Bajo la conducción de Irma Soriano, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular en La Habana del Este, los delegados de la comunidad costera de Cojímar, constituyeron su Consejo Popular y la nueva dirección.
En ese acto constitutivo, efectuado en la jornada dominical, subrayaron
cómo, en tan poco tiempo y gracias a la unidad en los barrios, se respiran
aires de esperanza y confianza.
Y así se lo han hecho saber
muchos pobladores cuando, por ejemplo, en las colas de los establecimientos de
la Villa Panamericana para la compra de alimentos y otros productos, los
primeros que han estado allí velando por el orden y el cumplimiento de lo
establecido han sido esos representantes del pueblo, además de visitar centros
diversos.
Que le pregunten a Lázaro Garcés o a Manuel Antonio Álvarez, elegidos presidente y vicepresidente del consejo, en ese orden, cómo, junto a los restantes delegados y los “factores” de la comunidad, se han enfrentado ya a algunos de los principales problemas de la demarcación, cuando la situación económica, política y social de la nación es bien compleja.
Aunque la solemne reunión no era para exponer los desafíos o retos que
tendrían en el actual mandato, sí resultó alentador escuchar de ellos mismos la
voluntad y el deseo de solucionar dificultades asociadas al abasto de agua, la
higiene comunal -tras la proliferación de microvertederos- y al propio
desarrollo de esta comunidad llena de historia, cultura y tradiciones.
La presidenta de la Asamblea
Municipal del Poder Popular reconoció la labor y entrega de la anterior
dirección del Consejo Popular y que, gracias al trabajo mancomunado con las
autoridades sanitarias, Cojímar no colapsó en el momento más crítico de la pandemia
de COVID-19, o ante inundaciones costeras que obligaron a activar todas las
fuerzas y medios posibles.
Por ello, Soriano pidió a los delegados mantener esa unidad junto al pueblo, con su sentido de pertenencia, priorizar la producción local de alimentos mediante el fomento de huertos en patios familiares y en los centros laborales, y recurrir a las entidades, con vistas a transformar los barrios, tanto en la higiene como en la calidad de los servicios.
Para que 2023 supere al año anterior, se impone un sistema de trabajo desde el Consejo Popular hasta la propia Asamblea Municipal y su Consejo de la Administración, y no esperar por que se reúnan esos órganos para plantear cualquier situación, sobre todo cuando, con un poco de voluntad y sin muchos recursos, se puede resolver antes; así lo ha pedido la dirección del país, señaló.
Tras la reciente constitución de las 168 Asambleas Municipales del Poder Popular y la elección de su presidente y vicepresidente, de acuerdo con la ley electoral, corresponde desarrollar similar proceso en los alrededor de mil 400 Consejos Populares existentes en Cuba.
Aunque tal facultad los delegados
de circunscripción eligen entre ellos a quienes asumirán en su demarcación
tales responsabilidades, en esos órganos locales están representadas las
organizaciones de masas y las instituciones más importantes del barrio, con lo
cual quedan investidos de la más alta autoridad para el desempeño de sus
funciones de control y atención a las necesidades e intereses de la población.
(Redacción digital. Con información de
la ACN. Fotos: ACN y Radio Habana Cuba)