Al referirse a la muerte, José Martí llegó a asegurar con particular determinación: “Otros lamentan la muerte necesaria; yo creo en ella como la almohada y la levadura, y el triunfo de la vida”.
Consecuente con sus convicciones, el Apóstol supo encarar
con firmeza el peligro de perder la vida en la guerra por la independencia de
Cuba que él, con tanta pasión y dedicación, se empeñó durante años en su
reanudación con el objetivo no solo de liberar a su tierra natal del dominio
colonial español, sino también, como proclamara en la carta que comenzó a escribirle
a su amigo mexicano Manuel Mercado y que quedó inconclusa: (...) "de impedir a
tiempo que los Estados Unidos cayeran con esa fuerza más sobre los pueblos de
América".
Nacido en La Habana el 28 de enero de 1853, su vida
fue breve, pero fecunda. Tan solo su existencia se prolongó a través de 42
años. Su caída en combate se produjo en la zona de Dos Ríos, en la entonces
provincia de Oriente el 19 de mayo de 1895.
Martí habló y escribió sobre la muerte en distintas
ocasiones. En discursos, cartas, poemas y trabajos periodísticos precisó en
forma muy especial y elocuente el significado de morir peleando por la
patria.
En sus Versos Sencillos, grupo de 46 poemas que
escribió en 1890 y que al año siguiente fueron editados en un libro en Nueva
York, planteó:
No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor
Yo soy bueno y como bueno
Moriré de cara al sol.
También en una carta dirigida a Federico Giroudi, con fecha 21 de septiembre de 1892, Martí refleja el tema de la muerte al señalar: "(...) yo no conozco más muerte que una y es la de perder la fe en mis compatriotas, y de eso, sé que no he de morir".
A través de su vida, Martí actuó en forma
consecuente con sus convicciones expuestas en cartas, poemas, trabajos
periodísticos y discursos.
Él creyó en la muerte necesaria y como tal puso su
vida al servicio de la causa de su pueblo, sin importar los riesgos que ello
entrañaba.
Precisamente, se produjo su caída cuando se hallaba
en los campos de Cuba estimulando con su presencia el desarrollo de la guerra
que él había logrado reorganizar.
Martí señaló que cada
hombre debía prestar, sin que nadie lo regañe, el servicio que lleve en sí.
Además, ya desde la etapa de su juventud en una carta escrita en 1878,
cuando solo contaba con 25 años, destacó que la vida debía ser diaria, movible,
útil. Y añadió que el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre
de su tiempo.
Martí explicó como él intentaba contribuir al
desarrollo de la vida y la felicidad de los seres humanos, al decir que su
oficio era cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble,
admirar y hacer admirar todo lo grande.
Consecuente con estos conceptos, transitó por
la vida, trabajó como escritor y periodista, ejerció la función de maestro y
laboró como representante diplomático de distintos países de América Latina en
los Estados Unidos de América.
Sobre la trascendencia de la vida y la obra martiana han expuesto consideraciones destacadas personalidades, tanto de Cuba como de otras partes del mundo.
Por ejemplo, el doctor Enrique José Varona, en un
discurso pronunciado en Nueva York, en 1896, en ocasión de cumplirse el primer
aniversario de la caída de Martí, precisó: "En todas las tareas que se impuso
encontró siempre dóciles sus múltiples aptitudes, porque esas varias y brillantes
facultades, esas luminosas facetas de su gran inteligencia, convergían todas,
como los radios al centro, a una facultad suprema, que las animaba y
vigorizaba: el entusiasmo. Su portentosa fantasía desplegaba las alas a todos
los vientos del espíritu, más no para vagar al acaso, con la facilidad gallarda
del mero diletante; sino para buscar por cada rumbo lo mejor, lo más exquisito,
la flor de perfección que soñaba, y que su corazón ardiente le hacía amar con
indecibles transportes. Amó siempre su obra. He aquí el secreto de sus grandes
éxitos."
Y más adelante puntualizó: "No colocó su ideal en un
mundo inaccesible. Quiso y logró esculpirlo en la roca de la realidad. Dio
valor a cada situación de su vida, precio a cada trabajo. Hizo cada vez y en cada
caso lo más y lo mejor que pudo. No hay regla de vida más alta, ni más
fecunda."
Igualmente, un gran martiano y continuador de su
legado, el Comandante en Jefe Fidel Castro, expuso diversas valoraciones sobre
Martí en distintas ocasiones.
Incluso, mucho antes de haberse producido el triunfo
de la Revolución, cuando fue juzgado en 1953 por haber organizado, participado
y dirigido el asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, Fidel en el
alegato pronunciado en el juicio que se le siguió, y que resulta conocido como
La Historia me absolverá afirmó que traía en su corazón las doctrinas del
Maestro y citó en esa oportunidad varios medulares principios de Martí.
Fidel señaló en ocasión de celebrarse en La Habana
en enero de 2003 una Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo,
como parte de las actividades que se realizaban en Cuba con motivo del
sesquicentenario del natalicio de Martí:
"Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos. ¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento." (Redacción digital, con información del Portal del Ciudadano de La Habana)