomodadas, los que podían cursar esos estudios.
Durante décadas, Cuba ha formado a
profesionales en disciplinas de las ciencias técnicas, sociales y médicas, de
manera integral y en intercambio con la comunidad.
Los universitarios realizan prácticas laborales, como parte de su
formación, y una vez egresados, son ubicados en centros de trabajo de acuerdo con
sus méritos académicos, mientras en otras naciones los jóvenes viven con
incertidumbre la inserción en el mundo laboral.
Cuba es reflejo de cómo se puede implementar un sistema de educación superior con las premisas de universalización en el acceso, calidad educativa e integralidad de la enseñanza. (Redacción digital. Con información de la ACN)