Gaspar Mateo, habanero ejemplar que merece más luz

La Historia no es, en ocasiones, benévola a la hora de atesorar el recuerdo de quienes la sirvieron bien.

¿A quién se le ocurriría pensar que en el siglo XIX La Habana tuvo un prestigioso helenista y políglota, especialidades ambas un poco escasas en nuestro Caribe con todas sus islas y, aún, en todo el Nuevo Mundo?

Pues tal persona existió, y además de sus muchos méritos en el terreno del conocimiento, también los tuvo en el del amor a la patria, habiendo sido, cosa rara en Cuba, un hombre bastante discreto, rayando en el misterio.

Tan es así que, al buscar su nombre en Internet para escribir sobre su vida, apenas si he encontrado menciones brevísimas que no se justifican por el alejamiento temporal, pues su época no es tan distante del ahora nuestro como lo es, por ejemplo, el siglo V del Rey Arturo, de Bretaña, o el Renacimiento de Leonardo de Vinci, sobre quienes sabemos mucho más que sobre este cubano.

Apenas he encontrado una nota en el Diccionario de Biografías y Memorias del acucioso investigador habanero Oscar Ferrer Carbonell, obra lamentablemente inédita hasta el momento, que refiere:

Acosta, Gaspar Mateo (La Habana, 1782-La Habana, 1862). Políglota y patriota cubano. Dominó a la perfección los idiomas griego, latín, inglés, francés e italiano. Conocedor -además- de la literatura mundial, se dedicó especialmente a la castellana. Hizo traducciones de algunos clásicos griegos y latinos. Ardiente patriota y hombre de ideas liberales, tomó parte de forma destacada en la conspiración del Águila Negra, iniciada en 1828, descubierta en 1830 y destinada sin éxito a lograr la emancipación de Cuba. Por su actividad política estuvo varias veces en la cárcel. Escribió la historia de la logia del Águila Negra.

Pero un periodista investigador amante de la Historia nacional no puede resignarse con tan poco. ¿Dónde encontrar más información? Tal vez buceando en la actividad política de nuestro helenista. Veamos entonces qué fue la Gran Logia del Águila Negra. Y de nuevo tropezamos con el secretismo y la falta de documentación que suele padecer quien se aventure en la investigación de sociedades secretas sin ser un iniciado o un miembro de ellas.

La que nos ocupa surgió en Veracruz, México, en 1823. Sus fundadores fueron Guadalupe Victoria y el ex fraile betlemita[1] cubano y coronel del Ejército Mexicano Simón de Chávez. Curiosamente en el Archivo Nacional de Cuba se encuentran tres documentos relacionados con esta Logia: Sus estatutos, una lista con los  nombres de sus principales dirigentes, una explicación de los grados e indicaciones para los miembros, con fecha del 15 de mayo de 1824; el tercero se titula Instrucciones a los diputados de los estados y se trata de una plancha emitida por la Gran Logia del rito de York (Rito Escocés) a finales de 1825, relativa a los medios para alcanzar los planes del Águila Negra. Tenemos que habérnosla, al parecer, con la masonería. Y ya vamos viendo que nuestro investigado era, probablemente, un masón. Y digo probablemente, porque todavía hoy existe polémica sobre si la GLAN fue una institución masónica o solo algunos de sus miembros principales eran masones del Rito de York o Escocés. En lo personal, debido al muy activo papel que los masones yorkinos tuvieron en el derrocamiento de Itúrbide, yo creo que sí lo era aunque su estructura fuera diferente a la de otras órdenes masónicas.

Aunque fue una sociedad secreta destinada a influir sobre la política mexicana, también se proponía trabajar por la independencia de Cuba, algo que no debe sorprender a aquellos de nosotros, cubanos, que estemos al tanto de que la masonería mexicana obedecía a la Gran Logia que tenía en nuestra isla su sede principal. Esto debe formularse en otros términos, pero yo no soy masón (no podría, soy mujer), así que solo puedo enunciarlo de este modo.

En 1823, Guadalupe Victoria, quien ya era miembro del triunvirato que ocupó el poder ejecutivo de manera provisional tras la caída del imperio de Iturbide, no había ocupado todavía su cargo, pero llegó a ser el primer Presidente de la República Mexicana. La Gran Logia del Águila Negra, conocida por sus iniciales (Glan), tuvo una ramificación en Cuba.

