En Cuba, los niños son el tesoro
más preciado de la patria; constituyen prioridad en la Atención Primaria de
Salud y en el Sistema Nacional de Educación y Seguridad Social.
La Constitución de la República contempla sus derechos en el Código de
las Familias y en el de la Niñez y la Juventud, concebidos para defender sus
intereses en la sociedad.
Cada tercer domingo de julio, se
celebra a lo largo y ancho del país el Día de los Niños, para lo cual existe un
amplio programa de actividades recreativas, culturales y deportivas en las
localidades, con funciones de teatro, conciertos para los pequeñines del hogar,
ferias gastronómicas, publicaciones de libros con textos infantiles, planes de
la calle, maratones deportivos, entre otras propuestas.
El apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, escribió que “Los niños son la esperanza del mundo”, frase que ilustra la importancia dada por el Maestro a la más nueva generación. En ella depositó la confianza por alcanzar un mundo mejor, con oportunidades de atesorar conocimientos y aportar a la humanidad.
La Revolución cubana, desde sus
inicios y a pesar del asedio perenne del cual es víctima desde hace más de seis
décadas por los Gobiernos estadounidenses, mantiene el compromiso y voluntad
política de formar a los “pinos nuevos” en principios solidarios, éticos y de
equidad, sustentando las conquistas sociales alcanzadas, la erradicación del
racismo, la corrupción y prostitución, institucionalizadas antes de 1959.
Es conocido que Cuba tiene
actualmente sustanciales carencias materiales, y sus causas fundamentales están
localizadas en la obcecada estrategia de asfixia económico-financiera impuesta
por Washington.
Sin embargo, en esta tierra no hay presencia de niños sin escuelas, médicos
ni hospitales; todos los infantes tienen la posibilidad de practicar deportes,
manifestaciones culturales y, según su esfuerzo, alcanzar una especialidad
técnico-profesional o una carrera universitaria, residan en zonas urbanas o
rurales.
Antes del Primero de Enero de
1959, era sumamente difícil que los hijos de familias campesinas tuviesen
varias opciones de superación; generalmente solo concebían labrar la tierra con
sus padres, muy pocos obtenían el grado sexto de la Enseñanza Primaria. Hoy,
son miles los que lograron ser ingenieros, veterinarios, médicos, arquitectos,
maestros, periodistas, abogados, científicos…
Así era entonces: apenas algunos
barrios o comunidades contaban con una denominada Casa de Socorro o Posta
Médica, la inmensa mayoría de los pobladores en los campos y también en
ciudades carecían de estos servicios, y buena parte estaba privatizada.
No obstante la voluntad del
Gobierno cubano, son todavía insuficientes los espacios recreativos destinados
al esparcimiento de los niños.
Este es un tema sobre el cual hay
que continuar generando iniciativas, aun con pocos recursos. Se precisa seguir
revitalizando parques y lugares con ofertas asequibles para ellos; también para
adolescentes y jóvenes.
La programación concebida en la televisión para el verano se sumó, una vez más, al propósito de entretener y ocupar el tiempo libre.
Están también disponibles para el
público los zoológicos, la Finca de los Monos, el Acuario, el Parque Lenin,
Expocuba, el Jardín Botánico Nacional, el Pabellón Cuba, los círculos sociales,
las instalaciones de campismo, las playas, las actividades circenses, los musicales,
los bailables y otras propuestas en los territorios.
Sin embargo, es indispensable
seguir buscando nuevas y mejores opciones cada vez, y que en ellas prevalezcan
precios asequibles de productos y servicios orientados a este segmento de
población y sus familias, sobre lo cual todavía hay que trabajar en la búsqueda
de mejoras y soluciones.
La niñez en Cuba tiene el encanto de vivir en un país seguro, con un sistema de vacunación periódico para evitar graves enfermedades, donde no hay drogas ni armas en escuelas ni centros de trabajo, y donde los infantes crecen alejados de los vicios tradicionales en garitos, prostíbulos y el tráfico de niños que tanto daño ocasiona en otros pueblos.
Este aspecto es muy importante
para las familias cubanas, que también contribuyen de forma mancomunada con las
organizaciones de masas y estructuras políticas y socio-económicas de las
localidades para avanzar en el anhelado desarrollo sostenible, garantía para
eliminar cada insuficiencia.
Los niños cubanos siembran futuro y, parafraseando al Héroe Nacional, también son libres porque son cultos. (Redacción digital. Con información de Tribuna de La Habana)