De la novela cubana: asuntos cerrados y deudas pendientes (+ fotos)


Hormigón puede ser cualquier centro de trabajo en Cuba. Los personajes son seres humanos que se equivocan, se reinventan, con desafíos, aspiraciones y problemas personales. Así como Rebeca, José Manuel, Urbano, Bruno... son la mayoría que llevan las riendas en cualquier centro laboral, y de ese entorno donde convivían los roles protagónicos se derivaron el resto de los conflictos.

Todas las temáticas fueron tratadas desde el guión sin didactismo a partir de líneas dramáticas coherentes y creíbles. Quizás, que el televidente se vea reflejado en pantalla, fue uno de los mayores atractivos de esta telenovela reflejo de una sociedad donde hay abandono, celos profesionales, intrigas, traición, frustraciones pero también segundas oportunidades, tesón y ganas de transformar la realidad en la que vives.


Desde el guión y la dirección —a cargo de Felo Ruiz y Tamara Castellanos — se hizo un cuidadoso trabajo con el desarrollo de cada uno de los personajes, principalmente José Manuel, Cosme, Gerardo y Bruno (unos crecieron y los otros decayeron en esa lucha interna entre el bien y el mal).

Por otro lado, hay que destacar el plus que le aportó la sapienza y calidad histriónica de Teherán Aguilar, Fernando Hechevarría, Daisy Quintana, Jorge Luis López o Gina Caro, por ejemplo. Aplausos para el trabajo de los más jóvenes como Yass Beltrán, Flora Borrego y Yasmany Guerrero.

La rápida solución de los conflictos, los giros inesperados y los cierres de cada capítulo fueron también elementos cruciales en ese éxito. La banda sonora, como acompañante de la trama, le dió a la novela un sello propio

Antes de finalizar, hay que hablar de la despedida-homenaje a Manuel Porto y, por consiguiente, a todos los trabajadores de la construcción, quienes también se merecían ser los protagonistas de un audiovisual cubano.

Terminó la telenovela de turno y muchos asuntos quedaron pendientes. El éxito no puede ser el que opaque una realidad en la que los productos cubanos no tienen la calidad requerida para competir con otras propuestas que el público consume. Más allá de las carencias tecnológicas, falta también una mirada proactiva y creativa de los que hoy participan en el proceso de producción de un material de este tipo.

El de anoche no fue este el típico final donde todos son felices y comen perdices, pero si fue un cierre real, apegado a una sociedad a la que también le quedan asuntos pendientes, donde muchas mujeres tienen que lidiar con el acoso o son menospreciadas en ambientes hostiles, donde se mira con recelo a aquellos que quieren reinsertarse en la sociedad, o existen traiciones, reencuentros, decisiones erróneas, segundas oportunidades.

La vida es eso, una montaña rusa, un vaivén lleno de emociones y asuntos pendientes. (Redacción digital)

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