En el sitio https://www.redalyc.org/pdf/137/13711105.pdf, puede encontrarse la siguiente información:

En cuanto a la independencia cubana, parece indudable que desde sus inicios la GLAN haya tenido intenciones de propiciarla o incluso de conseguir su anexión a México, tanto por la participación de Simón de Chávez en su fundación, como por el interés que mostraba en ello el gobierno mexicano y sobre todo porque en sus estatutos de 1823 se establecía que la Asociación se había formado “con el objeto de proporcionarse entre los buenos patriotas medios que conduzcan al logro de la libertad general de las Américas”. Sin embargo, en esos mismos Estatutos se indicaba más adelante que la Legión trabajaba en favor de la libertad y en contra del despotismo, por lo que parece más probable que su finalidad inicial, más que el problema de Cuba, haya sido impedir los intentos de reconquista española, o que los partidarios de la monarquía y del orden tradicional trataran de establecer de nuevo, un sistema que se consideraba despótico. GLAN admitía en su seno a cualquier persona que manifestara virtudes patrióticas, con tal de que no fueran europeos. … Además, señalaba como una obligación de los iniciados que, cuando tuvieran la oportunidad de otorgar empleos, prefirieran a los miembros de la Sociedad.

La Glan se caracterizaba por su virulenta hispanofobia y su anticlericalismo, ambiente en el que encajaría bien un helenista. Pero en el mismo sitio antes citado por mí hay un dato muchísimo más interesante para los cubanos: la Glan se proponía la anexión de Cuba a México. El águila-serpiente o la Serpiente Emplumada, que los aztecas identificaban con Quetzalcoatl, divinidad fundadora de su panteón, fue después de la derrota de este pueblo el símbolo de México, y hasta hoy es la figura central de su bandera. Y con respecto a esta intención de anexar a Cuba, el historiador francés Dominic Dominique Soucy[1], escribió una obra titulada: “Un águila de dos cabezas: La Gran Legión del Águila Negra (México-Cuba, 1823-1830)”[2]. Entre los miembros de la Glan había varios exiliados cubanos, entre ellos el poeta Miguel de Teurbe Tolón y Francisco Garay, certificado en documentos de la Glan como uno de sus fundadores.

Cuando Guadalupe Victoria ascendió a la Presidencia de México, mantuvo su plan de favorecer la independencia de Cuba, y presentó al Congreso de su país un nuevo plan para una expedición militar a la isla, que fue aceptado por el Senado:

1-   Se autoriza al Gobierno para que en unión de la república de Colombia emprenda una expedición militar con objeto de secundar los esfuerzos de los habitantes de Cuba en la consumación de su independencia.

2-   En caso de que la causa de la libertad triunfe en Cuba, el Gobierno está obligado a procurar por todos los medios que se establezca en ella la representación nacional con las mismas bases y derechos del pueblo que en las nuevas Repúblicas americanas.

La filial de la Glan en Cuba fue de un hermetismo tan inflexible como impenetrable, y hasta hoy se desconoce quién fue su líder, aunque algunos historiadores piensan que tal responsabilidad recayó sobre el afamado abogado Manuel Rojas, pero de cierto nada se sabe.

Luego de conocer un poco sobre las características de la sociedad a la que perteneció Gaspar Mateo Acosta, queda claro que aquel habanero fino, de formación intelectual europea ֫—aunque no tengo información de en qué universidades del Viejo Mundo hizo estudios; aquel intelectual apasionado por la cultura griega, aquel erudito, aquel humanista, que no muchos como él hemos tenido, fue un conspirador de acendrado amor por Cuba, quien no vaciló en arriesgar su vida, y también probablemente su fortuna, por la causa de nuestra independencia de España.

Aunque carezco de datos sobre las circunstancias de su muerte, ocurrida en 1862 en La Habana, su nombre no figura entre los miembros cubanos de la Glan ajusticiados por las autoridades españolas con posterioridad a que los Estados Unidos denunciaran al capitán general, don Dionisio Vives, la existencia de la conspiración en suelo cubano, que a esas alturas ya implicaba la preparación una alianza mexicano-colombiana con Haití para la liberación de la isla, posibilidad que el vecino norteño no estaba dispuesto a permitir por el peligro que entrañaba para el Sur esclavista de los Estados Unidos.

Lamento no poder arrojar más luz sobre la vida de este cubano ejemplar tan injustamente olvidado, pero al parecer su actividad conspirativa, y quizá también su propia personalidad, hicieron que mantuviera en vida un perfil tan bajo que casi no han quedado huellas de su existencia. (Gina Picart Baluja)



[1] Dominique Soucy, profesora titular de Historia Latinoamericana en la Universidad del Franco Condado (Besançon), no es una desconocida en el ámbito del cubanismo francés, tal y como demuestran sus numerosos artículos e intervenciones en publicaciones y coloquios internacionales. Su primer libro fue Masonería y nación. Redes masónicas y políticas en la construcción identitaria cubana (1811-

1902), Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife, España.

[2] “En torno a las Antillas Hispánicas. Ensayos en homenaje al profesor Paul Estrade, Revista Tebeto, Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura  (Islas Canarias), Anexo V, Puerto del Rosario, 2003, 241-256

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