Para comenzar 2023, el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFNC) llegó al Teatro de Variedades América con un
programa-concierto defendido con dignidad por el colectivo que ahora dirige el
joven bailarín, coreógrafo y profesor Leiván García Valle.
Piezas concebidas por varios
creadores en exclusiva para la sexagenaria formación músico-danzaria regresaron
al escenario del popular coliseo de la habanera calle Galiano para ser
disfrutadas por un público cómplice, que en cada una de las tres presentaciones
demostró su respeto y aprobación.
Como buenos discípulos del maestro Rogelio Martínez Furé, los jóvenes
del CFNC ratificaron su compromiso con lo más genuino de la cultura cubana,
desde la danza y la música, al interpretar un programa que abrió con una mirada
más contemporánea al binomio Eshu-Elegua, visto desde la creatividad de García
Valle.
Bara irrumpió en la Sala convertido en excelentes danzantes (Richard Posada, Yosiel Vega, Dayán Rodríguez/ Osmany Aguilar y Jhonly Drago), quienes -desde los roles de niño, sabio, mendigo o policía- recetaron al más travieso de la religión lucumí.
Las palmas para la energía que le imprimió a esta obra el trío de instrumentistas que formaron Yandy A. Chang Pérez, Harold Ferrán y Damián Garrido, quienes se imbricaron en una obra que, desde sus inicios el pasado año, ha marcado un momento de giro en el discurso músico-danzario cubano.
El bloque yoruba siguió con Yansa, coreografía de Yandro Calderón, defendida en los roles protagónicos por las primeras bailarinas Diosleidy Hardisson y Yulien Fernández (quien alternó con Yoaris Orraca); Ogún Adda (Manolo Micler) tuvo como solistas a los primeros bailarines Yadro Calderòn y Harold Ferrán, y Yemayá Okute (Brian Ramos), bailada por la primera bailarina Arasamy Pérez, quien alternó con Brenda Martínez.
La aplaudida danza Abakuá (libreto de Rogelio Martínez Furé y coreografía de Rodolfo Reyes) estuvo ejecutada muy bien por el colectivo de artistas que dio paso al colorido Gagá, del maestro Micler, quien también firmó el danzón Isora Club.
Siguieron en el programa obras del repertorio popular que dejaron ver la versatilidad del trabajo de la compañía, dos de ellas firmadas por Yandro Caldrón: Pilón con son y Pa'mi gente, y para cerrar, una excelente rumba, coreografiada por el maestro Micler, en la que fueron defendidos los géneros del ciclo que representa al género Patrimonio de la Humanidad y en el que los primeros bailarines Yosiel Vega, Yessel Ramos, Yandro Calderón y Harold Ferrán dieron vida y energías a una columbia de exquisitos matices.
Vale destacar la notable mejoría de los coros que, a diferencia de momentos anteriores, se dejó escuchar sin disonancias alarmantes.
Asimismo, merece loas el cantante Edgar Berroa, quien -en muestra de profesionalidad- asumió todo el repertorio previsto para la ocasión, con esfuerzos que fueron reconocidos por el público, sin desafinaciones y con matices que aportaron "colores" a tema defendido.
Especialmente agradable resultó la invitación a la cantante Geidy Chapman, quien hizo galas de su amplias y probadas condiciones vocales, interpretando temas del cancionero popular y otros internacionales.
Siempre resulta grato apreciar la calidad artística de Harold Ferrán: sin dificultades, se pasea de la danza a la ejecución de los tambores batá y de ahí al canto, demostrando lo aprendido a lo largo de los más de 20 años en el CFNC.
En sentido general, fue un buen comienzo de año para la prestigiosa compañía que en marzo será acogida por el Teatro Martí y en julio celebrará seis décadas de su primera presentación ante el público. (Digna Rosa Pérez Morejón)