Melba Pérez Herrera sabe bien que el amor por los hijos lleva a las madres a cualquier sacrificio; y que con gusto Rosmery Durán habría dado su sangre para salvar a Matías porque tenerlo en el vientre nueve meses era apenas el comienzo de una unión para siempre entre la recién parida y su bebé.
No imaginaba la santiaguera residente en Hicaco, que, a más
de 960 kilómetros, en el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, en El
Vedado, en La Habana, el bebito necesitaba una transfusión sanguínea y que
sería su sangre -poco común en la población-, la clave para sanarlo y devolver
la esperanza y la alegría a la familia.
“Yo solo había donado sangre una vez en mi vida, en octubre
de 2006; de hecho, ese día, al ver los procederes para desarrollar una labor de
tanto humanismo, dije “esto es lo que quiero para mí”, y aquí estoy: hace 15
años trabajo en el departamento de Donaciones del Banco Provincial de Sangre
Renato Guitart Rosell”, cuenta mientras endulza el café y nos lo sirve en la
cocina.
Cada sorbo va sellando una complicidad que echa fuera el
nerviosismo y acorta las distancias. Queda atrás la barrera del “soy de pocas
palabras” y como si nos conociéramos toda la vida, sonríe otra vez, y pregunta
“¿qué quieres saber?”
Melba es una mujer transparente, de las que no repara en
formalidades y ofrece lo que tiene, abre las puertas de su casa como si fueran
las del alma, y una entiende entonces que solo alguien así podría ser la
protagonista de esta historia.
Matías nació en el ‘González Coro’ el 23 de abril pasado,
con lo que se conoce como enfermedad hemolítica perinatal del feto y el recién
nacido, un trastorno sanguíneo que puede ser mortal y se produce durante el
embarazo, cuando el sistema inmunitario de la madre desarrolla anticuerpos para
destruir los glóbulos rojos del bebé.
Esto sucede si la gestante carece de un antígeno de grupo sanguíneo que sí está presente en los glóbulos rojos del feto. En este caso, asegura el experto Gabriel Sigüenza Joa, responsable del laboratorio de Inmunohematología del Banco Provincial de Sangre, esos anticuerpos atraviesan la barrera placentaria y ocasionan una anemia que puede ser de menor o mayor intensidad. Aunque no siempre aparecen complicaciones, en la forma grave de la enfermedad hay manifestaciones clínicas como el edema y la ictericia del recién nacido (coloración amarilla de piel y mucosas). El agravamiento del cuadro implica peligro para la vida.
“Este niño hizo una anemia severa que requería transfusión
de sangre, pero en estos casos la transfusión de sangre tiene que ser muy
selectiva, hay que buscar sangre que carezca del antígeno que el niño heredó
del padre, y que está ausente en la dotación genética de la madre. Por tanto,
para Matías había que buscar un donante cuyo grupo sanguíneo careciera de ese
antígeno porque solo con una transfusión de sangre compatible se le podía incrementar
las cifras de hemoglobina y, por supuesto, mejorar su estado de salud”, explica
la especialista de segundo grado en Laboratorio Clínico, Dra. Niurka Alí Pérez.
Salvando las distancias, según otra experta, es un caso
similar a lo que está ocurriendo con la hija de Paloma, en la telenovela
brasileña Suerte de Vivir que transmite la televisión cubana. Como Gabriela, el
personaje que necesita una transfusión de un extraño grupo sanguíneo, el bebé
de Rosmery dependía de que se hallara a alguien con un tipo de sangre muy
difícil de encontrar en la población.
Solo dos personas en el país podrían haber hecho la
donación, de acuerdo con las referencias de grupo sanguíneo registradas en el
Instituto de Hematología e Inmunología. Ambas mujeres y de Santiago de Cuba, a
decir de la doctora Delia Esther Porto González, jefa del Programa Nacional de
Sangre.
En una entrevista con el periódico provincial Tribuna de La
Habana, la especialista en Hematología detalló que a partir de las 16:00 (hora
local) del martes 25 de abril, en una acción conjunta de su programa con
funcionarios del Programa de Atención Materno Infantil y del Servicio Integral
de Urgencias Médicas, en el Ministerio de Salud Pública, se logró localizar a
las dos donantes y se le practicó la extracción a una de ellas.
“El martes 25 de abril me llama la directora del Banco de
sangre, Bertha Cuevas Ramos, alrededor de las cuatro de la tarde y me dice
‘Melba, corre que hay un niño en La Habana que necesita tu sangre’; yo le dije
que sí y a los pocos minutos me recogió un carro en la casa de mi hija mayor y
me llevó para mi trabajo.
“Me hicieron el chequeo habitual previo a la donación y una
hora después ya estaba de regreso. Yo sabía que había hecho algo bueno porque
donar sangre voluntariamente es un acto de amor a personas que no conoces y que
probablemente nunca sabrás quiénes son ni qué enfermedad ayudaste a tratar;
pero jamás imaginé que sentiría tanta felicidad como cuando vi el reportaje en
la televisión y hablé luego con la madre y la abuela de Matías”, comenta Melba
y le brillan los ojos, y le tiembla la voz. Y se le ensancha el alma porque
lejos de la vanagloria inútil, aún no cree tan grande su servicio.
Aquel día, luego de procesar el líquido vital en el Banco de
sangre de la Ciudad Héroe, se envió en ambulancia para La Habana, y una vez
realizadas las pruebas de compatibilidad, llegó la vida a las arterias del
pequeño Matías.
Gracias a un reportaje televisado en el Canal Habana y en la
revista Buenos Días, se multiplica en redes sociales el sentimiento de que Cuba
se une más cuando prevalece la solidaridad. El altruismo de Melba, junto a la
funcionalidad del sistema de Salud en defensa de la vida, llenan de lágrimas
muchos ojos y la fe en el pueblo que somos estremece a más de un corazón ante
la imagen de un bebé hermoso y sano en el regazo de su madre.
“Mi vida no es la misma -dice la santiaguera. Usted es la
primera periodista que viene, pero he recibido muchas llamadas, comentarios en
las redes sociales de personas de toda Cuba agradeciéndome por donar la sangre
para el bebé... Y yo me siento súper contenta de haber puesto mi granito de
arena para que Matías pueda vivir y crecer junto a sus padres, a sus abuelos...
para que nada apague esa felicidad tan grande que se siente cuando llega un
bebé a la familia.
“Estoy alegre, maravillada con las cosas que han sucedido; y
nunca voy a olvidar cómo los familiares del bebé me agradecieron...ni las
palabras de cariño que las personas me dicen... Hasta mi hija más pequeña me
felicitó por las cosas tan bonitas que dijeron de mí en su escuela... Yo no lo
hice por ningún interés material, pero no hay mayor premio que lo que estoy
viviendo.” (Tribuna de La Habana)