Los premios Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, máximos reconocimientos literarios que concede el Instituto Cubano del Libro (ICL) a escritores cubanos vivos, se entregaron en el Colegio San Gerónimo de La Habana, como parte de la XXXI edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana que acontece en esta capital hasta el 19 de febrero y luego recorrerá durante un mes el resto de Cuba.
En esta ocasión, los premios Alejo Carpentier correspondieron en la categoría de Cuento a Cuarenta vasos de vodka, de Rogelio Riverón; en el apartado de Novela, a la obra Voy a escribir la eternidad, de Francisco López Sacha, y como mejor Ensayo, a Socorro, no soy un subversivo, de Joaquín Borges-Triana.
Luego de debatir entre las más de 30 obras presentadas, el premio Nicolás Guillén de Poesía fue para La guagua de Babel, de Carlos Esquivel; de igual forma, concedieron menciones al cuaderno Taladro, de Víctor Fowler, y al poemario de Alberto Marrero El verbo y la cifra.
López Sacha, ensayista y narrador, tuvo a su cargo las palabras de elogio para agradecer a los organizadores del certamen por dedicar los premios a la memoria de Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, a quienes considera excelsos escritores y fundadores de la literatura moderna cubana del siglo XX.
En la ceremonia de entrega, estuvieron presentes Juan Rodríguez Cabrera y Josué Pérez Rodríguez, presidente y vicepresidente del ICL, respectivamente, además de personalidades de la cultura, el jurado de los premios y directivos de la Editorial Letras Cubanas.
Desde su fundación en el año 2000, este concurso tiene como objetivo incitar a la creación de obras literarias y reconocer a los talentosos escritores en las diferentes categorías premiadas.
