La patria es un latido


En fecha reciente, a propósito del Día de la Prensa Cubana, el multipremiado colega Reinaldo Cedeño Pineda escribió el comentario La patria no es un poco de tierra, es un latido, publicado en la revista Alma Mater, de la Universidad de La Habana.

Por la profundidad de sus argumentos y a tono con estos días previos a las elecciones nacionales del próximo 26 de marzo, Radio Ciudad de La Habana reproduce el mencionado trabajo:


"Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico", escribe José Martí en el periódico Patria, el 14 de marzo de 1892. Recordemos que el hecho no tiene lugar en suelo cubano, sino allá, en el Norte, en Nueva York… pero acaso ¿dondequiera que hay un cubano auténtico, no está Cuba?


La patria no es un poco de tierra, es un latido

No podía ser otro el nombre. La palabra bajo la cual se cobijan todas las ideas, se aunaron todos los esfuerzos "para lograr la independencia de Cuba y para fomentar y auxiliar la de Puerto Rico", hace referencia a esa construcción profundamente espiritual que es la patria ―la suya, que era, que es Cuba― y al alma de cada cubano que la hiciera flamear.

Ahora mismo, el Clásico de béisbol nos tiene a todos de madrugadores. El asunto no son los jonrones, no son los ponches, no son las estadísticas, no es solo el béisbol; es un sentimiento que te desborda, un nerviosismo que te recorre, una alegría que te traspasa. Es otra vez, es siempre la patria. Y lo es la pasión, de la que hablaba Martí al final del decimonónico.

Cada 14 de marzo, es una celebración; pero sobre todo, una inmersión. Así lo asumo. Como un exorcismo, como una disciplina, me sumerjo en mí mismo para entender en toda su dimensión, la mañana en que decidí optar por una profesión mil veces hermosa y mil veces difícil.

Cartel por el día de la prensa cubana 2023. Autora: Daniela Parera Monzote.

Cuando en uno de mis primeros trabajos, mi entrevistado me confesó que al comunicarle que tenía el Virus de Inmunodeficiencia Humana VIH sintió que "saltaba un abismo de una orilla a otra, y no alcanzaba el otro lado", lloré. ¿Acaso está bien llorar cuando un entrevistado abre el drama de su vida para ti, cuando te declara su verdad más íntima?

También fue aleccionador, y difícil ―muy difícil―, aquel diálogo que sostuve con el pintor José Julián Aguilera Vicente. Hablaba como podía, con ayuda, el cáncer había invadido su garganta. Al preguntarle cuál era el mejor momento de su vida, me dijo sin dudar, como un presagio: "Este, en que aún estoy vivo".

Cuando me detuve en los vestigios del Templo Mayor, en los restos de la antigua Tenochtitlán, en la actual capital mexicana, me perdí. Tuve que sujetarme a la baranda que separa dos mundos. Sentí la ira de los tiempos arder sobre mí, cuando supe que muchas de sus piedras están embebidas en las construcciones coloniales que rodean a El Zócalo, una de las plazas más grandes del mundo. Todavía esa crónica flota en el aire.

A esos momentos, habrá que sumar otros igualmente retadores, que atraviesan como una espada, la médula misma del periodismo.

Fidelidad no es silencio

Cuando señalas una responsabilidad no asumida, cuando tocas a nuestra infinita burocracia, tirada como un vampiro sobre la yugular de un país; cuando nombras a los formalismos que quieren imponerse a la razón, cuando reparas en la simulación buscadora de favores y en los privilegios mal habidos, en los números que andan suplantando argumentos; cuando en fin te detienes en ese marabú espiritual por arrancar… algunos se molestan. Los que entienden a la patria como parcela, los que han confundido la fidelidad con el silencio. Habrá incluso quien te sugiera que no te busques más problemas.


El desvelo merece respeto

Y ahí mismo, habrá que volver a Patria. A la pasión y a la verdad, no como palabras gratuitas, sino como sustento, como principios de aquel periódico fundador y por el cual celebramos el Día de la Prensa, cada 14 de marzo. Y habrá que volver a otro concepto más reciente, sacarlo de la piedra o la repeticion y devolverlo a su clarinada: “Revolución es no mentir jamás ni violar principios éticos”, como pensó, escribió, nos legó Fidel Castro.


La mentira es contrarrevolucionaria

¿Qué patria queremos construir? ¿Qué patria levantamos cada día? ¿Qué patria nos entregaron nuestros padres y cuál entregaremos a nuestros hijos? La patria anda ligada inexcusablemente al periodismo. No existe una sin el buen ejercicio del otro. La patria martiana que insufló aquel periódico llamado Patria, nacido "para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad". (Reinaldo Cedeño Pineda. Tomado de la revista Alma Mater. Diseño de portada: Ana Beatriz González Polanco)

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